Pasarelas

El lado deportivo de Custo Barcelona

El catalán presentó ayer su colección primavera-verano 2018 en la semana de la moda de NY

El diseñador apuesta por una mezcla de estilos «sport» y callejeros
El diseñador apuesta por una mezcla de estilos «sport» y callejeroslarazon

El catalán presentó ayer su colección primavera-verano 2018 en la semana de la moda de NY.

«Una colección de inclasificables que no tienen referencia en la historia de la moda», así define Custo Dalmau su propuesta primavera-verano 2018. Vestidos asimétricos con transparencias y destellos en oro y plata, «bombers» bordadas en pedrería o lentejuelas, y abrigos ligeros en tonos fucsia desfilaron ayer en el abarrotado estudio A de los muelles de Chelsea, a orillas del río Hudson. Con 78 propuestas para hombre y mujer, «Call me tomorrow» es la pasarela más extensa que el catalán ha mostrado en su dilatada carrera.

En esta ocasión, los trajes ya clásicos en sus diseños contrastan con un estilo «sport» y callejero –que Dalmau llama «biónico»– de siluetas menos ajustadas al cuerpo, sudaderas con capucha y dos novedades: zapatillas y prendas estampadas con el nombre de la marca. «Somos anti logo, pero es cierto que tienen la connotación deportiva que estamos buscando en esta oportunidad», afirma el diseñador. Los demás accesorios también fueron protagonistas: «stilettos», sandalias planas con pedrería (para mujer y hombre), bolsos tipo riñonera y gorras hechas en tejidos a juego con el resto de los «looks». Como en su colección anterior, Dalmau sigue apostando por técnicas y tejidos experimentales: «Hay mucho mestizaje de materiales tecnológicos con procesos artesanales como los bordados a mano», explica. Así, se vieron gorras de cuero laminado en oro y envejecido, abrigos con mangas de «faux fur» de papel reciclado –«es una obligación utilizar materiales renovables», afirma– y gabardinas y pantalones de organza translúcida.

El resultado es una colección de siluetas desenfadadas pero de aire lujoso, a la vez urbana y «chic». El conjunto estrella del desfile fue uno de los últimos: una falda asimétrica de flecos dorados combinada con una «bomber» bordada a mano con lentejuelas negras y rojas en patrones geométricos.