Como el editorial conjunto de los periódicos y hojas parroquiales en Cataluña, alineados con el poder político, pero al revés. Así han reaccionado los periódicos de EE UU, más de 300 de todo tipo y condición, contra la campaña de agresiones, mentiras y amenazas del presidente Donald Trump. El impulsor de la histórica medida ha sido «The Boston Globe», y secundada por diarios como «The New York Times», «Dallas Morning News», «The Denver Post», «The Philadelphia Inquirer» y el «Chicago Sun Times».
Según los editorialistas del periódico bostoniano, la iniciativa surgió después de que el periodista de la CNN Jim Acosta le espetara a la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Jessica Sanders, que «sería bueno que dijeras aquí mismo en este informe que la Prensa no es el enemigo del pueblo. Creo que nos merecemos eso». Sanders le respondió que «repetidamente, repetidamente, los medios recurren a ataques personales sin otro contenido que incitar al enfado. Los medios me han atacado personalmente en varias ocasiones, incluida tu propia cadena».
Todavía más controvertida fue la negativa inicial del presidente a permitir que la bandera estadounidense ondeara a media asta en los edificios federales como homenaje a los cinco periodistas del periódico «The Capital» asesinados en julio. Como recordó Daniel Ohl, reportera del «Baltimore Sun», dicha decisión contradecía los homenajes dispensados por la Casa Blanca en otras masacres previas, caso del tiroteo en el Marjory Stoneman Douglas High School de Parkland (Florida), a los que sí se homenajeó. Otro veterano del «Sun», reportero de sucesos durante veinte años y luego reconvertido a creador de series de televisión tan totémicas como «The Wire» y «Treme», David Simon, escribió entonces que «llamar a los reporteros 'enemigos del pueblo' supone, en realidad, invocar una frase registrada por el fascismo históricamente». Por todas las satrapías, podía haber añadido, por cuanto la etiqueta también fue de uso corriente en el estalinismo.
THE FAKE NEWS MEDIA IS THE OPPOSITION PARTY. It is very bad for our Great Country....BUT WE ARE WINNING!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 16 de agosto de 2018
There is nothing that I would want more for our Country than true FREEDOM OF THE PRESS. The fact is that the Press is FREE to write and say anything it wants, but much of what it says is FAKE NEWS, pushing a political agenda or just plain trying to hurt people. HONESTY WINS!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 16 de agosto de 2018
La ira, contenida durante meses, explota en un reguero de artículos escandalizados. Así, «The New York Times», convencido de que «criticar a los medios de comunicación por minimizar o exagerar las historias, o por hacer algo mal, es totalmente correcto. Los periodistas y editores de noticias son humanos y cometen errores. Corregirlos es esencial para nuestro trabajo. Pero insistir en que las verdades que no te gustan son 'noticias falsas' es peligroso para la sangre de la democracia. Y llamar a los periodistas el 'enemigo del pueblo' es peligroso, punto».
Nunca desde que la República existe el morador de la Casa Blanca había insultado con tanta y tan generosa ferocidad a los miembros del Cuarto Poder. Resulta ya un lugar habitual que se refiera a la Prensa como generadora de «fake news». Que haga bromas a costa de las bajadas de audiencia de los medios que no le siguen las gracias. Que veje y ataque. Sin ir más lejos, el pasado 5 de agosto, cuando publicó en su cuenta oficial de Twitter que «The Fake News me odia por decir que son el Enemigo del Pueblo solo porque saben que es verdad. Estoy brindando un excelente servicio al pueblo estadounidense al explicárselo. Causan a propósito una gran división y desconfianza. ¡También pueden causar una guerra! ¡Son muy peligrosos y [están] enfermos!». Lo nunca visto. E incluso ha llegado a expulsar a periodistas de sus ruedas de prensa. Por ejemplo al legendario Jorge Ramos, durante la campaña de 2016, castigado por revoltoso.
Recuerda el «Globe», orgulloso del éxito de su propuesta, que el hombre que desató todo, el reportero Acosta, le explicó al presentador Brooke Baldwin su infinito cansancio ante el clima de violencia dialéctica y el empeño por caricaturizar e injuriar a los periodistas. «Creo que todos deberíamos poder ponernos de acuerdo en una cosa, y es que la Prensa no es el enemigo de la gente. Los estadounidenses no son enemigos de sus compatriotas».
No tardó en reaccionar Trump, incansable al desaliento. «Los medios de las 'noticias falsas' son el partido de la oposición», escribió el presidente en Twitter. «Es muy malo para nuestro gran país... pero estamos ganando», añadió después.