Europa

Afganistán

No hay que temer el acuerdo nuclear

Jóvenes iraníes recitan los versos del Corán durante el mes de Ramadán en la ciudad de Aran va Bidgol
Jóvenes iraníes recitan los versos del Corán durante el mes de Ramadán en la ciudad de Aran va Bidgollarazon

Lo que saca victorias desde las profundidades de crisis y convierte la amenaza en oportunidades, es el arte de diplomáticos. Irán y seis potencias mundiales han decidido convertir el desafío de las actividades nucleares de Irán en un asunto de generación de confianza y de cooperación multilateral recíprocamente beneficioso, al igual que hicieron los gobiernos europeos en 1957, convirtiendo la desafiante posición del carbón y acero en un tema de cooperación conjunta que fue el punto de partida del proyecto de la integración europea. Los analistas de ambos lados del Atlántico han llegado a la conclusión de que el asunto nuclear iraní no tiene solución militar ya que entrar en una nueva aventura causaría destructivas consecuencias para Oriente Medio y para todo el mundo. Además, sería imposible acabar con la ciencia nuclear de Irán ya que se trata de una ciencia totalmente nacional. El presidente Obama es el primer mandatario norteamericano que se ha negado a involucrarse en una nueva guerra en Oriente Medio y ha insistido en la prioridad de una solución diplomática. Esta estrategia ha sido adoptada en coordinación con las posiciones y los intereses de Europa, EE.UU. y de otros importantes actores regionales como Rusia, China e Irán.

El desafío sobre el programa nuclear iraní empezó en el año 2003 cuando servicios de inteligencia de gobiernos interesados en un cambio de sistema en Irán propagaron ilusiones sobre posibles intenciones no pacíficas en el programa atómico de Irán, mientras que tras pasar 12 años, no se ha podido confirmar ninguna alegación al respecto y las presiones internacionales con el fin de impedir el avance del programa nuclear iraní, han resultado totalmente inversas. La cantidad de centrifugadoras de Irán ha ascendido de 200 a unas 19 mil en este momento; la calidad de las centrifugadoras ha ascendido de la primera generación a la generación 8 con 5 veces mayor capacidad de producción; el nivel del enriquecimiento de uranio ha ascendido del 3,5% al 20%; y se han alcanzado claros logros en un gran espectro de productos nucleares (desde todo tipo de radioisótopos hasta placas de combustible para centrales de investigación), aportando una derrota total a los diseñadores de la política de presiones y sanciones.

El hecho de que Irán está manteniendo, en el paso de las negociaciones nucleares, el marco de su propia e interna industria nuclear y que va a gozar de cooperaciones internacionales ha generado el disgusto de algunos. Lo más sorprendente es que los regímenes que critican públicamente la consecución de un acuerdo nuclear, ni siquiera son signatarios del Tratado de No Proliferación; cuentan con arsenales de armas letales nucleares; no respetan ningún mecanismo de supervisión internacional; siempre se han opuesto a las políticas declaradas por Irán basadas en un Oriente Medio libre de armas de destrucción masiva; y tienen el horroroso antecedente de cometer crímenes de guerra contra civiles, usar armas prohibidas contra niños y mujeres, cerrar el paso de acceso de civiles a comidas y medicamentos e invadir repetidamente el territorio de sus vecinos. Así que este tipo de posiciones, al igual que su intento en los últimos 12 años, busca desviar la opinión pública sobre esta realidad que la amenaza no está en las actividades pacíficas y reguladas de cualquier país, sino en las actividades nucleares militares y fuera de control internacional de los mismos regímenes infractores. Las negociaciones nucleares se desarrollan no con el objetivo de desmantelar las actividades nucleares de Irán, sino con el propósito de garantizar la transparencia así como el carácter pacífico de estas actividades y eliminar cualquier duda al respecto.

Algunos alegan que Irán se ha vuelto a la mesa de negociaciones por la presión de las sanciones. La pregunta es ¿Acaso no fue Irán quien empezó las negociaciones con UE3 en el año 2003 antes de aplicar las sanciones y que suspendió todas sus actividades e implementó voluntariamente el Protocolo Adicional para generar transparencia y confianza? Irán busca comprometer a la comunidad internacional para respetar los intereses del pueblo iraní incluyendo su integridad territorial, su soberanía, su modelo gubernamental, su estructura política y sus costumbres así como un diálogo en equidad de posiciones. Estos asuntos se ubican en el área de políticas superiores y se sitúan mucho más altos que políticas inferiores como las sanciones. Esto es no una táctica de negociaciones, sino una estrategia de largo plazo y superior que mezquinos análisis. El acuerdo nuclear es una prueba de lealtad para demostrar que ningún país busca aislar, contener o debilitar a Irán y su influencia regional. Si en vez de presentar a Irán como una amenaza o propagar la iranofobia se toma el camino de la interacción constructiva, se garantizarán los objetivos de largo plazo de la contraparte, tanto de los europeos como de los norteamericanos.

Algunos consideran un esfuerzo de ocultamiento la creación de las instalaciones subterráneas de Fordu en el año 2009 en periferias de la ciudad de Qom. Esto ocurre mientras que Irán había anunciado la existencia de estas instalaciones a la AIEA y por otro lado las mismas fueros creadas en un período en el que varios países hablaban claramente sobre la opción militar para acabar con las instalaciones nucleares de Irán y de hecho fueron estas retóricas guerreristas – que se continuaron hasta el año 2012- que llevaron a Irán al camino de defender sus potencialidades nucleares. Cabe destacarse que en base al principio de acuerdo de Lausana, tras alcanzar el acuerdo definitivo, Irán suspenderá voluntariamente las actividades relacionadas con el enriquecimiento de Uranio en Fordu. Algunos regímenes de Oriente Medio que viven de la inestabilidad regional y se benefician de la irrupción de volcanes del terrorismo y extremismo, han sido derrotados en su objetivo de paralizar el programa nuclear iraní mediante acciones como el asesinato de científicos nucleares, espionaje, sabotaje cibernético y campañas de desinformación. Estos regímenes no se contentan con ningún acuerdo con Irán ya que lo ven como un factor que dará lugar a una hegemonía regional de Irán.

EE.UU y sus aliados occidentales no han conseguido el objetivo previsto tras la aplicación de la política de aislamiento, contención y sanciones contra Irán pero aun así se han beneficiado mucho de la cooperación, aun limitada, de éste en campos de batalla en Irak y en Afganistán. Ellos ven la resolución de la cuestión nuclear iraní como una oportunidad para la movilización de las fuerzas y abrir un frente inclusivo contra los focos del terrorismo y extremismo en Oriente Medio así como para una modelación para la resolución de los conflictos internacionales, el fortalecimiento del Tratado de No Proliferación y de actividades reguladas y pacificas nucleares, el fortalecimiento del libre comercio y la normalización de cooperaciones entre los pueblos y las culturas.

Irán nunca ha estado buscando la fabricación de armas nucleares ni situarse en el umbral nuclear; nunca ha hecho pruebas nucleares y no ha desarrollado el enriquecimiento de uranio a niveles militares; ha acordado la remodelación del corazón del reactor de agua pesada de Arak para evitar la producción de plutonio; y ha demostrado seriedad en el cumplimiento de sus compromisos. De hecho ha tenido una participación activa, constructiva e innovadora en el proceso de las negociaciones y ha mostrado la máxima voluntad y buena intención para la implementación de los compromisos incluidos en el Plan Conjunto de Acciones (noviembre de 2013), aprobados por la AIEA. De igual manera, en el marco del acuerdo provisional de Lausana, Irán ha accedido renunciar, voluntariamente y por tiempos determinados, de algunas pautas de sus competencias nacionales y de su soberanía. Irán se ha comprometido a ejecutar responsablemente sus compromisos en el marco del Acuerdo de Salvaguardia bajo la supervisión de la AIEA y a responder a las legítimas y lógicas inquietudes sobre sus actividades nucleares con el mayor grado de transparencia. Irán ha declarado claramente, en repetidas ocasiones, que considera prohibido, por la emisión de una fetua religiosa, cualquier tipo de fabricación, almacenamiento o uso de armas nucleares bajo cualquier razón y contra cualquier país. Pero al mismo tiempo ha dejado claro que en el marco de respetar su dignidad histórica y sus legítimos objetivos de acceder las distintas áreas de las ciencias y técnicas, entre ellas la tecnología nuclear bajo normas internacionales, no aceptará ningún tipo de discriminación o de apartheid científico.

La comunidad internacional necesita fijar una estrategia de largo plazo para la resolución de los conflictos internacionales y no debe equivocarse a la hora de determinar las prioridades sobre la mesa. La resolución pacífica de la cuestión nuclear iraní y enfrentarse a la amenaza del terrorismo yihadista que apunta la seguridad mundial son, hoy día, prioridades insustituibles. En la ausencia de un válido y buen acuerdo, los acontecimientos del futuro estrían llenos de asuntos imprevisibles y desagradables.

Embajador Plenipotenciario y Extraordinario de la

República Islámica de Irán ante el Reino de España