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Inestabilidad

Macron se prepara para otra grave crisis política en Francia

Bayrou comienza hoy los contactos con los partidos en busca de apoyo a la moción de confianza a la que se somete el 8 de septiembre

Emmanuel Macron, junto al primer ministro francés, François Bayrou ASSOCIATED PRESSAP

Desde el palacio de Matignon al del Elíseo apenas hay un paseo de diez minutos cruzando el Sena pasando por la Asamblea Nacional. Un trayecto corto que atraviesa los tres escenarios de poder donde se va a decidir el futuro político de Francia en los próximos días en un inicio de curso explosivo que nadie sabe cómo puede acabar. La secuencia de esta travesía arrancará este lunes día 1 cuando François Bayrou reciba a los representantes de los diferentes grupos parlamentarios en Matignon para convencerles de que voten a favor de la moción de confianza que se votará en la Asamblea una semana más tarde, el lunes 8 de septiembre. Si la oposición, tanto de izquierda como de ultraderecha, hace lo que ha dicho hasta ahora, el gobierno caerá y la pelota pasará hasta el Elíseo donde Macron tendrá sobre la mesa dos opciones: nombrar a un nuevo primer ministro o disolver la Asamblea y convocar nuevas elecciones legislativas. Esta es en resumen la secuencia eléctrica que Francia se prepara para vivir en los próximos días y ninguno de los escenarios está exento de riesgos. Lo que no está sobre la mesa es la dimisión del propio presidente, como piden voces de los extremos políticos. Ejercerá “el mandato hasta su término” dijo Macron el pasado viernes en Toulon tras la cumbre francoalemana con el canciller Merz.

De momento, ya hay una parte de la izquierda, con Mélenchon a la cabeza que han rechazado acudir a la rueda de consultas que Bayrou inicia el lunes por la mañana. Pero no toda la izquierda ha respondido igual. Los socialistas, salvadores de Bayrou en anteriores ocasiones, prefieren mostrar un tono constructivo en estos momentos cruciales: proponen a Macron un primer ministro de recambio que salga de sus filas y un “contrapresupuesto” que se consolide como alternativa al presentado por el actual primer ministro para recortar 44.000 millones de gasto.

Macron ha afirmado en las últimas horas que Bayrou –con su arriesgada jugada- tiene “todo su apoyo” y ha reiterado que quiere evitar disolver el parlamento nuevamente, pero también ha sugerido que “no lo descarta”. Más allá han ido algunos miembros de su gobierno. “Nadie lo quiere, pero es inevitable” ha dicho uno bajo condición de anonimato a la agencia France Presse. El escenario de repetición electoral es la nueva opción con la que ahora sí cuenta el presidente a diferencia de cuando cayó el exprimer ministro Michel Barnier, en diciembre del año pasado, por una moción de censura tras el decreto con el que intentó aprobar los presupuestos. El riesgo de convocar a las urnas es que todo siga igual. La demoscopia vuelve a proyectar de nuevo una Asamblea dividida en tres bloques (izquierda, centro liberal y ultraderecha) que arrastraría los mismos problemas con la consecuente pérdida de tiempo y de recursos en la organización electoral. No parece fácil encontrar una salida y los mercados avisan a Francia con el encarecimiento de la deuda en los últimos días y la caída en Bolsa. Los empresarios han alertado también del riesgo para la economía si cae el Gobierno. El presidente de la patronal Movimiento de las Empresas de Francia, Patrick Martin, ha señalado que “añadir caos al caos no arreglará nada”. En el horizonte de toda esta secuencia política está lo que pueda pasar dos días más tarde, el día 10, con un movimiento para bloquear Francia "Bloqueemos todo", ampliamente difundido en redes sociales y al que se han sumado algunos sindicatos y una parte de la izquierda radical. La intersindical y otros movimientos de izquierda, temerosos de no saber muy bien cómo y quiénes están articulando dicho movimiento han preferido optar por convocar el suyo propio el 18 de septiembre. Y entre una y otra fecha se sucederán los paros sectoriales de taxis, hospitales o controladores aéreos. Un escenario que podría sumir al país en una auténtica parálisis tanto económica como política en este inicio de curso.

Las principales cabeceras de periódicos retratan este fin de semana el hartazgo de los franceses con esta situación de inestabilidad que vuelve a estallarles después de vacaciones. “El cansancio de los franceses ante el espectáculo político” titulaba en portada Le Figaro que se hacía eco de un sondeo que muestra a las claras las paradojas del “no a todo”. Una mayoría de franceses (60%) no está de acuerdo con la jugada de Bayrou de presentar la moción de confianza y al mismo tiempo, una mayoría no le otorgan confianza (73%).

El próximo 8 de septiembre, Bayrou tendrá una difícil tarea ante los diputados. Tendrá que defender su polémico plan de recortes presupuestarios de 44.000 millones de euros, anunciado el pasado 15 de julio y en el origen de esta crisis. Con este paquete busca atajar la deuda del país, que se eleva al 114% del PIB y es la tercera más elevada de la zona euro. También el déficit, que es del 5,4% este año, lejos del 3% que marca Bruselas. Este endeudamiento supone una “grave amenaza” para el país, según se esfuerza en recordar el primer ministro que intenta multiplicar intervenciones en televisión intentando sensibilizar al ciudadano con el problema del endeudamiento.