Elecciones en Guatemala
Sandra Torres sigue sin reconocer el triunfo de Arévalo en Guatemala
La aspirante de la UNE abona las sospechas de fraude electoral tras su tercera derrota consecutiva en segunda vuelta
La semilla germinó. Nadie vio venir la irrupción de Bernardo Arévalo de León en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Guatemala. Las encuestas situaban al líder del Movimiento Semilla en una tímida quinta posición después de que el oficialismo hubiera vetado a los principales candidatos de la oposición. Pero el veterano diplomático, hijo nacido en el exilio del estadista guatemalteco Juan José Arévalo, dio la sorpresa. Pasó a segunda vuelta sin hacer ruido por detrás de la ex primera dama Sandra Torres, eterna aspirante de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Y una vez allí, arrasó con más del 58% de los votos a lomos de una campaña anticorrupción que ha devuelto la esperanza al país centroamericano.
Las felicitaciones no tardaron en llegar. El presidente saliente, Alejandro Giammattei, señalado por una gestión que ha erosionado la democracia y ha disparado los índices de corrupción en el país, invitó al candidato de Semilla «a tener una reunión en Casa Presidencial» para preparar la transición de poder «más ordenada y completa que ha acontecido en el país», aunque matizaba en el mismo mensaje que lo haría «al día siguiente de que se oficialicen los resultados». Giammattei no ha sido el único. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, extendió su felicitación a Arévalo y a su compañera de ticket electoral, la química bióloga Karin Herrera. También lo hizo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un mensaje publicado en la red social X que reconocía además el triunfo del candidato de centroizquierda.
No así Sandra Torres. La exmujer del difunto mandatario Álvaro Colom, de quien se divorció para poder optar a la Presidencia en 2012, ha evitado pronunciarse sobre unos resultados que han arrojado su tercera derrota en la segunda vuelta, después de los intentos fallidos de 2015 y 2019. La UNE, su partido, dice declararse «en sesión permanente» a la espera que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) publique los resultados definitivos. Por el momento, el organismo se ha limitado a resaltar que se ha garantizado la celebración de unas «elecciones libres confiables y transparentes». El comunicado emitido en la tarde del lunes deja claro que el 20 de agosto «ganó Guatemala y ganó la democracia».
Pero no hay confirmación oficial. «En los siguientes días, según los plazos y procedimientos establecidos por ley, se realizarán las audiencias de escrutinio de votos, la declaración oficial de resultados, la certificación de la elección y la adjudicación de cargos», recoge la nota. «Estamos seguros de que con lealtad y madurez democrática se respetará la voluntad ciudadana expresada en las urnas». Sobre el papel, Arévalo tomará posesión del cargo el próximo 14 de enero.
Torres canceló la rueda de prensa que tenía prevista anoche para comentar los resultados. En su lugar, su formación emitió un comunicado crítico con el TSE: «Recordemos que el Tribunal Supremo Electoral nunca aclaró porqué avaló el uso irregular de un sistema paralelo para la Junta Electoral Departamental del Distrito Central y Departamento de Guatemala, utilizado durante la primera vuelta electoral y que fracasó en otros países». La misiva señalaba también a los observadores internacionales por no haberse pronunciado «para revisar las irregularidades que prevalecieron en el actual proceso electoral». Sembró de nuevo la sospecha de fraude.
Mientras, Arévalo acentuó el contraste con su adversaria en las urnas y mostró un perfil posibilista a lo largo de la celebración desde su búnker electoral del hotel de Las Américas de Ciudad de Guatemala. «Reconozco a Sandra Torres, mi contendiente en estas elecciones. Tenemos enfoques distintos en política, pero a ella y a sus electores les garantizamos que sus derechos como ciudadanos serán promovidos y protegidos por el Gobierno de “la nueva primavera”. Que sepan que no serán ignorados ni marginados y que, a partir de hoy, trabajaremos por el bienestar unido de todo nuestro querido país», apuntó el líder de Semilla.
La candidata, que pasó cuatro meses por prisión en un caso que requirió de escuchas telefónicas para demostrar que utilizó de forma ilícita 40 millones de quetzales, unos cinco millones de euros al cambio, en su campaña electoral de 2015, sólo superó a Arévalo en cinco de los 22 departamentos en los que está dividida Guatemala.
En esta línea, el exembajador de Estados Unidos en Guatemala, Stephen McFarland, apuntaba que el margen de victoria de 20 puntos de Arévalo «deja a Torres sin opción políticamente viable para impugnar el resultado. También busca mantener su control sobre la UNE y su bloque en el Congreso». «El pacto de corruptos, sin embargo, trabajará duro para limitar y debilitar a Arévalo», advertía a través de X.
«Sandra Torres es la principal responsable de los últimos tres presidentes, incluido Arévalo», explica el abogado especializado en derecho constitucional Edgar Ortiz Romero en conversación telefónica con LA RAZÓN. «Nuestro sistema exige un umbral muy alto para ganar en primera vuelta: se necesita más del 50% de los votos, algo que jamás ocurrió. Por lo tanto, siempre hay balotaje y siempre pierde Sandra Torres. Es la única ley universal de la política guatemalteca».
Ortiz subraya que Torres sabía que iba a perder: «Era muy obvio, por eso ha lanzado la carta del fraude electoral desde antes del balotaje. No es de ahora, sino de la primera vuelta. Comenzó a sembrar dudas sobre el sistema conforme las semanas fueron avanzando. Pero hay una diferencia entre Sandra Torres, Bolsonaro y Trump, y es la aceptación. Torres es una política altamente impopular. Entre el 40% y el 50% de los encuestados en las dos últimas elecciones dice que nunca votaría por ella». «Una candidata con ese nivel de impopularidad no tiene la fuerza para montar una narrativa de fraude. Pero no me cabe duda de que va a mantener esa posición», apunta.
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