Valladolid

Formación, calidad, tradición y profesionalidad para ofrecer el mejor pan a los vallisoletanos

Javier Ramos y Charo Álvarez llevan diez años elaborando un producto como lo hacían los abuelos

Chari y Javier demuestran que su pan de la Tahona, en Villanubla, está para comérselo
Chari y Javier demuestran que su pan de la Tahona, en Villanubla, está para comérselolarazon

A poco más de quince minutos de Valladolid, en el centro de la localidad del aeropuerto vallisoletano, Villanubla, en plena Tierra de Campos, Javier Ramos y Charo Álvarez apuestan por la tradición, la formación, la profesionalidad y el estudio para ofrecer el mejor pan, tanto a los vecinos del municipio como a los turistas.

Y es que como dice el sabio refranero popular cuando se cierra una puerta se abre una ventana, por lo que esta pareja, con tesón y dedicación, supo sacar provecho de la crisis económica, y de su despido de Renault, para poner en marcha este taller artesanal, que día tras día se llena de gente para disfrutar de sus ricos panes, los tradicionales «piturracios» -pastas típicas de la zona- y la torta de chicharrones, que han recuperado esta pareja después de muchos años y tras largos estudios, o las riquísimas y sabrosas magdalenas.

Pero la cabeza inquieta de Javier Ramos y el tesón de Charo Álvarez hacen que no se conformen y cada segundo piensan en ofrecer nuevos productos para hacer las delicias de los paladares de los vallisoletanos. Eso sí, siempre respetando la elaboración de cómo lo hacían los abuelos, producto de primera calidad, muchas horas de amasar y fermentación en un armario de madera. Y es que según recuerda a LA RAZÓN Javier Ramos, le metió el gusanillo en este mundo su abuela, que la ayudaba cuando era un niño. Para ello realiza innumerables pruebas que da a probar a sus fieles clientes, y que según el éxito que tenga sigue elaborando, como es el caso del tritordeum. Lo que no cambia es la barra, que es su producto más vendido, el pan de candeal o el Molino de Piedra.

Javier Ramos y Charo Álvarez consideran que la clave del éxito es la formación, que es lo que muchas veces falta en esta profesión, porque aunque parece que la elaboración de pan es sencilla, el más pequeño detalle puede dar al traste con el producto.