Visita oficial
Putin ata el apoyo de Xi Jinping en plena ofensiva sobre Járkiv
Los presidentes de Rusia y China se comprometen en Pekín a aumentar su cooperación frente a Occidente mientras las fuerzas rusas conquistan doce localidades del noreste
Los dos principales rivales de Estados Unidos, China y Rusia, han reafirmado su compromiso de fortalecer sus lazos estratégicos en lo que denominan una "nueva era", haciendo uso de su influencia y poderío económico para contrarrestar cualquier intento de aislarlos. Tanto Vladimir Putin como Xi Jinping han encontrado un terreno común en su objetivo de hacer retroceder la influencia estadounidense y reconfigurar el escenario geopolítico global para mantener su liderazgo mundial.
Una de las conclusiones destacadas de la histórica visita de dos días al gigante asiático del presidente ruso, que concluyó el viernes, fue una declaración conjunta firmada junto a su homólogo chino, en la que prometieron “aumentar la interacción y estrechar la coordinación" para contrarrestar las acciones "destructivas y hostiles de Washington para contener a ambos paises”. Al parecer, el uso de esta retórica tan agresiva es una respuesta a los recientes llamamientos de Estados Unidos y Europa a Pekín para reducir sus crecientes relaciones con Moscú. Cabe destacar que Washington considera a estos gobernantes como autoritarios que han suprimido la libertad de expresión y ejercido un férreo control en su país sobre los medios de comunicación y los tribunales entre otros. En varias ocasiones, Biden se ha referido a Xi como un "dictador" y ha calificado a Putin de "asesino" e incluso de "hijo de puta loco". Pekín y Moscú han reprendido con dureza estos comentarios.
Se trata del primer viaje de Putin al extranjero desde el inicio de su quinto mandato, mientras las fuerzas rusas continúan su avance en Kharkiv tras la reestructuración de su cúpula militar, y en preparación para una esperada ofensiva en Ucrania durante el verano. Resulta digno de mención el hecho de que Putin elogiara las propuestas de paz de China para la guerra en curso.
El desafío para Xi ahora radica en encontrar un equilibrio entre el respaldo a Putin y la protección de sus propios intereses, evitando acciones que puedan desencadenar mayores sanciones punitivas por parte de Estados Unidos. Esto requiere una diplomacia cuidadosa y una gestión astuta de las relaciones internacionales, donde China busca maximizar los beneficios económicos y estratégicos mientras su economía se tambalea, sin socavar su posición en el escenario mundial.
La relación entre Putin y Xi ha sido estrecha y duradera, como lo demuestra su declaración de una asociación "sin límites" en febrero de 2022, justo antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Esta alianza estratégica ha generado preocupación en Washington y en las capitales europeas, ya que desafía el tradicional orden geopolítico. Los socios han encontrado en su cooperación un contrapeso a la influencia occidental, consolidando su posición en el tablero internacional mientras buscan redefinir las reglas del juego.
En la declaración firmada el miércoles, los aliados condenan de forma extremadamente enérgica a Estados Unidos por su “política hegemónica, su intento de subvertir el orden internacional basado en el derecho y su actitud de confrontación en la región del nordeste asiático”. Por ello demandan un cambio de rumbo, e instan a Washington a cesar unas acciones que amenazan la seguridad y estabilidad de la región y de todos los países involucrados. El despliegue militar y la formación de bloques militares son severamente cuestionados, ya según ellos “persiguen alterar el equilibrio de poder en dicha región”. Por ello, acusan a este país de “mantener una mentalidad anclada en la Guerra Fría”, en la que los intereses de un "pequeño grupo" prevalecen por encima de la seguridad y estabilidad de la región.
En este sentido, los socios enfatizan la necesidad de que ciertos países y organizaciones dejen de adoptar políticas de confrontación e interferencia en los asuntos internos de otros. Asimismo, denuncian la creación de barreras y tensiones regionales, por lo que hacen un llamamiento urgente a detener estas acciones, que “socavan la arquitectura de seguridad existente y generan un clima de enfrentamiento innecesario”.
El comunicado alude una preocupación “ante los esfuerzos estadounidenses por minar la estabilidad con el fin de mantener su superioridad militar absoluta”. Entre dichos empeños destacan “la construcción de un sistema global de defensa antimisiles y el despliegue de estos sistemas a nivel mundial y en el espacio”. Además, resaltan su “fortalecimiento de capacidades para neutralizar las acciones militares del adversario mediante armas de precisión no nucleares y ataques de decapitación”.
Las superpotencias denuncian enérgicamente la política hostil y poco constructiva de Estados Unidos hacia ellas, conocida como "doble contención". Destacan que las acciones emprendidas por su adversario, “como maniobras conjuntas con sus aliados dirigidas específicamente contra ellos, así como el despliegue de misiles terrestres de alcance intermedio en la región de Asia-Pacífico”, que han generado una gran preocupación en ambas partes. Ambos países se comprometen a tomar medidas conjuntas para hacer frente a esta “amenaza poco constructiva, que busca contener y limitar su desarrollo y seguridad”.
Mas allá, exigen a la administración Biden que se abstenga de llevar a cabo cualquier tipo de actividad militar biológica que ponga en riesgo la seguridad de otros países y regiones y, además, se oponen al empleo del espacio ultraterrestre con propósitos bélicos, rechazando enérgicamente la implementación de políticas y actividades de seguridad que tengan como objetivo obtener ventajas militares y definir el espacio ultraterrestre como un "dominio de combate".
La declaración también pone de manifiesto la supuesta intención estadounidense de mejorar los acuerdos de "compartición nuclear" en Europa, en el marco de la OTAN, y de proporcionar una "disuasión ampliada" a ciertos aliados. Por otra parte, menciona la construcción de infraestructuras en Australia, país miembro de la Zona Libre de Armas Nucleares del Pacífico Sur, que podrían ser utilizadas para respaldar las fuerzas nucleares estadounidenses y del Reino Unido. Otro punto destacado en el comunicado es la cooperación entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia (AUKUS) en el ámbito de los submarinos nucleares. Por último, se hace alusión a los planes para desplegar y suministrar misiles terrestres de alcance intermedio y corto alcance a los aliados de Asia-Pacífico y Europa.
En la resolución conjunta, repudian las medidas disuasorias adoptadas por Estados Unidos y sus aliados en el ámbito militar, que según ellos han generado enfrentamientos con la República Popular Democrática de Corea y aumentado las tensiones en la península coreana, con el potencial de desencadenar un conflicto armado. Se hace hincapié en la necesidad de evitar estas acciones que contribuyen a una escalada de hostilidades y se insta firmemente a buscar vías de diálogo para alcanzar una solución pacífica.
Asimismo, demandan a Estados Unidos y a la OTAN, “como responsables de la invasión y ocupación de Afganistán durante un período de 20 años”, que se abstengan de intentar desplegar nuevamente instalaciones militares en este país y sus alrededores. Sin embargo, se les insta a asumir la responsabilidad principal de abordar las actuales dificultades económicas y de subsistencia de Afganistán, así como los costes para la reconstrucción o tomar las medidas necesarias para descongelar sus activos nacionales.
En el ámbito militar, ambas naciones acordaron profundizar la confianza mutua y ampliar la escala de las actividades conjuntas de adiestramiento. Asimismo, llevarán a cabo patrullas marítimas y aéreas conjuntas de manera regular, que se coordinarán en marcos bilaterales y multilaterales para hacer frente a los riesgos y desafíos comunes. El objetivo es mejorar la capacidad conjunta de respuesta ante posibles amenazas.
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