Cataluña

CDC se asocia con una escisión de ERC sin dar explicaciones a Unió

Mas y Rull conversan durante la reunión de ayer del comité ejecutivo de Convergència
Mas y Rull conversan durante la reunión de ayer del comité ejecutivo de Convergèncialarazon

Aunque la estrategia independentista continúa sin ofrecer buenos resultados a Convergència Democràtica –así lo revelan los últimos sondeos publicados–, el partido de Artur Mas continúa empeñado en demostrar la credibilidad de su proyecto soberanista para no ser superada por ERC. En este contexto hay que enmarcar el golpe de efecto que ayer trató de dar CDC, anunciando su asociación con Reagrupament, la escisión de ERC que lidera el ex conseller del tripartito Joan Carretero, que pasará a tener representación en los órganos de gobierno de CDC.

La maniobra de Convergència supone el primer paso para construir una candidatura unitaria de cara a las próximas citas electorales. Los convergentes ya propusieron coaligarse con ERC en las próximas europeas de 2014, pero los republicanos dieron largas a este ofrecimiento con el argumento de que lo importante en estos momentos es poner fecha y pregunta a la consulta soberanista. Unió se opuso a formar una lista conjunta con ERC porque no se identifican con el proyecto republicano. Por ese mismo motivo, Convergència evitó comunicar a Unió su asociación con Reagrupament. «Es un acto de soberanía», resolvió el secretario de Organización, Josep Rull.

La ruta de Reagrupament

Lo cierto es que las posturas de Reagrupament no pueden ser más alejadas de una Unió que aboga por superar la autonomía catalana sin llegar a la independencia. La asociación de Carretero defiende desde hace cuatro años «una única hoja de ruta válida»: la declaración unilateral de independencia. Nadie en Convergència ha contemplado por el momento esta posibilidad, a pesar de que ya comienzan a aparecer dirigentes de CDC que dan por imposible la consulta legal.

En cualquier caso, Convergència confía en que su asociación con Reagrupament no tense todavía más las relaciones con Unió, aunque los mensajes que se cruzan con los socios desprenden cada vez mayor frialdad. «Son aspectos de carácter interno. No le preguntamos a Unió con quien se relaciona o llega a acuerdos», dijo el vicesecretario general de Coordinación Institucional, Lluís Corominas.

El mensaje del dirigente de CDC puede interpretarse como una alusión a sus socios de Unió que se produce pocos días después de que Josep Antoni Duran Lleida mantuviera una reunión con el primer secretario del PSC, Pere Navarro. En esa ocasión, Duran tampoco dio cuenta a Mas de su iniciativa.

Así las cosas, Unió y Convergència continúan un proceso de alejamiento que, de momento, han disimulado aunque cada vez con menos energías. Los reproches a la luz pública comienzan a multiplicarse, pero los socios resisten juntos. ¿Hasta cuándo?

Muy posiblemente, la consulta marcará un antes y un después porque Unió y Convergència mantienen puntos de partida muy distantes. Los convergentes abogan por una pregunta clara (¿Desea usted que Cataluña se convierta en un estado propio?), mientras que los socialcristianos son partidarios de plantear varias preguntas que recojan la posibilidad de una tercera vía (una suerte de estado catalán dentro de una España confederal).

Si Unió y Convergència no resuelven este conflicto, la federación nacionalista, con 34 años de existencia, podría tener los días contados, ya que la contradicción sería demasiado importante como para ignorarla.