El ex futbolista será puesto en libertad en octubre tras cumplir nueve de los 33 años de prisión a los que fue condenado por un robo a mano armada.

El ex futbolista O.J. Simpson abandonará el 1 de octubre la prisión de Lovelock Correctional Center, en Nevada (Estados Unidos). Ayer los cuatro miembros de la Comisión de Libertad Condicional del estado de Nevada votaron a favor de que concluya en libertad la pena de 33 años de cárcel que le fue impuesta en 2008 tras ser acusado de un robo a mano armada. Todo apuntaba en su favor, ya que en 2013, después de arrepentirse y prometer que «no volveré a meterme en problemas», la citada comisión vio favorable su salida condicional de prisión, que, en cambio, no podrá hacerse efectiva hasta octubre, cuando el preso habrá alcanzado ya los nueve años de cárcel mínimos a los que estaba obligado a cumplir.

Fue en la capital del estado, Carson City, donde a las 10 de la mañana se reunieron los miembros de la comisión para celebrar una audiencia en la que el preso participó por videoconferencia desde Lovelock, donde vimos a un Simpson que nada tiene que ver con la estrella que fue en los años 70 y 80, cuando fue nombrado Jugador Más Valioso de la Liga Nacional de Fútbol Estadounidense (1973) y llegó a ganarse el cariño del público protagonizando filmes tan míticos como «Agárralo como puedas» (1988).

Los hechos por los que cumple condena se remontan a 2007, cuando el artista, junto a cuatro hombres (de los cuales dos iban armados), irrumpió en la habitación de un hotel de Las Vegas donde se alojaban dos coleccionistas de artículos deportivos, a los que obligó a entregarle varios de ellos alegando que eran suyos. Un año después la Justicia lo condenaba a 33 años de prisión por delitos de secuestro, robo y amenaza con arma mortal.

«Solo cometió un error»

Como ha venido reiterando desde su ingreso en prisión, ayer repitió que «solo me llevé algo que me pertenecía» y que «nunca debí contar con la ayuda de aquellos hombres», de los cuales aseguró desconocer que iban armados. Tras su comparecencia (sustentada por la de su hija mayor) y la de una de las víctimas del robo, Bruce Fromong, se supo que todo pareció deberse a un malentendido. Fromong (que se presentó como amigo de Simpson desde hace 27 años) confirmó que en la habitación en la que se alojaba había objetos personales del ex deportista, pero que no fue él quien los sustrajo, «sino un ex socio mío y su amante». «Simpson fue mal informado», añadió, y aseguró que en ningún momento le apuntó con una pistola, refiriéndose a él como «un hombre bueno que tan solo cometió un error». Tras media hora de deliberación, la Comisión decidió finalmente conceder a O.J. Simpson la libertad condicional, subrayando su «bajo riesgo de reincidencia», su «falta de antecedentes penales» y un «comportamiento modélico» durante su estancia carcelaria, que, según fuentes penitenciarias, ha sido correcto.

No obstante, la Prensa inglesa se hacía eco ayer de una noticia que hizo poner en duda hasta el último momento su próxima salida de prisión. Según publicó el diario «Daily Mail» y certificaron otros medios, el ex actor de 70 años fue sorprendido masturbándose en su celda hace un mes por una funcionaria de prisiones. Algo prohibido en las cárceles federales de Estados Unidos, por lo que el ex deportista tendrá que dar explicaciones al respecto ante una audiencia disciplinaria que se celebraría de aquí a que abandone en octubre el centro penitenciario. Un hecho que, en principio, no afectará a su salida de prisión, aunque algunos expertos señalan que podría endurecer las condiciones de su libertad.

Otro factor que habría ayudado a su salida condicional sería su actual estado de salud. Según su ex representante, Simpson sufre obesidad (150 kilos), que le ha derivado en diabetes, además de una enfermedad cerebral neurodegenerativa. Una situación que le habría llevado a confesar a otros presos que «creo que me queda poco tiempo de vida y no quiero morir en la cárcel». Sin embargo, la imagen que vimos ayer no es la de un hombre enfermo. De hecho, desde su última aparición en 2013, parece haber perdido peso.

No es la primera vez que Simpson se sienta en el banquillo de los acusados. En 1995 fue procesado como sospechoso del asesinato de su ex mujer, Nicole Brown, con quien tuvo dos hijos y que fue hallada muerta la noche del 12 de junio de 1994 en la casa donde se hospedaba con su amigo Ronald Goldman (se dijo que entre ellos había algo más), también asesinado. Tras un largo juicio, cuya retransmisión en directo seguida por millones de espectadores hizo que pasara a la Historia como «el del siglo», Simpson fue declarado inocente. Dos años después el padre de Goldman recurrió por lo civil y consiguió que el juez lo declarara responsable del asesinato, condenándolo a pagar 28 millones de euros a los familiares . Ello no impidió que siguiera percibiendo una pensión de la Liga Nacional de Fútbol, lo que le permitió mudarse a una lujosa masión en Miami con sus hijos, cuya custodia mantuvo. Una casa de 400m² que no podrá ocupar a su vuelta en octubre a Florida (como planea), ya que hace tres años salió a subasta tras las deudas que pesaban sobre ella.