Patrimonio

Nuevos pasos para conservar en los pueblos palentinos la arquitectura tradicional

Diputación provincial y Universidad Popular se unen para promover la rehabilitación de este legado

Palomar que se está rehabilitando para albergar el Banco de semillas en Amayuelas de Abajo (Palencia)
Palomar que se está rehabilitando para albergar el Banco de semillas en Amayuelas de Abajo (Palencia)larazon

La arquitectura popular surge como respuesta a las necesidades de los usuarios y a las exigencias derivadas de la tradición arraigada en la zona geográfica en que se produce.

La arquitectura popular surge como respuesta a las necesidades de los usuarios y a las exigencias derivadas de la tradición arraigada en la zona geográfica en que se produce.

En el caso de Palencia, son muchas las manifestaciones arquitectónicas que se mantienen a lo largo de los años pero que se están viendo afectadas por el éxodo rural y la caída en el desuso. Así, la Diputación Provincial se ha unido a la Universidad Popular (UPP) para personas mayores con el fin de conservarlas y rehabilitarlas para que no queden en el olvido.

De este modo, este tipo de edificaciones se basan en tres ideas: ser prácticas, utilizar materiales autóctonos y ser económicas. Por ello, a través de muchos siglos los pueblos palentinos han utilizado materiales básicos que se encontraban sobre el terreno como la tierra, la piedra y la madera.

En Palencia, cuatro son las construcciones que más han marcado la vida a lo largo de los últimos años. Por un lado, las casetas de era han sido claves y se han ubicado en su mayoría en Tierra de Campos por la composición arcillosa de sus tierras. Situadas en los alrededores de los pueblos, eran lugares de gran actividad estival. Amusco, Frechilla o Fuentes de Nava son sólo algunos de los municipios donde se pueden encontrar estas casetas.

Los colmenares, por otro lado, surgieron a raíz del auge de la apicultura en la provincia y se encuentran magníficamente representados en la comarca de la Ojeda en Báscones, Perazancas o Cozuelos.

Asimismo, los palomares son seña de identidad de esta tierra. En Palencia están catalogados más de 900 y los que más abundan son los circulares. Para sus propietarios suponían un aporte gastronómico y una fuente de ingresos adicional. Ejemplares dignos de tener en cuenta se pueden ver en Torremormojón, Castromocho, Meneses de Campos o Támara.

Finalmente, los chozos del pastor eran viviendas entre las que destaca en Cevico de la Torre el denominado «El Dragón», un peculiar conjunto de tres corralizas y cabañas de planta circular.

Por su belleza y su significado en la historia, la Diputación de Palencia y la Universidad Popular apuestan por el mantenimiento y la difusión de este legado histórico, cultural y patrimonial de la provincia, para lo que se han comprometido en la promoción de su estudio y su difución en varias publicaciones como la revista «Al Socayo» y la colección de libros sobre arquitectura popular «Construcciones que se van».

El objetivo de estas ediciones según apunta un miembro del equipo de Invertigación Etnográfica de la UPP, Ascensión García, es «difundir el valor arquitectónico de cada comarca, y alzar la voz en contra de esas nuevas construcciones que se realizan en el medio rural sin ningún orden». Al respecto, aboga por leyes de protección que respeten la identidad de los entornos.

Entre el pasado y el futuro

«La amenaza de desaparición de la arquitectura popular es absoluta ya que el hombre tiende a conservar las cosas en la medida en la que le son útiles». Así se pronuncia Ascensión García, miembro del equipo de Investigación Etnográfica de la Universidad Popular de Palencia (UPP). García insiste en que se deberían rehabilitar como parte del pasado histórico de la zona para que no se pierdan porque «es fundamental conocer el pasado y afianzarlo para poder dar pasos en el futuro». Por ello, hay que llevar a cabo políticas en defensa de estas edificaciones así como ayudar a la población de los núcleos rurales a reflexionar sobre el valor que poseen. Una tarea difícil para la técnico de la UPP porque «hay que concierciarles para que formen parte de su presente mediante su adaptación».