Estados Unidos

Maduro calla tras el fallo contra sus sobrinos

La Justicia de EE UU los condena por un delito de narcotráfico

Efrain Antonio Campo Flores (segundo por la izquierda) y Franqui Francisco Flores de Freitas, en una imagen del 12 de noviembre de 2015, cuando fueron arrestados en Puerto Príncipe, Haití
Efrain Antonio Campo Flores (segundo por la izquierda) y Franqui Francisco Flores de Freitas, en una imagen del 12 de noviembre de 2015, cuando fueron arrestados en Puerto Príncipe, Haitílarazon

La Justicia de EE UU los condena por un delito de narcotráfico. Un jurado estadounidense declaró el viernes culpables a los sobrinos Efraín Antonio Campo Flores y a Francisco Flores de Freitas.

Hasta en 22 ocasiones la primera dama Cilia Flores ha sido interrogada sobre la causa que afecta a sus «narcosobrinos», pero su respuesta siempre ha sido la misma: silencio, pero las pruebas son demasiado abrumadoras que un jurado estadounidense declaró el viernes culpables a sus sobrinos Efraín Antonio Campo Flores y a Francisco Flores de Freitas. Estas dos personas han sido juzgadas en Nueva York por narcotráfico al intentar introducir 800 kilos de cocaína en Estados Unidos. La condena, por unos delitos que tienen una pena mínima de diez años y una máxima de cadena perpetua, será dada a conocer más adelante por el juez, aunque, en principio, se ha fijado la fecha del próximo 7 de marzo.

Campo Flores, de 30 años, y Flores de Freitas, de 31, quedaron impávidos cuando el presidente del jurado leyó la decisión. El juicio ha salpicado a los principales dirigentes políticos del chavismo. Para probar su caso, la fiscalía presentó grabaciones de las conversaciones sostenidas por los ahora convictos con narcotraficantes que participarían en la conspiración, así como fotos y copias de mensajes. Las pruebas fueron recopiladas por informantes que eran pagados por la oficina antinarcóticos de Estados Unidos, conocida como la DEA, durante reuniones sostenidas por los acusados en Honduras y Venezuela.

Así, el pasado miércoles, en el séptimo día de juicio, la Fiscalía presentó una conversación grabada el 6 de noviembre de 2015 en Honduras, en la que se vincula al número dos del gobierno, Diosdado Cabello, con el cártel de los Soles, conformado por militares venezolanos. En otra conversación, grabada el 26 de octubre de 2015 en Caracas, también con agentes encubiertos de la DEA, Campo Flores reveló que el chavismo y esa organización narcotraficante (el Cartel de los Soles) controlan el tráfico de drogas en el país petrolero. Las reacciones no se hicieron esperar. El alcalde del municipio de Chacao, Ramón Muchacho, afirmó que «la euforia de tantos venezolanos es totalmente comprensible tras años de impunidad y de ver cómo los enchufados pueden hacer desastres y salirse con la suya», aunque lamentó que la justicia «sólo la imparten tribunales extranjeros y no los venezolanos». «En un país normal no hubiera hecho falta un veredicto como el de ayer para desatar un terremoto político: con la sola acusación bastaría para obligar a dimitir a quienes estén vinculados con el escándalo. Pero en Venezuela, para algunos, la decencia se hizo un antivalor», prosiguió.

Por su parte, Julio Montoya, diputado ante la Asamblea Nacional, solicitó públicamente al Parlamento discutir el caso de los sobrinos de la pareja presidencial. En sintonía, el gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, recordó al presidente Nicolás Maduro que el pueblo de Venezuela está esperando que se pronuncie sobre la sentencia en el juicio de sus sobrinos.

Dentro del oficialismo, el que también calla, pese a tener un programa de televisión desde el que se despacha a gusto habitualmente contra sus enemigos, es el tercero en discordia, Diosdado Cabello. El halcón rojo teme que cuando pierda su inmunidad política y el chavismo caiga, comience una persecución de la DEA en su contra, al estilo Manuel Antonio Noriega. Pesos mayores han caído.

Pillados con las manos en la masa

Antonio Campo Flores y a Francisco Flores de Freitas, ambos sobrinos del presidente Nicolás Maduro, fueron detenidos en noviembre de 2015 en Haití (en la imagen, tras ser arrestados por agentes de la DEA) y llevados a Estados Unidos, donde fueron acusados de conspirar para exportar y distribuir un cargamento de 800 kilos de coca a este país, que sería enviada a Honduras desde el terminal presidencial en el aeropuerto de Caracas, y de allí a EE UU.