Màxim Huerta

Màxim Huerta: "¡Afortunados los que hablamos con los perros!"

El escritor apuesta por no comprar mascotas, sino adoptarlas, y sobre todo por el mestizaje, ya que su anterior perra vivió 20 años

Màxim Huerta junto a su mascota Leo
Màxim Huerta junto a su mascota Leolarazon

«Leo no tiene raza. Es una perrita callejera, mestiza, adoptada en el refugio de una amiga. Me la ofreció y nos enamoramos». Se llama así por Leocadia, el personaje de Marisa Paredes en «La flor de mi secreto». Lleva 9 años con el periodista y escritor, «pero la anterior me duró 20. No solo es que las cuide bien, es que estos perros son fuertes. En el mestizaje está el futuro, ¡viva la mezcla!». A Leo la vemos en la cuenta de Instagram con el autor «porque no se separa de mí. Además, va pidiendo caricias a todo el mundo como si le faltaran en casa». Está con el escritor todo el día. En el sillón, en la alfombra, en el regazo, de paseo... «menos cuando escribo. Sabe que es el único rato que no me puede molestar... ¡Pero la tengo como una editora vigilándome!». Asegura que si tienes un animal es para que sea uno más de la familia y no esté cohibido, por eso «menos comer en la mesa conmigo, lo hacemos todo juntos: vemos pelis, jugamos, paseamos, se sienta a leer conmigo... y aunque duerme en su cojincito, se sube a la cama a darme los buenos días».

En cuanto a viajar, «me gustaría que viera más mundo, pero como pesa más de 10 kilos no puede hacerlo en tren o en avión, salvo que vaya en la bodega, y a eso me niego. En coche sí. Y tiene controlados los kilómetros, porque cuando vamos a llegar a Altea, a Buñol o regresamos a Madrid, huele el lugar y se pone de pie todo lo que le da la cuerda del seguro». Asegura que le encanta el mar y se puede tirar horas mirándolo como «Mujer en la ventana» de Dalí. Pero lo más bello que le ha pasado «es que en los momentos duros ha estado pegada a mí. Si estoy enfermo se pone en mi pecho y cuando estoy triste me mira como el mejor de los psicólogos. Este tiempo hemos caminado y hablado, los dos solos... ¡afortunados los que hablamos con los perros!». Cuando su padre estaba enfermo de alzhéimer, «se subía a su regazo para pasear con él en la silla». Pero lo mejor de todo es que «es una osada. Con la excusa de pedir una caricia, he visto cómo ha llegado a robar el filete de la mesa de al lado en un restaurante. Otro día, se me plantó con un chupete en la boca (risas). Es muy friki». Huerta asegura que tiene varios proyectos, pero «ya lo sabréis. No descarto la tele», dice mientras continúa con su promoción de «París será toujours París» y prepara nuevo libro para abril.... ¿Y de política y su Ministerio, no vamos a hablar? (se ríe): «¿Para qué? Prefiero pasear con Leo».