
Magreb
La primera visita de Macron a Marruecos en seis años sella el fin de la crisis bilateral
Alfombra roja para el presidente francés en Rabat tras su apoyo este verano a la propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental

Casi seis años después de la última vez, con recibimiento del rey Mohammed VI a pie de pista aeroportuaria y una ciudad engalanada con banderas nacionales y tricolores por doquier, el presidente francés Emmanuel Macron inició en la tarde de ayer en Rabat una visita oficial de tres días y cargada de actos que escenificará el fin definitivo de la larga crisis bilateral con Marruecos.
Una reconciliación que no habría sido posible sin el nítido apoyo, expresado el pasado mes de julio en una carta -de la misma forma que Pedro Sánchez más de dos años atrás-, del mandatario francés al plan de autonomía propuesto por las autoridades marroquíes para solucionar el problema de la soberanía del Sáhara Occidental, piedra de toque y eje de la política exterior del país magrebí. Pero los objetivos de Francia no son menos prometedores: “marcar una nueva ambición para los próximos 30 años”, ha dicho el Elíseo.
Tras su llegada al aeropuerto internacional de Rabat -pasadas las cinco de la tarde-, Mohamed VI y Macron recorrieron en descapotable el centro de Rabat -engalanadas con un buen número de banderas nacionales y tricolores- acompañados por un abundante público. Después, el rey de Marruecos -con apariencia frágil y apoyado en un bastón- y el presidente de la República francesa se dirigieron, en compañía de otros miembros de la familia real -empezando por el príncipe Mulay Hasan, de 21 años y sucesor del actual monarca- y la esposa del mandatario galo Brigitte Macron, al Palacio Real de Rabat. La jornada concluyó con la firma, en presencia de ambos jefes de Estado, de varios acuerdos bilaterales en distintos ámbitos en la residencia de los huéspedes reales.
Hoy martes el presidente Macron -que llega acompañado por nueve ministros y una amplia representación de la vida económica, más de medio centenar de empresas, y cultural de su país- se reunirá con el jefe del gabinete Aziz Akhannouch y con los presidentes de las dos cámaras del Parlamento antes de dirigirse a los diputados en la tribuna de la Cámara de Representantes. Además, el matrimonio Macron visitará hoy, como suele ser preceptivo, el Mausoleo Mohamed V de la capital marroquí. El presidente francés depositará una ofrenda floral sobre las tumbas de Mohamed V y Hasan II, los dos reyes del Marruecos independiente. Posteriormente, el presidente galo acudirá a un encuentro empresarial bilateral, que cerrará con un discurso, en la sede de la Universidad Internacional de Rabat. Mañana, Macron cerrará la visita con un encuentro sobre seguridad alimentaria en África y pronunciará un discurso ante la comunidad francesa en la residencia del embajador de su país.
Y si la visita, que concluirá mañana, tiene un marcado carácter diplomático -y simbólico-, no menos importante es su vertiente económica. El país magrebí prepara un auténtico zafarrancho de obras públicas en la cuenta atrás, menos de seis años ya, para la celebración del Mundial de fútbol 2030, y espera, en una economía que trata de consolidar el crecimiento tras la depresión provocada por la pandemia del covid-19, la inversión de sus principales socios, empezando por Francia. No en vano, está prevista la firma de varios acuerdos en materia de defensa, energías renovables, agua o seguridad, algunos de ellos muy importantes. Y los que vendrán en los próximos meses y años.
Casi seis años, mediados de noviembre de 2018, en suma, ha tenido que esperar Macron -ambos países celebraron el año siguiente una Reunión de Alto Nivel en París- para volver a pisar uno de los países que mantienen históricamente lazos más estrechos con Francia en la región y el mundo y sellar el fin de una crisis que había comenzado en el invierno de 2021 y solo concluyó hace unos pocos meses.
El momento álgido del desencuentro se produciría a partir del verano de 2021 al trascender en el mes de julio de aquel año la información -gracias a un consorcio internacional de medios entre los que se encontraba Le "Monde" o Radio France- de que Marruecos había espiado miles de teléfonos en Francia -incluido el del propio Emmanuel Macron- con un programa de fabricación israelí, Pegasus (una información que Rabat negaría tajantemente). El mandatario galo respondería semanas después rebajando a la mitad la concesión de visados a ciudadanos marroquíes.
Aunque los rumores se hicieron cada vez más fuertes durante la pasada primavera, el 30 de julio Palacio Real marroquí hacía pública una misiva del presidente Macron a Mohamed VI en la que este calificaba el plan de autonomía de Rabat para el Sáhara Occidental como “la única base de solución” del conflicto. De esta manera, Francia se alineaba de manera nítida con las posiciones de Rabat siguiendo la estela de España -en marzo de 2022 el presidente del Gobierno Pedro Sánchez había enviado al monarca alauita una misiva semejante a la de Macron-, Alemania y Estados Unidos.
Para Francia, el apoyo a la propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí para el Sáhara Occidental está teniendo un importante coste en sus relaciones con Argelia, que es el principal patrocinador principal del Frente Polisario y partidario de la celebración de un referéndum -posición oficial de Naciones Unidas- entre la población de la que fuera colonia española hasta 1975.
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