Reino Unido
Un preso que lleva 12 años encarcelado por robar un móvil recibe por primera vez la visita de su hijo en prisión
Siete reclusos atrapados en prisión bajo penas de cárcel indefinidas se han quitado la vida desde que el gobierno se negó a imponerles una nueva sentencia
Un padre que lleva en prisión 12 años bajo una pena de prisión indefinida por robar un teléfono móvil se ha reunido con su hijo por primera vez, informa The Independent. Se trata de Thomas White, de 40 años, a quien se le había prohibido recibir la visita de su única hijo, Kayden, de 14 años, desde que se le impuso una controvertida sentencia de prisión indefinida en virtud del sistema de Encarcelamiento para Protección Pública (IPP por sus siglas en inglés).
El padre y el hijo finalmente han compartido un emotivo reencuentro tras una intervención de David Blunkett, el cerebro de la ley, quien ahora ha admitido que se arrepiente de haber introducido esta severa medida. Las condenas IPP, de duración indeterminada, fueron dictadas por los tribunales de Inglaterra y Gales entre 2005 y 2012. Cuando se introdujeron por primera vez, eran obligatorias en todos los casos de condena por un "delito grave", pero también se han impuesto para delitos más leves. Sin embargo, cuando se dejó de usar, las penas no se cancelaron de forma retroactiva.
Según la BBC, White ha sido trasladado a 16 prisiones diferentes desde 2012, cuando recibió una sentencia de prisión por protección pública. La familia de White hizo campaña durante más de una década para que se permitiera que padre e hijo se reunieran.
David Blunkett, quien admitió que se arrepiente de haber introducido las medidas como ministro del Interior, dijo a The Independent que es necesario que haya un cambio en el sistema que “dé esperanza” a los reclusos. “Cuanto más tiempo pasan internados, más tiempo están institucionalizados, más se deteriora su salud mental. Es una obviedad que necesitamos brindarle a la gente esa esperanza”.
El Nuevo Laborismo introdujo estas sentencias como parte de una nueva legislación para demostrar que su gobierno era dura contra el crimen. Siete reclusos atrapados en prisión bajo penas de cárcel indefinidas se han quitado la vida desde que el gobierno se negó a imponerles una nueva sentencia, según The Independent.
Otros casos similares a los Thomas White con los de Wayne Bell, quien fue encarcelado por un mínimo de dos años por caminar en bicicleta por una zona prohibida en 2007. Sigue encarcelado después de más de 16 años y su familia teme que nunca será liberado. Aaron Graham está en la misma situación. Golpeó a un hombre en una pelea y recibió una sentencia IPP con una pena mínima de dos años y 124 días en 2005, pero ha cumplido casi 20 años.
Según datos oficiales, actualmente hay 2.921 personas en prisión con sentencias IPP. De ellos, 1.269 nunca han sido liberados y 1.652 fueron enviados nuevamente a prisión después violar la libertad condicional.
Un reciente informe parlamentario británico puso de relieve los importantes daños psicológicos que sufren estos presos, entre los que se incluyen altos niveles de autolesiones, intentos o ideas de quitarse la vida y suicidios reales.
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