Internacional

Muere Posada Carriles, la bestia negra del castrismo

Luis Posada Carriles, el ex agente de la CIA que intentó matar a Fidel, fallece en Miami a los 90 años. Fue acusado de ser el autor del atentado contra un avión comercial cubano en 1976 en el que murieron 73 personas

El anticastrista Luis Posada Carriles-Reuters
El anticastrista Luis Posada Carriles-Reuterslarazon

Probablemente era el anticastrista más odiado por Fidel Castro, quien le consideraba un peligroso terrorista. El cubano Luis Posada Carriles ha muerto en Miami a los 90 años después de una vida dedicada a torpedear al régimen comunista de la isla. Su vida está atravesada por un furibundo rechazo a la figura de Fidel, a quien quiso asesinar en varias ocasiones.

Nacido en Cienfuegos en 1928, se incorporó a las fuerzas del dictador Fulgencio Batista y cuando triunfó la revolución, Posada Carriles pasó a engrosar las filas opositoras. En 1961 se alistó para formar parte de la invasión de Bahía de Cochinosapoyada por Estados Unidos, aunque no llegó a participar sobre el terreno. Poco después ingresó en el Ejército estadounidense, paso previo a su conversión como agente de la CIA, donde estuvo operativo en las décadas de los sesenta y setenta, según documentos desclasificados por la Agencia Nacional de Seguridad de EE UU, en los que aparece retratado como un agente fiable y una voz razonable dentro del exilio cubano. También queda patente su relación con Frank Rosenthal, el mafioso al que Robert de Niro interpretó en la película “Casino” de Martin Scorsese.

Posada Carriles obtuvo la nacionalidad venezolana, país en el que dirigía una empresa de seguridad hasta que fue acusado de participar en la voladura de una aeronave de Cubana de Aviación en 1976 en el que murieron 73 personas tras despegar de Barbados. Fue arrestado junto a Orlando Bosch y en 1985, cuando estaba siendo juzgado en Venezuela por este atentado, logró escapar disfrazándose de sacerdote y se instaló en El Salvador, donde ayudó al Gobierno de Ronald Reagan a entrenar a la Contra nicaragüense.

Convertido en un activo importante para las agencias de inteligencia estadounidenses, Posada Carriles ofreció a sus servicios para entrenar a exiliados cubanos para derrocar a Castro y también trabajó con los servicios secretos de países como Venezuela, Guatemala, Argentina y Chile, donde, según las autoridades cubanas, “organizó desapariciones forzadas y sesiones de tortura”.

En los años noventa, se le responsabilizó de varios atentados con bomba en diversos hoteles de La Habana, en uno de ellos murió un turista italiano. Él mismo reconoció la ajutoría en una entrevista a “The New York Times”, aunque después se retractó. El Gobierno cubano le acusó de intentar asesinar a Fidel Castro en 1971 durante una visita del dictador a Chile para reunirse con Salvador Allende.

Las autoridades cubanas también le vincularon con el asesinato del ministro de Exteriores chileno Orlando Letelier. En el año 2000, Fidel volvió a acusar a Posada Carriles de tramar un magnicidio contra él durante la X Cumbre Iberoamericana de Panamá. El agente fue detenido y encarcelado hasta que la presidenta Mireya Moscoso le indultó.

El anticastrista reapareció en Miami en 2005 y dos meses después fue detenido por fraude migratorio y engaño para obtener la ciudadanía. Quedó en libertad dos años después tras pagar una fianza y en 2011 un juzgado le libró del delito migratorio. Durante años fue reclamado por los Gobiernos de Venezuela y Cuba, pero la administración estadounidense siempre rechazó la extradición por temor a que fuera torturado. Posada Carriles sobrevivió a un intento de atentado y a un cáncer de garganta. Cuando murió Fidel Castro dijo que era una muerte que llegaba tarde.

Orlando Gutiérrez, secretario nacional del Directorio Democrático Cubano, dijo al diario “Nuevo Herald” que Posada Carriles “luchó incansablemente en contra del comunismo y sacrificó su vida en esa lucha y por eso debe ser recordado”. Por su parte, el diario oficial cubano “Granma” escribe que ha sido “el mayor terrorista del Hemisferio Occidental” y que muere “sin pagar sus deudas con la justicia ni reparar a una sola de las víctimas”.