Misil hipersónico
El misil hipersónico 'Barbanegra' se expande en el ejército estadounidense: Rusia y China deberán prepararse
En plena carrera hipersónica con Rusia y China, Estados Unidos apuesta por una nueva estrategia: un arma más barata y de despliegue rápido que no busca ser la más potente, sino la más numerosa
El Pentágono se enfrenta a una encrucijada en la nueva carrera armamentística. La tecnología hipersónica es una prioridad para la Administración Trump, pero sus costes desorbitados hacen inviable una producción a gran escala que pueda competir con la abrumadora superioridad numérica de adversarios como China o Rusia. La clave, por tanto, no reside solo en la calidad, sino en la cantidad. Este desafío se enmarca en la creciente ambición del gigante asiático, ya que China quiere ser la mayor potencia militar del planeta y está invirtiendo masivamente para lograrlo.
En este contexto, la compañía norteamericana Castelion ha presentado una propuesta que rompe con la lógica imperante en el sector. Su nuevo misil, bautizado como Blackbeard, no aspira a ser el más rápido ni el de mayor alcance, sino que busca ofrecer una solución más pragmática y, sobre todo, asequible para el Ejército y la Armada de Estados Unidos. Esta necesidad de arsenales más numerosos no es exclusiva de EEUU, pues conflictos recientes han demostrado que Israel también tiene un problema por la falta de misiles para sostener operaciones a gran escala.
De hecho, la estrategia de la empresa se centra en el volumen de fabricación. El objetivo es entregar aproximadamente el 80% de la capacidad de combate del futuro Misil de Ataque de Precisión (PrSM) Incremento 4, pero con un coste por unidad que permita producir miles de unidades al año, una cifra impensable para los programas hipersónicos de primera línea.
Un arma complementaria con un rol muy definido
Sin embargo, el proyecto no pretende canibalizar los desarrollos más avanzados. Fuentes del Pentágono han querido dejar claro, según informa el medio Interesting Engineering, que el Blackbeard no busca sustituir al programa principal del Arma Hipersónica de Largo Alcance (LRHW). La razón es puramente técnica: el proyectil de Castelion tiene una velocidad y un alcance inferiores. Se trata, por tanto, de un sistema complementario diseñado para engrosar el arsenal.
Por otro lado, la viabilidad del proyecto ya ha quedado demostrada sobre el terreno. El pasado 5 de octubre de 2025, la compañía llevó a cabo una exitosa prueba de vuelo con el sistema en las instalaciones del desierto de Mojave, en California, validando así su diseño y su capacidad operativa antes de pasar a fases más avanzadas.
Asimismo, Castelion ya ha cerrado los primeros contratos que aseguran el futuro del misil. El siguiente paso será su integración en plataformas existentes y ampliamente distribuidas, como el sistema de lanzacohetes HIMARS, lo que garantizaría un despliegue rápido y eficaz en cualquier teatro de operaciones sin necesidad de desarrollar nuevos vehículos lanzadores.