Política

Río de Janeiro

Los moderados ganan a los radicales en el cara a cara brasileño

Ocho de los trece candidatos a la presidencia de Brasil, en el penúltimo debate del domingo por la noche
Ocho de los trece candidatos a la presidencia de Brasil, en el penúltimo debate del domingo por la nochelarazon

El laborista Ciro Gomes, el conservador Geraldo Alckmin, la ecologista Marina Silva y el ex ministro de Hacienda Henrique Meirelles protagonizaron las mejores intervenciones en el debate televisivo que reunió en un mismo plató a ocho de los trece candidatos a la presidencia de Brasil, con la excepción de Jair Bolsonaro, aún convaleciente en su domicilio tras la puñalada que sufrió en Minas Gerais. La Prensa brasileña coincidía ayer en el buen tono de las intervenciones de los candidatos moderados, que pese a ganar claramente el debate, siguen por detrás de Bolsonaro y Fernando Haddad en las encuestas, éste último muy por debajo en sus intervenciones de lo que se esperaba de él. Bolsonaro y Haddad recibieron las mayores críticas, centradas en el autoritarismo del ex capitán ultra, y en la corrupción e ineficacia del lulismo.

Particularmente buen tono tuvieron las intervenciones de Alckmin, gobernador de Sao Paulo, y de Silva, única mujer en el debate, que desacreditó a Lula y su delfín por llevar sobre sus espaldas «la cruz de la corrupción». Alckmin, que no acaba de subir en los sondeos, hizo una intervención muy razonada y dijo con contundencia que la recuperación económica de Brasil está en peligro porque ni Bolsonaro ni Haddad ofrecen confianza a los mercados, lo que hará que se dispare el desempleo y se impida la recuperación. «La mitad no quiere ni a uno, ni el otro», dijo Alckmin. «Voy a trabajar para unir Brasil. Los radicalismos pueden aumentar el desempleo y dificultar la retomada del crecimiento brasileño». Todos los candidatos criticaron a Bolsonaro por sus declaraciones subrayando que «no aceptará el resultado» si no gana. Gomes señaló que el militar pretende asustar a los ciudadanos y Silva añadió que es el comentario propio de alguien que no cree en la democracia. El discurso más duro y subido de tono lo protagonizó el izquierdista Boulos, que directamente aseveró que a lo que realmente aspira Bolsonaro es a ser «un dictador». El ex ministro Meirelles apostilló que el ex capitán no sería presidente «en ningún país democrático».

Bolsonaro rectificó ayer sus declaraciones a «O Globo» aclarando que lo que quiso decir es que «no puedo hacer nada» en caso de una eventual derrota, y que desde luego no llamará a Haddad para felicitarle. La intervención del lulista, segundo en los sondeos con un 22% de apoyos, fue algo decepcionante, y desde luego estuvo por debajo de lo que se esperaba de él. Sus rivales dijeron que su partido lleva 14 años de Gobierno y 14 de corrupción. Protagonizó enfrentamientos directos con Gomes, con quien disputa el segundo puesto y es su principal adversario en la izquierda, pero en ningún momento dio la sensación de superarlo en locuacidad y oratoria. Haddad parece un candidato en exceso académico y frío. Se defendió como pudo de las críticas, pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo con nadie y evitando polémicas. Eso sí, manifestó con contundencia que «Lula ha sido el mayor estadista de la historia». Ayer se supo también que Haddad ha vuelto a visitar por cuarta vez a Lula en la cárcel de Curitiba.

Bolsonaro prosigue su recuperación en Río de Janeiro, y no se descarta que pueda participar en el último debate antes de las elecciones del domingo.