Presentación

Ajusten los patrones, sus señorías

Los zapatos y hasta el abrigo pueden servir para empatizar con el público

Jorge Moragas aporta un toque chic y distinguido a sus trajes añadiendo un simple detalle: el pañuelo
Jorge Moragas aporta un toque chic y distinguido a sus trajes añadiendo un simple detalle: el pañuelolarazon

La desazón se apodera del que suscribe cada vez que le piden una reflexión de estilo sobre la clase política española. Pocos son los que se salvan y de éstos la minoría los que se podrían calificar como hombres elegantes. Tienden más a pasar desapercibidos o a intentarlo, entendiendo esto como no tener la indumentaria entre sus cuestiones principales. De ahí que el Congreso de los Diputados tenga cierto aire gris. El aburrimiento inunda todas las sesiones (y yo sólo hablo de moda). Si bien es cierto que la media española en el vestir no es elevada, tenemos que reconocer nuestros fallos, tampoco podemos negar cierta exigencia a nuestros representantes: cuando uno se coloca como cabeza visible de una empresa intenta dar la mejor imagen de ella y esto se lo deberían grabar a fuego nuestros estimados diputados. Está bien que reconozcamos que de forma general nosotros no vistamos bien, que nos perdamos en el traje y que todavía no hayamos incorporado a nuestro vocabulario el término «slim fit», pero es que ellos deberían ir un paso por delante.

Algunos argumentarán que la etiqueta es rigurosa y que poco se puede hacer e innovar cuando se va de traje y corbata, pero todos deberíamos saber que los conceptos de camisa, chaqueta y pantalón tienen muchas acepciones, más de las que se ven en el Congreso. Quizás para ello debamos fijarnos en otros ejemplos que no saludan a diario a los leones: Ignacio González es un buen ejemplo de ello.

La Cámara debería reflexionar sobre esto: hay que ajustar los patrones, señorías. Hay que cuidar las chaquetas y buscar cierta originalidad en las corbatas. Los zapatos o incluso los abrigos puede ser una buena herramienta para empatizar con el público y, sobre todo, dar muy buena imagen de marca España (estas cosas se empiezan por los cimientos). Consigan que nos sintamos orgullosos de una clase política elegante, que vaya donde vaya consigue dejar buena huella. Retomemos el espíritu de Adolfo Suárez (de lejos el político más elegante que ha pisado el Congreso).

Pero, ojo, que todos sabemos que hay algunos hombres que destacan. Mientras esperamos a que se decidan en el PP a enviar a Borja Sémper a la Cámara Baja, otro joven como el miembro de Izquierda Unida Alberto Garzón intenta dar la cara bonita del Congreso, como Pedro Sánchez, aunque él todavía está buscando su sitio.