Hacia la Casa Blanca
Trump, en busca de una mujer como fórmula vicepresidencial
El magnate quiere a alguien que sea incondicionalmente leal y lo suficientemente insulso como para no robar ningún protagonismo
Donald Trump busca afianzar su favoritismo entre los republicanos de cara a las presidenciales de 2024, ofreciendo en su ticket electoral a una mujer como vicepresidenta. El exmandatario espera que, en medio de un ambiente tan polarizado por temas como el aborto, una figura femenina despeje dudas sobre los más incrédulos de su partido. Entre los republicanos hay fuertes voces que no creen que Trump pueda hacerse con el voto de la mujer joven de centro y llevarlas a la órbita roja, una apuesta fracasada por mucho en los pasados comicios de 2020 cuando enfrentó a Joe Biden.
El análisis de esas elecciones mostró que tuvo un bajo rendimiento entre las votantes mujeres, quedando muy rezagado en comparación con el apoyo obtenido por el hoy presidente demócrata. Ahora, aunque su apoyo entre las votantes mujeres es significativamente mayor esta vez (un 44 por ciento frente al 39 por ciento del año pasado) todavía está por detrás de Biden. Con estas cifras en juego, los medios estadounidenses dicen que la búsqueda va a contrarreloj.
Hasta el momento, con más fuerza han surgido tres nombres: Marjorie Taylor Greene, Elise Stefanik y Kristi Noem. De estos tres, tanto Greene como Stefanik son fervientes defensoras de las políticas de “Make America Great Again”, la marca de Trump. Justo el mes pasado, ambas presentaron medidas en la Cámara de Representantes para eliminar ambos juicios políticos contra Trump. No está claro, eso sí, si estos nombres están demasiado ligados al trumpismo duro y podrían convertirse más bien en un lastre en la elección general.
En ese espectro más amplio es donde gana espacio Kristi Noem, la gobernadora de Dakota del Sur. No solo es una leal seguidora de Trump, sino que también tiene experiencia administrativa en su actual cargo desde 2019. Para deleite de Trump y sus seguidores, ha respaldado varias medidas de derecha, pero todavía no es percibida del todo como una radical. De hecho, hay quienes dicen que es una suerte de Mike Pence en versión mujer. En marzo, cuando varios medios habían reportado que la expresentadora de televisión Kari Lake era también favorita en esa carrera, varios asesores de Trump afirmaron que las características que el magnate busca en un número dos son, irónicamente, muy similares a las del exvicepresidente Mike Pence, con quien ya no se habla, y con quien compite en esta oportunidad por la nominación. Trump quiere a alguien que sea incondicionalmente leal y lo suficientemente insulso como para no robar ningún protagonismo, es decir, que no albergue ambiciones de opacar a su jefe, estando satisfecha con roles secundarios.
También semanas atrás, el portavoz de Trump, Steven Cheung, había hecho un llamado a la prudencia afirmando que “cualquier persona que piense que sabe lo que el presidente Trump va hacer está seriamente desinformada y tratando de ganarse el favor de los 'potenciales' candidatos a vicepresidente". Según Cheung, "el presidente Trump elegirá a su compañero de fórmula en su propio momento, y aquellos que están jugando al juego de los medios de comunicación lo hacen bajo su propio riesgo". Sin embargo, con esta opinión contrasta la del analista republicano Frank Luntz, para quien “normalmente el vicepresidente no importa, pero cuando el presidente va a tener ochenta años, eso hace que la elección sea más significativa".
Y lo cierto es que Donald Trump no la tendrá nada fácil. A los escándalos precedidos de su campaña de 2016 contra Hilary Clinton, ahora se suman los propios de su presidencia. En la memora están frescos los juicios por el caso de los pagos no reportados a la exactriz porno Stormy Daniels y, más recientemente, el caso por difamación contra la escritora Jean P. Caroll. Todo un cóctel de mala propaganda. Pero incluso con un rol más relevante llega el enojo de un grueso de las mujeres en este país que están molestas por el creciente movimiento conservador que busca eliminar derechos como el acceso a un aborto seguro.
Esa cruzada, alimentada desde los pilares más profundos de la Corte Constitucional, es una batalla que los demócratas intentan ganar vendiendo la idea de que un presidente de derecha, quien quiera que sea, solo incentivará aún más esa radicalización de la justicia. El aborto fue un tema clave en las elecciones de medio término y no se ve muy claro cómo Trump pueda escapar a ese fantasma solo nombrando a una mujer como fórmula vicepresidencial.
Otro que intenta hacer lo propio es el gobernador de Florida, Ron DeSantis. En las últimas horas, el segundo en la carrera por la nominación republicana dijo que consideraría a la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, como una posible opción para la vicepresidencia. Lo hizo durante una visita de dos días a Iowa, en la que hizo guiños y comparaciones frecuentes entre su liderazgo en Iowa y su mandato en Florida. Esta no es una estrategia nueva para la campaña de DeSantis, pero adquirió un nuevo peso este fin de semana, desde que Trump atacó a Reynolds por su decisión de mantenerse neutral en las asambleas partidarias de primera instancia.
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