
Nobel
¿Quién decide el Nobel de la Paz? Requisitos, comité y la aspiración de Trump
Desde 1901, el Nobel de la Paz busca premiar la fraternidad entre naciones, pero su historia esconde nominaciones tan controvertidas como las de Hitler o Stalin, en un proceso cuyo secreto dura medio siglo

Resulta una de las grandes paradojas de la historia moderna. El hombre que legó su fortuna para celebrar la concordia entre los pueblos, Alfred Nobel, fue también el inventor de la dinamita, un producto que cambió para siempre el rostro de la guerra. Este galardón, que hoy viene acompañado de una medalla y un cheque de un millón de euros, nació de una contradicción y, quizá por ello, su proceso de selección sigue siendo tan complejo como su propio origen.
De hecho, esa complejidad se manifiesta desde el primer momento. La lista inicial de aspirantes es un reflejo de cada época, con sus tensiones y sus anhelos, ya que el abanico de personas con derecho a proponer nombres es extraordinariamente amplio. Incluye desde jefes de Estado y parlamentarios hasta antiguos premiados o profesores universitarios. Este sistema tan abierto ha provocado situaciones tan insólitas como las candidaturas de Adolf Hitler, Josef Stalin o Benito Mussolini, propuestas que nunca superaron el primer corte.
Sin embargo, una vez se cierra el plazo de nominaciones el 31 de enero, el verdadero trabajo de criba recae sobre un comité de cinco miembros elegidos por el Parlamento de Noruega. Aunque su composición debe guardar equilibrio con las fuerzas políticas del país, sus integrantes no son políticos en activo, buscando así garantizar su independencia. Este año, partiendo de 338 candidaturas, su primera tarea es elaborar una lista corta de unos veinte o treinta nombres-
Deliberaciones a puerta cerrada durante medio siglo
A partir de ahí, el proceso se vuelve todavía más hermético. El comité se apoya en asesores externos para evaluar en profundidad a los finalistas, pero la clave del prestigio del Nobel reside en el secretismo. Todas las actas, debates y deliberaciones permanecen selladas durante 50 años, una medida drástica que busca proteger la integridad de las discusiones y permitir a sus miembros debatir con total libertad, sin presiones externas.
Finalmente, el resultado de este largo camino, al que estamos llegando, meses antes de que el galardonado lo recoja en la solemne ceremonia que se celebra cada 10 de diciembre en el Ayuntamiento de Oslo. Es en ese momento cuando se hace público el final de un proceso deliberadamente opaco, cuya confidencialidad es, en sí misma, una de las grandes señas de identidad del premio.
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