Cataluña

El independentismo asume que ha tocado techo tras el 21D

Algunas voces del bloque separatista hacen autocrítica tras las elecciones y reconocen que a partir de ahora conviene repensar la estrategia para ensanchar la base social

Manifestación convocada por la Mesa por la Democracia en Barcelona. EFE/Toni Albir
Manifestación convocada por la Mesa por la Democracia en Barcelona. EFE/Toni Albirlarazon

Algunas voces del bloque separatista hacen autocrítica tras las elecciones y reconocen que a partir de ahora conviene repensar la estrategia para ensanchar la base social

Tras conocerse los resultados el jueves pasado, un miembro de la candidatura de Junts per Catalunya se afanó por calcular los votos totales que consiguió el bloque independentista: 2.063.421. Cuando lo hizo, observó que, aunque sumaron ligeramente más que en las pasadas elecciones autonómicas del 27 de septiembre de 2015, los separatistas volvieron a quedarse en el umbral de los dos millones de sufragios, cifra que parece haberse convertido en el techo de los secesionistas. Ese, además, es el diagnóstico que corre por JxCat, la candidatura de Carles Puigdemont. Quim Torra, uno de sus diputados electos, ya lo ha verbalizado y ha clamado por abrir un periodo para «repensar la estrategia», aunque sin definir en qué dirección, mientras que desde ERC, Joan Tardà, ya reseñó durante la campaña la necesidad de muscular la base social.

Tardà, en su momento, precisó que habría que alargar el proceso para lograr la independencia de Cataluña y postergarlo a las siguientes generaciones con el objetivo de centrarse ahora en ensanchar el apoyo. Este objetivo, según él, debería materializarse reenfocando la dirección de los partidos independentistas y buscar poner el acento en materias sociales para tratar de seducir a la parte de la sociedad que no apuesta por la ruptura con el Estado. En este sentido, la estrategia de ERC pasa por impulsar iniciativas que beneficien al máximo posible y ejercer desobediencia en caso de que sean anuladas por el Tribunal Constitucional (TC). Si son frenadas por el TC, la intención de Esquerra también es demostrar la necesidad de crear un Estado propio.

A Puigdemont, sin embargo, durante la campaña, se le ha visto poner creciente atención en los votantes no separatistas, pero bajo el argumento de los perjuicios que genera la aplicación del 155. El ex president intentó trasladar que la intervención de la autonomía sería nocivo para los favorables y contrarios a la independencia porque, desde Madrid, solo se intentaría beneficiar a «unos pocos».

Los resultados electorales son elocuentes, pese a que los independentistas han salvado la mayoría en el Parlament. Han perdido dos escaños con respecto a la pasada legislatura y han perdido porcentaje de voto, aunque se han mantenido en parecido número de votantes, mientras las fuerzas contrarias a la independencia han crecido sustancialmente en escaños y porcentaje de votos.

En todo caso, ambas formaciones han intentado acercarse a la bolsa de votantes no independentistas para ampliar la base social y derribar la barrera de los dos millones, algo que requerirá aparcar el «procés». Si bien, el escollo para seguir esa senda estará en la CUP, que se ha vuelto a erigir en fuerza determinante en el bloque separatista, y exige empezar a construir la república y mantenerse en vías unilaterales.