
Tendencias
Descubre el junk journaling: reciclar para conectar contigo y con el planeta
Más que un simple diario, esta técnica propone una forma de poner orden en nuestros pensamientos a la vez que se da una segunda vida a los residuos que generamos, una terapia creativa al alcance de todos

En un mundo que no se detiene, encontrar un refugio para la mente se ha vuelto casi una necesidad. Cada vez más personas descubren en el llamado junk journaling una afición que no exige talento previo ni grandes desembolsos, pero que ofrece a cambio un remanso de paz. El simple acto de seleccionar, recortar y pegar se convierte en un ejercicio de calma y concentración, una poderosa herramienta para la introspección que permite poner en orden los pensamientos y desconectar de la rutina diaria.
De hecho, la propuesta es tan sencilla como sorprendente: dar una nueva vida a esos pequeños fragmentos de lo cotidiano que, por norma general, acaban en la basura. Se trata de transformar los modestos retales de la vida, como entradas de cine, etiquetas de ropa, mapas viejos o simples envoltorios, en las páginas de un diario personal. El resultado es una suerte de crónica visual y táctil, donde los recuerdos se plasman con texturas y colores.
En este sentido, esta práctica combina la escritura con el arte del collage para documentar vivencias más allá de las palabras. El objetivo no es otro que dar forma a un registro único que capture momentos e ideas de una forma mucho más plástica y evocadora, una filosofía que revaloriza lo efímero.
Una segunda vida para los recuerdos y los residuos
Asimismo, esta actividad lleva implícita una notable reflexión sobre el consumo y la cultura del descarte. Lejos de ser una simple manualidad, el junk journaling invita a mirar con otros ojos los objetos que nos rodean. Fomenta una nueva conciencia que nos anima a replantear qué tiramos y qué podemos conservar para darle un propósito creativo, convirtiéndose en un pequeño acto de rebeldía contra la filosofía del usar y tirar.
Por otro lado, una de las grandes bazas de esta práctica es que estimula la imaginación sin la presión de buscar un resultado perfecto o de seguir reglas estrictas. No se requieren habilidades artísticas ni materiales costosos, lo que la convierte en una afición al alcance de cualquiera. Para iniciarse, basta con hacerse con un cuaderno, unas tijeras, pegamento y esa colección de pequeños tesoros cotidianos que normalmente desechamos sin pensarlo dos veces.
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Petición "improcedente"

