
Cuidado de la piel
Adelántate a los granitos: los consejos de dermatólogos para evitar el brote premenstrual
Ese brote de acné que aparece como un reloj cada mes no es una condena. Responde a un ciclo hormonal que, lejos de ser un misterio, puede controlarse con una estrategia que combina cosmética, dieta y gestión del estrés

La verdadera batalla contra el acné premenstrual se libra, paradójicamente, una semana antes de que aparezca el primer grano. La clave no está en tratar la imperfección una vez es visible, sino en anticiparse a ella. El periodo crítico para actuar es entre los días 7 y 14 del ciclo menstrual, una ventana de oportunidad en la que la piel comienza a dar las primeras señales de cambio, volviéndose más grasa en la zona T y notablemente más sensible en áreas como la mandíbula.
De hecho, este cambio cutáneo no es aleatorio. Responde a un vaivén hormonal muy concreto que define el ciclo femenino: un descenso de los estrógenos justo cuando la progesterona empieza a aumentar. Esta combinación es la que desencadena una mayor producción de sebo, el caldo de cultivo perfecto para la obstrucción de los poros y el debilitamiento de la barrera protectora de la piel, sentando las bases para el brote que suele manifestarse entre los días 15 y 21.
Para ello, es fundamental adaptar la rutina de cuidado facial durante esa fase preventiva. La estrategia pasa por incorporar activos que mantengan los poros limpios sin agredir la piel. Según recomiendan los expertos en Vogue, el uso de ácido salicílico en concentraciones bajas (del 0,5 % al 1 %) un par de veces por semana es una medida eficaz. Este se debe complementar con el uso diario de niacinamida, un compuesto que ayuda a reducir la inflamación y a fortalecer la función barrera de la piel.
Un enfoque integral que trasciende el cuidado tópico
Asimismo, la cosmética es solo una parte de la ecuación. El estilo de vida juega un papel determinante en la intensidad de estos brotes. La alimentación, por ejemplo, puede ser una gran aliada si se prioriza una dieta rica en antiinflamatorios, omega-3 y carbohidratos de bajo índice glucémico. Por el contrario, un consumo elevado de azúcares y lácteos puede agravar el problema. Del mismo modo, factores como el estrés o la falta de sueño disparan los niveles de cortisol, una hormona que empeora el acné.
Por otro lado, si a pesar de los cuidados preventivos algún grano rebelde consigue hacer acto de presencia, existen tratamientos de acción puntual diseñados para acelerar su desaparición. Fórmulas con ingredientes como el zinc, el peróxido de benzoilo o los retinoides son especialmente eficaces para secar las imperfecciones de forma rápida y controlada, evitando que dejen marcas en la piel.
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