Estonia

La coalición gobernante en Estonia aguanta en el poder tras las elecciones

Electores en Parnu
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El Partido Reformista del primer ministro estonio, Taavi Roivas, y sus socios de gobierno socialdemócratas cedieron posiciones en las elecciones parlamentarias de hoy, aunque buscarán el apoyo de una tercera fuerza para mantenerse en el poder.

Con la totalidad de los votos escrutados, el liberal Partido Reformista obtendría 30 de los 101 escaños (27,7 % de los votos) del Riigikogu (cámara baja estonia), tres menos que en la legislatura 2011-2015, indicó la Comisión Electoral Nacional.

El Partido Socialdemócrata, a su vez, obtuvo 15 asientos (15,2 % de los votos) en el parlamento estonio, cuatro menos que en la actualidad. informa Efe

“Tengo un anuncio importante: el Partido Reformista ha ganado las elecciones de 2015”, aseguró poco antes de la medianoche local Roivas, que agradeció su apoyo a los votantes y a todos los candidatos de su partido, liberal en lo económico, proeuropeo y pro-OTAN.

El primer ministro estonio agregó que descarta negociar con la principal fuerza de la oposición, el Partido Centrista, por lo que la única fórmula viable parece un tripartito para dotar de estabilidad al Ejecutivo en Tallín.

Por su parte, el Partido Centrista, un bloque de centro-izquierda liderado por Edgar Savisaar, un veterano de la lucha estonia por la independencia en la década de los 80 del siglo pasado y exmiembro del Partido Comunista, obtuvo 27 escaños -uno más que en las pasadas elecciones- (24,8 % de los votos).

Saavisar parece haber cosechado nuevos votos entre los rusohablantes, especialmente en la capital estonia, en donde en uno de sus suburbios ha obtenido un 40 % de las papeletas, según las estadísticas oficiales de este país de 1,3 millones de habitantes.

Durante la campaña se ha apuntado como crítica -en un país cada vez más preocupado por la crisis de Ucrania y la posición de Moscú- que Savisaar mantiene lazos con Rusia Unida, la formación política del presidente ruso, Vladímir Putin.

Ciertos sectores de la sociedad estonia han mostrado su descontento porque el único partido cercano a Rusia haya mejorado sus resultados con respecto a los anteriores comicios y resulte el segundo más votado en el mismo día en el que decenas de miles de personas se manifestaron en Moscú por el asesinato del opositor ruso Boris Nemtsov.

El gran perdedor de estas elecciones es el partido nacionalista y conservador Pro Patria y Res Publica (IRL), que cede nueve asientos y se queda con 14.

Tres formaciones menores han accedido también al Riigikogu al superar la barrera del 5 % de los votos, entre las que Roivas podría encontrar a su nuevo aliado.

La participación electoral fue la más elevada desde las elecciones nacionales de 1995 y el 63,7 % de los estonios con derecho a votar acudieron a las urnas.

De ellos, unos 170.000, el 19,6 %, votaron a través de internet entre el 19 y el 25 de este mes, y otros 120.000 votaron por adelantado por correo, según la televisión pública estonia.

Juri Estam, comentarista político estonio, consideró factible en declaraciones a Efe un tripartito con el Partido Reformista a la cabeza, los socialdemócratas como principal apoyo y, como tercer pilar, o bien el Partido Liberal o el conservador Partido Popular de Estonia.

La campaña electoral en Estonia se ha centrado principalmente en asuntos de la economía nacional, especialmente en el modo de articular una reforma fiscal que beneficie a las clases bajas.

Los principales partidos de Estonia, uno de los pocos países de la OTAN que dedica a defensa el 2 % de su producto interior bruto (PIB), han mostrado un amplio consenso en materia de defensa y política de seguridad, tratando de aplacar los temores de gran parte de la población ante la actitud ofensiva del Kremlin.

Estonia, Letonia y Lituania recuperaron su independencia tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.

Los tres países bálticos se independizaron en 1918 del Imperio ruso, pero fueron ocupados por el Ejército Rojo en 1940 y, entre 1941 y 1945, por las tropas nazis, para caer bajo el dominio soviético al finalizar la II Guerra Mundial. Efe