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El aliento democrático de Birmania

La nobel de la paz y líder opositora, Aung San Suu Kyi, y su Liga Nacional para la Democracia (NLD, sigla en inglés) encabezan hoy con claridad los resultados preliminares oficiales de las elecciones celebradas en Birmania.

La candidata Aung San Suu Kyi saluda a sus seguidores después de votar ayer en la ciudad de Kawhmu
La candidata Aung San Suu Kyi saluda a sus seguidores después de votar ayer en la ciudad de Kawhmularazon

La nobel de la paz y líder opositora, Aung San Suu Kyi, y su Liga Nacional para la Democracia (NLD, sigla en inglés) encabezan hoy con claridad los resultados preliminares oficiales de las elecciones celebradas en Birmania.

La nobel de la paz y líder opositora, Aung San Suu Kyi, y su Liga Nacional para la Democracia (NLD, sigla en inglés) encabezan hoy con claridad los resultados preliminares oficiales de las elecciones celebradas en Birmania.

Birmania vivió una histórica jornada con sus primeras elecciones democráticas en 25 años, marcada por el júbilo de millones de ciudadanos que acudieron a las urnas por primera vez en una día que transcurrió de forma pacífica. Alrededor del 80 por ciento de los 30 millones de votantes llamados a las urnas ejercieron su derecho al voto, dato que aportó el subdirector de la Comisión Electoral, Thant Zin Aung, a la agencia Afp. Los electores tuvieron que soportar largas colas a lo largo de todo el día, que se vivió en un clima de tranquilidad en el que no se registró ningún incidente violento. «Por lo general ha sido un proceso ordenado pero no exento de fallos. Tendremos que tener los datos de otras partes del país para saber si este comportamiento es representativo», dijo en Rangún el jefe de la misión de observadores de la Unión Europea, Alexander Lambsdorff, según recogió el canal televisivo Channel News.

Pese a los temores de que la imparcialidad podría gobernar el proceso electoral, los primeros indicios ofrecidos por observadores internacionales apuntan a que la mayoría de los votantes convocados pudieron ejercer su voto con relativa libertad. «De las decenas de personas con las que hemos hablado, todo el mundo siente que han sido capaces de votar por quien ellos querían en un clima de seguridad», dijo Durudee Sirichanya, observador internacional de la Secretaría de la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), según la agencia Reuters. A pesar del clima de tranquilidad, varias ONG como Human Rights Watch han aprovechado los comicios para denunciar la situación de la minoría musulmana de la etnia rohinyá, que fue privada de su derecho al voto por las autoridades birmanas el pasado mes de febrero. Los comicios tampoco han sido celebrados en algunos municipios afectados por conflictos entre algunos grupos étnicos, como los kachin o los shan. Más de 10.000 observadores electorales de dentro y fuera de país fueron testigos de la histórica jornada.

Después de cinco décadas de gobierno militar y tras una serie de elecciones amañadas y canceladas, los ciudadanos birmanos fueron partícipes ayer de lo que muchos describieron como las primeras elecciones auténticamente democráticas, en las que la voluntad del pueblo podría marcar el futuro político de la nación. Aunque los resultados no se darán a conocer oficialmente hasta dentro de unos días, y a falta de sondeos de intención de voto a pie de urna, los pronósticos dan como ganadora a la Liga Nacional para la Democracia (LND), dirigida por la líder de la oposición y premio Nobel de la Paz Aung Sang Suu Kyi. Cualquiera que sea el resultado, el presidente de Birmania, Thein Sein, aspirante por el Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP), prometió respetar la voluntad de las urnas. «Aceptaremos el deseo de los votantes, cualquiera que éste sea (...) Lo más importante para el país es que haya estabilidad y desarrollo», dijo el mandatario a la salida del centro electoral de Naipyidó, al que acudió a votar acompañado de su esposa. Thein Sein fue el primer ministro de la última Junta Militar y, desde 2011, encabeza un Gobierno civil que ha llevado a cabo reformas políticas, económicas y sociales destinadas a implantar una «democracia disciplinada» en el país.

En total, 90 fuerzas políticas optan por tener presencia en el Parlamento, entre ellas muchos grupos étnicos minoritarios que pueden desempeñar un papel clave en el proceso postelectoral, que no culminará hasta el próximo mes de marzo. El 25 por ciento de los escaños del Parlamento están reservados para los militares, lo que significa que cualquier fuerza opositora, incluida la LND, debería ganar dos tercios de los votos para asegurarse una mayoría simple en la Cámara.

Este nuevo Parlamento será el encargado de elegir al presidente del país en una votación a principios del próximo año. Tanto los medios de comunicación como analistas y observadores internacionales auguran unas semanas de negociaciones y pactos ocultos entre los miembros del parlamento para nombrar al jefe del Gobierno. Además, aún está por ver cómo serán recibidos los resultados por parte del gobierno militar, que aún conserva las riendas del poder. Los más escépticos temen que los militares se muestren reacios a entregar el Gobierno si el candidato elegido no es de su cuerda, como ya ocurriera en las elecciones de 1990, en las que la victoria de la LND, liderada por Suu Kyi, fue ignorada por el Gobierno, cancelando los resultados y poniendo en arresto domicilio a la líder opositora durante 15 años. De salir victoriosa la LND, Suu Kyi deberá conformarse con convertirse en presidenta en la sombra, ya que una cláusula en la Constitución birmana veta a cualquier candidato cuyos hijos o esposo tengan pasaporte extranjero, requisito que no cumple la Nobel de la Paz, viuda de un británico.

Con o sin presencia en la sombra, el nombre de Suu Kyi, considerado por muchos como un símbolo democrático, es también cuestionado entre las altas élites del país por su estilo de gestión dominante y su falta de experiencia. No obstante, Suu Kyi lo tiene claro: si su partido gana, ella tomará las riendas del gobierno y estará «por encima del presidente», según afirmó días antes de los comicios.