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Italia

El preso que se fugó en Italia y apareció en España entra en una prisión de Barcelona: ¿cómo logró escapar?

Andrea Cavallari, condenado por la tragedia de Corinaldo, fue capturado en Lloret de Mar tras semanas de fuga y ha ingresado en prisión por orden de la Audiencia Nacional mientras se investiga quién le ayudó a evadir la justicia

Andrea Cavallari, condenado por la tragedia de Corinaldo, fue capturado en Lloret de Mar tras semanas de fuga y ha ingresado en prisión por orden de la Audiencia Nacional mientras se investiga quién le ayudó a evadir la justicia Joan Mas AutonellEFE

Andrea Cavallari, de 26 años, condenado a 11 años y 10 meses por su implicación en la tragedia de la discoteca Lanterna Azzurra,donde murieron seis personas en 2018 tras el uso de spray urticante que provocó una estampida, protagonizó una fuga que ha puesto en jaque al sistema penitenciario italiano. Aprovechó un permiso para asistir a su ceremonia de graduación en Bolonia y, tras el acto académico, desapareció sin escolta. Dos semanas después, fue localizado en Lloret de Mar, donde vivía como un turista más.

Según el auto dictado por la Audiencia Nacional, Cavallari ha ingresado en la prisión de Brians, en Barcelona, donde permanecerá bajo custodia mientras se tramita su extradición a Italia. Las autoridades españolas e italianas colaboran en el proceso, que podría tardar entre 10 y 30 días.

La investigación se centra ahora en desentrañar la red de apoyo que facilitó su huida. Cavallari utilizó documentación falsa a nombre de “Antonio Saitta”, billetes presuntamente falsificados y una tarjeta de crédito ajena para costear su estancia en hoteles, restaurantes y tiendas. Cambiaba de alojamiento con frecuencia y evitaba dejar rastros digitales, lo que dificultó su localización.

Los fiscales italianos han abierto diligencias para identificar a los posibles cómplices, tanto dentro como fuera del sistema penitenciario. Se sospecha que recibió ayuda logística desde Milán y que pudo haber contactado con colaboradores desde la cárcel mediante un teléfono clandestino.

Mientras Cavallari espera su extradición, las autoridades siguen rastreando los vínculos que le permitieron vivir como un turista en la Costa Brava mientras burlaba a la justicia.