Protección solar
¿Cómo aplicar el protector solar? Los tips definitivos para una protección perfecta
Este verano protege tu piel del sol de forma inteligente y segura: descubre las claves para mantenerla sana, radiante y a salvo
El verano llega cargado de días soleados, perfectos para disfrutar del aire libre, la playa o la montaña. La exposición al sol tan deseada plantea un desafío para la salud y el bienestar de nuestra piel, nuestra principal barrera frente al entorno.
No utilizar la protección solar adecuada va mucho más allá de una simple quemadura temporal. La radiación ultravioleta es una causa directa del envejecimiento prematuro, la aparición de manchas y, lo que es más preocupante, aumenta de forma considerable el riesgo de desarrollar enfermedades cutáneas graves.
Por ello, no basta con la intención de cuidarse, es fundamental contar con la información y las herramientas necesarias para aplicar una protección solar realmente efectiva.
Las estrategias definitivas para cuidar tu piel del sol
Para asegurar una defensa completa y eficaz contra los efectos nocivos del sol, según apuntan desde Trendies, la base es la elección correcta y la aplicación constante del protector solar. Optar siempre por un factor de protección solar (FPS) de 50+ proporciona una barrera robusta frente a los rayos UVA y UVB, responsables del daño celular y las quemaduras. Su aplicación debe ser generosa y realizada unos minutos antes de exponerse.
La persistencia en la protección es tan importante como la elección del producto. Es imprescindible volver a aplicarse protector cada dos horas, y de forma inmediata después de salir del agua o si la sudoración es intensa. Asimismo, es recomendable evitar la exposición directa durante las horas de máxima intensidad solar, generalmente entre el mediodía y las cuatro de la tarde, buscando siempre la sombra.
La protección solar va más allá de las cremas. Complementar con ropa con protección UV, sombreros de ala ancha que protejan rostro y cuello, y gafas de sol con filtros adecuados es una gran estrategia. No te confíes en los días cubiertos, las nubes no bloquean por completo los rayos UV y pueden seguir causando daño.
No olvides ninguna parte de tu cuerpo al aplicar el protector, zonas como las orejas, el cuello, las manos y los empeines son a menudo pasadas por alto y muy vulnerables. Además de la protección externa, una correcta hidratación bebiendo suficiente agua mantiene la piel más resistente. Tras la exposición, el uso de productos post-solares ayuda a calmar y favorecer la recuperación cutánea.
Ciertos grupos, como los niños y las personas mayores, requieren un cuidado y una vigilancia extra al tener la piel más sensible, necesitando protectores específicos y reaplicación muy frecuente. Finalmente, una medida fundamental es la autoexploración regular de la piel y las visitas anuales al dermatólogo para revisar lunares y detectar cualquier cambio sospechoso a tiempo.