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El gran invento de la plaza mayor

Mauricio Wiesenthal disecciona en «La hispanibundia» la visión de lo español dentro de Europa

El gran invento de la plaza mayor
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Mauricio Wiesenthal disecciona en «La hispanibundia» la visión de lo español dentro de Europa.

Con 22 años, Mauricio Wiesenthal era un joven profesor de la Universidad de Sevilla, especializado en historia de la cultura. Todavía sentía cierta inseguridad debido a esa juventud, pero sus conocimientos y talento le llevaron a liderar unos cursos de verano a estudiantes europeos sobre cultura española. Los asistentes eran mayores que él, «así que tenía que ir con mucho ciudado con lo que les explicaba por temor a que pudiese refutar con facilidad lo que yo les iba a explicar», comenta. Para conseguir más respeto, incluso se ponía bata blanca para que le tratasen de doctor y le tuviesen mayor legitimidad.

De esas clases nace «La hispanidad. Retrato español de familia» (Acantilado), ensayo con más de 50 años de trabajo detrás donde intenta explicar lo que es lo español dentro del paradigma europeo. «No es un libro de autocomplacencia, ni de definición de lo español, ni de exaltación de lo español, sino un libro de contemplación de lo español desde fuera a partir de su historia y su literatura, de personajes como la Celestina, el Quijote, la picaresca, el Burlador de Sevilla, la Lozana Andaluza», afirma Wiesenthal.

El título del libro, esa «hispanibunida» que hace referencia «a todo aquello que llega en abundancia», a furibundo, moribundo, nauseabundo, quiere remarcar lo español en todo lo excesivo, lo contradictorio, lo confuso. «Hay quines levantan muros para separar pueblos, como hicieron los húngaros con los turcos. Nosotros hemos sido invadidos por todas las culturas y hemos salido ganando en civilización. Nuestra respuesta a los muros es la invención de la plaza mayor. Todos los pueblos se construyeron a partir de estos modernos ágoras griegos en las que personas con diferentes creencias y culturas encontraban lugares en común en los que colaborar. No creo en ninguna reunión europea que no estén españoles para preguntarles, ¿y vosotros cómo lo hicistéis?», asegura el escritor de «El esnobismo de las golondrinas».

Para Wiesenthal, la plaza mayor es el gran teatro de la hispanibundia. A partir de allí nos hablará sobre El Quijote, sobre el buen gusto de Velázquez, sobre la rémora de la envidia, la inquisición o el fascinante capítulo titulado «El pueblo soy yo, una interpretación perversa del francés». «Los franceses han convertido su idea omnipresente de estado en algo que defender por encima de todas las cosas, relacionándolo directamente con el pueblo. Hablan de Francia así con orgullo, pero sálvame de esa devoción que por suerte siempre ha estado tan lejos de lo español», señala Wiesenthal.

¿Hasta ahora? El choque de trenes ocasionado por el proceso independentista catalán ha vuelto a este libro en un dardo en la diana. «No soy anarquista, creo en los estados, pero sólo como instrumento administrativo y punto. Para mí es más importante el término patria, que es el idioma, los poemas, las canciones, la familia, todo lo que nos forma. Que alguien sienta la necesidad de convertirlo en estado me entristece, porque todo estado implica fronteras yejércitos y grandes estructuras, y en estas construcciones arbitrarias siempre hay alguien quien acaba excluído. Patria hace referencia a padres y abuelos y enfrentar ideas de patria es enfrentarlos directamente, lo que me parece indignante», afirma.

Para Wiesenthal, hay que seguir reivindicando «esa mezcla de sangres y de culturas que distingue a los españoles, lo quieran ellos o no». También discute por ello con los llamados populismos. «En nombre de la aristocracia, los condes y duques hicieron auténticas atrocidades. No podemos dejar que en nombre del pueblo se vuelvan a hacer. Soy un creyente convencido en el pacto social, y no se puede ir contra él en nombre de nadie, ni siquiera el pueblo», señala este sabio escritor.

Su patria está en el corazón centroeuropeo

A pesar de nacer en Barcelona, de madre cántabra y padre judío alemán, Wiesenthal siente su identidad más cercana al rigor, la belleza y el gran conocimiento de los autores centroeuropeos. Su gran faro espiritual es Stefan Sweig, pero siente más cercanos a la familia Mann, que vivían en el mismo pueblo cerca de Hamburgo que sus abuelos, y los trató desde muy pequeño. Eso sí, conoció a Baroja y Azorín y sabe lo que define lo español de primera personas.

«La hispanibundia. Relato español de familia»

Mauricio Wiesenthal.

Acantilado.