Junta de Andalucía

El gasto real en atención temprana no alcanzó el 50% en los tres últimos años

La Junta admite haber dejado sin ejecutar 25,9 millones, cantidad que habría significado 1,4 millones de sesiones

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la visita a un CAIT en Sevilla
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la visita a un CAIT en Sevillalarazon

El dato asusta: el gasto real en los menores con trastornos en los tres últimos años fue 25,9 millones inferior a lo presupuestado por la Junta de Andalucía. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente, que a los niños de cero a seis años que requieren atención temprana para corregir o amortiguar alguno de los cada día más habituales, por desgracia, trastornos en el desarrollo no llegaron ni el 50% de los recursos económicos destinados a terapias. No lo dicen las familias, ni los centros que imparten las terapias, sino el propio Gobierno andaluz.

La Consejería de Salud ha facilitado los datos de gasto real en atención temprana de los tres últimos años a la Plataforma de Atención Temprana y Discapacidad previa petición de información al Portal de Transparencia. Su análisis obliga a un profunda reflexión. Las mejoras introducidas en el modelo de gestión no resultan suficientes y el nuevo acuerdo marco mantiene carencias evidentes. Las palabras de Susana Díaz retumban en los oídos de las familias: «La Junta ha hecho una apuesta firme por la Atención Temprana». Lo decía para resaltar que el presupuesto anual de 2018 alcanzará los 28,8 millones de euros, 8 millones más que en 2017. La cuestión es que el año pasado ya se había modificado la forma de gestionar el servicio a los niños y de los 20,9 millones prometidos sólo se tradujeron en terapias alrededor de 13,5 millones. Pero es que en 2016, con 15,9 millones previstos para el servicio el gasto real se redujo a 6,2 millones; y en 2015, la información facilitada por el Portal de la Transparencia resulta dramática: 2,2 millones ejecutados de una partida global de 11,1 millones. Conclusión: de 47,8 millones que en el presupuesto de la Junta se especificaban que debían invertirse en atención temprana en el trienio analizado, el gasto real se ha reducido a 21,9 millones. Esto supone apenas el 46%.

La otra gran pregunta es qué habría supuesto para los 20.000 menores con trastornos un grado de ejecución equilibrado al presupuesto. La respuesta no es fácil de cuantificar, pero basta con hacer una aproximación para calibrar el perjuicio causado. En 2017, la Administración pagaba la hora de sesión en los Centros de Atención Infantil Temprana (CAIT) a 18 euros. Luego, no sería arriesgado decir que se han perdido en este periodo 1,4 millones de sesiones, que repartidas entre los 20.000 menores reconocidos por la Junta supondría una media de 23 sesiones al año a cada uno de ellos.

Para entender la gravedad de los datos sólo hay que detenerse y situarse en el pellejo de unos padres. No se llama atención temprana por capricho. La efectividad del tratamiento radica en su prontitud. En la situación de los últimos años, las familias no tienen más remedio que acudir a centros privados y pagar –una media de 400 euros al mes– por terapias que en algunos casos significan el fin de un trastorno del lenguaje, por ejemplo, y en otros una mejora significativa del día a día del menor.

El nuevo decreto de abril de 2016 regula el modelo de atención temprana en Andalucía. Salud dice ofrecer el servicio a cerca de 20.000 menores de cero a seis años a través del sistema Alborada. También asegura haber acabado con las listas de espera en tiempo récord, mejorando el tiempo de respuesta a menos de 30 días, aplicando una tarifa unificada y aumentando la duración de las sesiones de 45 minutos a una hora. Todo ello para hacer hincapié en un modelo de financiación comprometido con la calidad, la transparencia y la equidad, dicen.

La Junta de Andalucía se limita a financiar las sesiones que imparten los CAIT y los convenios con algunos ayuntamientos. De la partida presupuestaria de 2017, además, hay que restar el coste de la remodelación de las unidades de valoración y la contratación de personal.

Salud destaca que el aumento progresivo del presupuesto, que alcanzará los 33 millones en 2019, «mejora» los tiempos de respuesta. Pero la situación actual no convence a nadie. Después de licitar los lotes de sesiones a los centros, la Administración se halla inmersa en una modificación de los contratos –el coste de la sesión pasa de 18 a 22 euros– que ha supuesto recortes temporales en las terapias a los menores. Los centros han tenido que comunicar a los padres que se limitaban las sesiones hasta la correcta redacción de los contratos. Incluso se habla de situación «crítica». La realidad es que las mejoras aplicadas, reales mirando al pasado, siguen siendo insuficientes.

La plataforma de las familias, clave en la lenta mejora del sistema

La situación de un colectivo tan vulnerable como los menores con trastornos ha efectuado un notable cambio en los últimos tiempos que ha coincidido con la aparición de la Plataforma de Atención Temprana. Sus reivindicaciones han surtido efecto en muchos casos y han provocado una mayor concienciación. En 2015, con un presupuesto de 11,1 millones, el gasto real se redujo a 2.226.357,08 euros. Los datos facilitados por la Junta son más que significativos. La provincia de Almería ni siquiera formaba parte del acuerdo marco. En 2016, ya con la plataforma en funcionamiento, la partida presupuestaria inicial de 10,5 millones se eleva a 15,8 millones y el gasto real asciende a 6.196.105,60 euros. El número de centros de atención infantil temprana conveniados casi se duplica. Y en 2017, el tercer año analizado, los 20,9 millones presupuestados se convierten 13.465.277,11 euros en gasto real. No obstante, aún se queda sin aprovechar un 35% del dinero para terapias. No hay tiempo que perder para seguir mejorando el sistema.