Guerra en Ucrania

Lula ofrece en China una mediación internacional en la guerra de Ucrania

El presidente busca reposicionar a Brasil en la escena internacional tras la era de Bolsonaro

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da SilvaROBERTA ALINE / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTOROBERTA ALINE / ZUMA PRESS / CON

A la segunda va la vencida. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó el martes a Pekín para iniciar su esperada visita oficial a China, en la que planteará a su homólogo chino, Xi Jinping, una mediación internacional para poner fin a la guerra de Ucrania.

Lula, de 77 años, tenía agendado este viaje entre el 25 y el 30 de marzo, y por eso no asistió a la Cumbre Iberoamericana de República Dominicana, pero una inoportuna neumonía le obligó a posponer un viaje que la diplomacia brasileña se ha esforzado en presentar como la escenificación del retorno del gigante sudamericano a la escena global después de los años de aislamiento de la presidencia de Jair Bolsonaro.

En el centro de la agenda estará el conflicto entre Rusia y Ucrania. Pekín se ha convertido en las últimas semanas en el foco de una gran actividad diplomática al más alto nivel en busca de una salida a la guerra. Por allí ha pasado el presidente español, Pedro Sánchez, y el francés Emmanuel Macron. Ahora le toca el turno a Lula, que llega con su propia propuesta, explicada en la víspera del viaje por su ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira.

Vieira aseguró que Lula discutiría con Xi su idea de una mediación de varios países, en la que Brasil jugaría un papel activo, para apagar el incendio ucraniano. El ministro prometió que para cuando Lula regrese a Brasilia ya estaría listo el grupo de países que participarían en la mediación.

Lula busca así devolver a Brasil al alto perfil internacional que tuvo durante su primer mandato, en el que su país actuó como el más activo agente diplomático sudamericano y tuvo una activa participación en las negociaciones que desembocaron en un acuerdo internacional liderado por Estados Unidos para el control del programa nuclear iraní.

Sin embargo, la posición brasileña respecto a Ucrania no ha estado exenta de polémica. Lula fue objeto de críticas cuando declaró que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, era “tan responsable” de la guerra como el líder ruso, Vladímir Putin. También, cuando en un cuestionado ejercicio de equidistancia, declaró que Putin “no puede mantener el territorio ucraniano”, pero a la vez que Zelensky “no puede quererlo todo”.

Aunque lo que causó verdadera indignación en Kiev fueron sus comentarios insinuando que Ucrania debería renunciar a su aspiración de recuperar Crimea, la península anexionada por la fuerza por Rusia en 2014.

“No hay una razón legal, política o moral por la que Ucrania deba ceder siquiera un centímetro de su tierra”, replicó el ministro ucraniano de Exteriores, Oleg Nikolenko.

Posturas como la esbozada por Lula son muy bien acogidas en Pekín, inmersa en un esfuerzo diplomático por presentar un liderazgo alternativo al de Estados Unidos y buscar una salida al conflicto que lo descontente a su aliado ruso.

Xi presentó durante su visita a Moscú una propuesta de paz para Ucrania de doce puntos y está lógicamente ávido de encontrar apoyos para sus tesis de la necesidad de construir un nuevo orden multipolar en el que Estados Unidos y Occidente no lleven la voz cantante.

Pekín ya se anotó un tanto en este sentido hace pocas semanas, cuando medió entre Arabia Saudí e Irán y logró que ambas restablecieran sus relaciones diplomáticas después de años rotas.

El de China será el tercer viaje al exterior de Lula desde que recuperó la presidencia el pasado 1 de enero. Antes visitó la vecina Argentina y Estados Unidos.

El otro eje de la visita será el comercio. Lula está decidido a relanzar el papel de Brasil como actor económico y político regional. Brasil es el mayor mercado sudamericano y ha sido durante años el mayor receptor de las ingentes inversiones chinas en la región.

Lula quiere mantener esa relación preferencial en un momento en que la economía china parece sumida en una transformación de consecuencias difíciles de predecir.

Pekín está interesado en seguir introduciendo su cuña contra Estados Unidos en el antaño patio trasero latinoamericano y hace pocas semanas organizó un foro para empresarios brasileños del que surgió una iniciativa para que el comercio entre China y Brasil tenga el real y el yuan como monedas de uso en lugar del dólar.

El cariz comercial del viaje de Lula quedará también de manifiesto con su parada en Shangái donde presumiblemente se reunirá con su aliada Dilma Rousseff, quien le sucedió en la presidencia en 2011, y acaba de estrenarse al frente del Nuevo Banco de Desarrollo, la entidad encargada de promover las inversiones en el bloque formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, también conocido como BRICS.