Estados Unidos

Un vaquero solitario en el G7

El presidente Trump endureció el discurso comercial contra sus aliados y sugirió eliminar todos los aranceles. La cumbre acuerda luchar contra el proteccionismo, modernizar la OMC y mantener las sanciones a Rusia.

Donald J. Trump durante la cumbre del G-7 en Canadá. Efe
Donald J. Trump durante la cumbre del G-7 en Canadá. Efelarazon

El presidente Trump endureció el discurso comercial contra sus aliados y sugirió eliminar todos los aranceles. La cumbre acuerda luchar contra el proteccionismo, modernizar la OMC y mantener las sanciones a Rusia.

La Malbaie –localidad canadiense que acogió ayer la cumbre del G7– volvió a concentrar las miradas de todo el planeta mientras se desarrollaba el enésimo acto de un drama que enfrentó al tragicómico Donald Trump –llanero solitario «contra mundum»– y el resto de líderes que intentaron inyectar una dosis de sentido común a tiempo de evitar una guerra comercial global. El texto del comunicado final parece apuntar a que al final el sentido común prevaleció... al menos en la letra.

Los líderes del G7 subrayaron el papel crucial de un sistema internacional de comercio basado en reglas iguales para todos; este sistema –«cuando es libre, justo y beneficioso para todos»– es la «clave para el crecimiento y el empleo». «Nos esforzaremos por reducir las barreras arancelarias y los subsidios», prometió también el documento. Asimismo se hizo patente la necesidad de modernizar cuanto antes la Organización Mundial del Comercio (OMC) para hacerla más justa y la urgencia de negociar soluciones urgentes al exceso de capacidad productora en sectores como el aluminio y la alta tecnología.

En el plano de la política internacional y saliéndose de las conclusiones estrictamente comerciales, el G7 afirmó que el club «está preparado para implementar más medidas restrictivas para incrementar los costes en Rusia si la actitud de este país así lo requiere».

En cualquier caso, la firma in extremis del comunicado final no puede hacer olvidar el controvertido protagonismo del presidente estadounidesnse que se cuidó de salpimentar con un desaire tras otro su períplo en Canadá: además de ser el último en llegar a la reunión anual, fue el primero en marcharse con prisa por poner rumbo a Singapur, donde el próximo 12 de junio se celebra el encuentro con Kim Jong Un. Su anticipada salida hizo que se perdiera las discusiones sobre cambio climático, energías limpias y la conservación de los océanos.

Su último desplante durante el G7 fue llegar tarde al desayuno de trabajo del segundo día, presentándose cuando el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, estaba terminando su intervención. Es sabido que el magnate no es partidario de juntas multilaterales y que su preferencia son las reuniones y acuerdos bilaterales, y no le ha faltado decoro a la hora de manifestar su falta de interés por esta reunión en la que se estaban tratando asuntos de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres.

También llegó tarde al encuentro con su homólogo francés, Emmanuele Macron, que inicialmente estaba programado para el viernes. Debido al retraso con el que Trump llegó a Canadá, la reunión se movió al sábado por la mañana. Ambos mandatarios discutieron en privado sobre el controvertido asunto de comercio y los aranceles sobre aluminio y acero impuestos recientemente a Europa, Canadá y México; su derogación del acuerdo nuclear con Irán; y la próxima cumbre con el líder norcoreano. «Ha sido una reunión muy productiva», declaró Trump al terminar el encuentro bilateral, aunque sus caras no decían lo mismo.

Durante su corta estancia en la Cumbre G7, el inquilino de la Casa Blanca mantuvo reuniones uno a uno con todos los líderes políticos de las naciones más ricas del mundo excepto con la primera ministra británica, Theresa May. Y echó más leña al fuego comentando a los aliados que le molesta el «tono de maestra de escuela» de May.

El único con el que pareció estar en sintonía fue con el populista primer ministro italiano, Giuseppe Conte, quien expresó estar de acuerdo con Trump respecto a Rusia. «Debería ser readmitida en el G8. Es algo que nos interesa a todos», afirmó. Una postura que no comparte ningún miembro del G7 y que le ha valido un pasaje a Washington para reunirse con el presidente estadounidense en la Casa Blanca. Conte afirmó que empezará a preparar el viaje en cuanto encuentren una fecha que case con ambas agendas.

En la rueda de prensa que Trump ofreció antes de abandonar la cumbre, recalcó que durante muchos años Estados Unidos «ha sido tratado de manera injusta» debido a «las malas decisiones de líderes anteriores», que han hecho que su país pierda «miles de millones de dólares en comercio». De hecho, felicitó a los líderes de otros países por haber conseguido tales acuerdos comerciales durante todo este tiempo, pero afirmó que eso «se ha acabado» y que hará todo lo posible por alcanzar «relaciones justas con otros países». Es más, amenazó con dejar de comerciar con «aquellos países que no eliminen sus aranceles a las exportaciones estadounidenses». Se trata de «nuestra fuerza; es una cuestión de seguridad. Para tener un gran ejército se necesita un buen balance de cuentas».