Política

Berna

Los europeos que no quiere Suiza

La Razón
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Hace una semana los suizos dejaron claro que no quieren más inmigrantes europeos. El Gobierno de Suiza, contrario a la medida impulsada por la extrema derecha, tendrá ahora que limitar el número de extranjeros e incluso la libre circulación de personas con los países de la UE. El "sí"del referéndum sorprende, sobre todo teniendo en cuenta que en la boyante industria farmacéutica suiza, el 45% de sus trabajadores son extranjeros. ¿Puede Suiza hacer frente a esta nueva ley y dejar de depender de la mano de obra europea?

PORTUGAL

Joao de Almeida. Científico e investigador

Lleva cuatro años trabajando para la Universidad de Lausanne en el departamento de investigación. Una eminencia en el campo de la tuberculosis, le ha extrañado la decisión de los suizos, pues la gran mayoría de sus compañeros investigadores son extranjeros y además la economía suiza va genial y prácticamente tienen pleno empleo. Lo cierto es que el portugués nunca ha tenido ningún problema tipo racista. Como muestra de lo que ocurre en Suiza, Almeida señala que "ha sido en los pequeños pueblos de los cantones alemanes y en el fronterizo con Italia dónde se ha votado por el "sí", sin embargo en las grandes urbes, más acostumbradas a los inmigrantes, no ha tenido tanto apoyo popular".

AUSTRIA

Tomas Leisser. Médico radiólogo

El joven Leisser lleva desde 2011 trabajando como médico residente en el departamento de Radiología en un hospital de Berna. Reconoce que en los centros médicos suizos, la mayoría del personal es extranjero. "En departamentos más famosos como el de cirugía igual son 50% de suizos, 50% de foráneos, pero en el mío la cifra asciende al 70 % de extranjeros". Leisser compara su país, Austria, con Suiza. "Me sorprende que, con un número de habitantes muy similar, de las facultades de medicina austriacas salen unas 11.300 personas al año y en Suiza no llegan a los 700. Es decir, no tienen doctores suficientes". Leisser ha notado que cuando le escuchan hablar alemán pero dice que es austriaco, los suizos son más agradables con él.

ALEMANIA

Alexander Palm. Lic. Economía y MBA

«Sí, es cierto que a los alemanes nos tienen algo de manía», confiesa este berlinés que lleva ya casi dos años en Zurich trabajando para una multinacional. Pero Palm, en parte lo entiende. «Los extranjeros significamos el 23,3% de la población, es muchísimo para un país tan pequeño». Además, destaca que tiene amigos viviendo en la frontera alemana pero trabajando allí. Sólo en Zúrich, son 8.000 los germanos que van y vienen en el día. Una cifra que en todo el país ronda los 600.000. Suiza se puede permitir ser tan elitista con sus inmigrantes, ya sumamente preparados, señala Palm, «a partir de ahora el casting será todavía más duro».

FRANCIA

Sophie Pernier. Científica con dos posgrados

A sus 40 años, esta es la segunda etapa que pasa en Suiza. Vive en Lausanne donde anteriormente trabajó de 2007 a 2011. "El mundo académico y científico es muy internacional. En mi anterior puesto en un laboratorio, sólo la secretaria era Suiza". Ahora trabaja en una empresa que prepara antibióticos y contratos farmacéuticos en la que todos los puestos técnicos los ocupan extranjeros, la mayoría, de hecho, europeos. Remarca que ella nunca ha visto ningún atisbo de racismo contra ella. Hay unos 140.000 franceses viviendo en Suiza y unos 145.000 "frontaleros". Los suizos «temen que las empresas ofrezcan contratos más bajos a los inmigrantes, acostrumbrados a unas cifras más pequeñas en sus países de origen y que por tanto se los favorezca. No son los urbanitas ni las clases altas los preocupados, sino los suizos que no se pueden permitir una vivienda».

ESPAÑA

Enrique García. Enfermero

A este enfermero español no le ha sorprendido el 50,3% de personas a favor del reférendum, se esperaba una diferencia mayor. "No se ha hecho con tintes racistas ni xenófobos, simplemente protegen al país de la masificación no productiva". García Fernández vive en el cantón Schwyz, en la zona alemana, y se ha traído a su mujer y a su hijo de 4 años. La adaptación ha sido complicada, pero ahora mismo no se ve en otro sitio que no sea allí. Por lo que ha oído, "las principales quejas de los suizos son el aumento del precio de la vivienda y los contratos a "la baja"por la gente que viene necesitada de empleo".