Francofonía
Macron concluye su decimoctava visita a África
El mandatario galo persigue un restablecimiento de las malogradas relaciones franco-africanas
Emmanuel Macron concluye hoy una gira africana que le ha llevado a visitar Gabón, República del Congo, Angola y República Democrática del Congo entre el 2 y el 5 de marzo. Esta ha sido la decimoctava visita del dirigente galo a África desde 2017, año en que asumió la presidencia, unas visitas que han aumentado de forma proporcional a la ofensiva diplomática liderada por Rusia y a la pérdida de influencia francesa en sus antiguas colonias. Recordemos que sólo en los últimos doce meses, la política antifrancesa de varios gobiernos africanos ha forzado a los galos a replegar sus efectivos militares de Mali, República Centroafricana y Burkina Faso.
Macron quiso dejar claro su mensaje en su primera parada, en Gabón, donde fue recibido por una multitud de manifestantes que rechazaban su presencia allí. Este jueves declaró solemnemente en Libreville que “la Françafrique ha terminado” y reiteró su reciente intención de reducir drásticamente la presencia militar francesa en el continente. En su opinión, Francia es “un interlocutor imparcial que habla a todos en África y no tiene el papel de interferir en los asuntos internos de los países del continente”. Su primer discurso no estuvo libre de críticas en las redes sociales, cuando dijo que “Francia no está para arreglar los problemas de África”, un comentario que llevó a más de uno a preguntarse si Francia no es precisamente uno de los problemas de África.
Sacar un pie del charco para meterlo en otro
La oposición del gobierno de Gabón acusó igualmente a Macron de practicar el intervencionismo con su visita, realizada tan sólo seis meses antes de las elecciones presidenciales, ya que podría interpretarse como una forma de apoyo al partido que sostiene actualmente el poder. Macron intenta parecer imparcial, no cabe duda, se esfuerza, lo declara, repliega tropas, pero no parece convencer a nadie. La dependencia a la economía francesa del franco CFA, una moneda que utilizan ocho países africanos, evidencia en opinión de los panafricanistas un ejemplo determinante de cómo París sigue con el lazo echado sobre sus antiguas colonias. Igualmente se mantiene la presencia militar francesa en Costa de Marfil, etc.
En República Democrática del Congo, antigua colonia Belga, Macron también fue recibido por manifestantes que portaban la enseña rusa y que exigían la inmediata desvinculación entre Macron y el gobierno de Félix Tshisekedi. Los ciudadanos congoleños critican a Francia, y a Occidente en general, por el apoyo económico prestado a Ruanda a lo largo de las últimas décadas, especialmente desde que la ONU demostró que Ruanda financia a la guerrilla del M23 que opera en el este de RDC. Acusan a Occidente de esto, pero también de hacer la vista gorda ante las políticas belicistas del presidente ruandés. Todo ello ha dejado abierta la posibilidad de que República Democrática del Congo imite el ejemplo de otros países africanos, acercando posturas con Rusia en detrimento de Europa. De hecho, hace tres meses que se piensa que un pequeño contingente del grupo Wagner forma parte de una misión de asesoría del ejército congoleño en el este del país, después de que testigos sobre el terreno hayan confirmado la presencia de mercenarios blancos en la ciudad de Goma.
En su discurso en Kinsasa, Macron despertó la ira de no pocos congoleños al decir que "desde 1994, no habéis sido capaces de restaurar la soberanía económica, securitaria y administrativa en vuestro país. Es una realidad. No hace falta que busquéis culpables fuera". Tratándose RDC de un país que sufrió la conocida como "Primera Guerra Mundial Africana" a raíz de la codicia global que despiertan sus recursos, una nación cuyo primer presidente fue asesinado por los servicios secretos belgas y estadounidenses y asolado por el yihadismo y las guerrillas procedentes de países vecinos, una ex colonia donde casi diez millones de personas fueron asesinadas durante la administración de Leopoldo I... decir que los problemas del Congo se deben exclusivamente a quienes viven allí podría sonar poco serio. En cuanto a la visita de Macron a Angola, que fue colonia portuguesa, a nadie le ha pasado por alto que la petrolera francesa TotalEnergies forma parte de la industria petrolera angoleña desde antes incluso de su independencia. Sólo en 2022, la compañía invirtió 3.000 millones de dólares para exploraciones petrolíferas en el país.
La Francofonía
La Francofonía, muy vinculada con la Françafrique,se trata de una organización internacional fundada en 1970 y centrada principalmente en el uso común de la lengua francesa, pero sus actividades también se dirigen a la difusión de la cultura, la educación y la democracia en cada uno de los cuarenta y nueve países asociados, la mayoría de ellos africanos. Muchos interpretan la Francofonía como una suerte de neocolonialismo ideado para mantener los intereses galos en sus antiguos territorios. Por otro lado, se critica desde hace décadas que la Francofonía dificulta la integración de terceras lenguas (como es el wolof en Senegal o el bambara en Mali) en los organismos estatales de las antiguas colonias, en teoría independizadas.
Thomas Sankara, ex presidente burkinés y símbolo del panafricanismo desde su asesinato en 1987, declaró en la primera cumbre de la Francofonía celebrada en París que “la lengua francesa fue para nosotros ante todo la lengua del colonizador, el vehículo cultural e ideológico por excelencia de la dominación extranjera e imperialista”, y fue más allá al indicar que para ellos el francés no era otra cosa que la lengua mediante la cual contactaban con otros pueblos afectados por Francia, para colaborar entre ellos a la hora de derrotar al colonizador: “Es a través de la lengua francesa que comulgamos con la lucha del pueblo vietnamita y logramos comprender mejor el grito del pueblo caledonio”. Emmanuel Macron ha mencionado el fin de la Françafrique, aunque no se prevé que la Francofonía como tal vaya a suprimirse en un futuro cercano. Ha prometido hacerse a un lado, redoblando sus visitas a África; ha declarado una retirada de tropas después de ser expulsado de los tres países donde estaba desplegado un mayor número de militares franceses.
Pero los resultados no están siendo los deseados. La rabia del africano es profunda. Ya dijo Ortega y Gasset en lo referente a la relación entre Castilla y Cataluña que “el hombre condenado a vivir con una mujer a quien no ama siente las caricias de ésta como un irritante roce de cadenas”. De una forma similar sienten muchos africanos las caricias francesas, cuyo tacto resuena con el eco de las cadenas de un pasado todavía cercano para muchos. Es una actitud que quedó reflejada en las declaraciones del actual líder burkinés, Ibrahim Traoré, durante el pasado 3 de febrero, cuando afirmó en un acto público tras la expulsión de las tropas francesas de su país que “como ellos [los franceses] han dicho, nuestra soberanía es cosa nuestra, y eso es lo que estamos expresando a través de la denuncia de este acuerdo [militar]”.
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