Cómic

Las mujeres detrás de Wonder Woman

El Salón del Cómic reunió ayer a las guionistas Dann Thomas, Shea Fontana y Kelly Sue DeConnick, todas unidas en algún momento a la mujer maravilla, y que descubrieron la existencia de la primera artista tras el personaje

La primera dibujante de Wonder Woman fue Trina Robbins, que en 1986 inició la serie «La leyenda de Wonder Woman» junto al guionista Kurt Busiek
La primera dibujante de Wonder Woman fue Trina Robbins, que en 1986 inició la serie «La leyenda de Wonder Woman» junto al guionista Kurt Busieklarazon

El Salón del Cómic reunió ayer a las guionistas Dann Thomas, Shea Fontana y Kelly Sue DeConnick, todas unidas en algún momento a la mujer maravilla, y que descubrieron la existencia de la primera artista tras el personaje.

Detrás de Wonder Woman hay dos nombres notables, su creador, el psicólogo William Moulton Marston, y el dibujante Harry G. Peter. Sin embargo, sólo son la punta de lanza de un universo de mujeres que hicieron del personaje el verdadero icono de la cultura pop en el que se convirtió. En 1940 se publicaba una entrevista a Marston bajo el título «No te rías de los cómics» en la que hacía referencia al potencial educativo y cultural del noveno arte. Dicha entrevista cayó en manos de los responsables de lo que luego se convertiría en la editorial DC, que por aquel entonces ya contaba con éxitos como Superman, Batman o Linterna Verde. En seguida, pidieron a Marston que se uniera en un equipo asesor en la editorial y éste aceptó al instante.

La entrevista que le abrió el mundo de los cómics la hizo una chiquilla, una de sus ex alumnas, Olive Byrne, que no sólo pasaría a ser su asistente después de aquello, sino que comenzó a vivir en casa de los Marston iniciando una relación polígama con el doctor y su mujer, Elizabeth Hoilloway Marston. El propio psicólogo reconoció que Olive fue una inspiración para crear al personaje, incluso reconoció que «los brazaletes mágicos que lleva la mujer maravilla están basados en unos que llevaba Olive».

Aunque el auéntico motor de la creación de Wonder Woman fue su esposa, Elizabeth. Cuando Marston daba vueltas a la idea de crear un personaje que no fuese sólo fuerza bruta, sino que tuviese de su lado valores más altos y «la inspiración del amor», fue ella quien le dijo con rotundidad «pero, por favor, que sea mujer».

A partir de aquí Marston empezó a idear todos los aspectos formales del personaje, dando luego estas instrucciones a Harry G. Peter para que lo dibujase y realizase el arte. En diciembre del 41 ya apareció en los quioscos de todo Estados Unidos y su éxito fue tan rotundo e inmediato que en enero del 42 ya se empezó a planear números exclusivos con sus historias. Su éxito fue tan grande que un año después Maston se veía desbordado por la demanda de tantas historias.

Aquí aparece la primera escritora de historias de «Wonder Woman» y que durante años pasó desapercibida porque no firmaba con su nombre, sino que hacía de «negra» de Marston. Su nombre es Joye Hummel, una niña de 19 años de la clase de psicología de la universidad que realizaba Marston. Cuando el ayudante del doctor corregía los exámenes de los alumnos, se topó con uno que le llamó la atención. «Seguro que no has escrito tú éste», le preguntó, porque todas las respuestas a los problemas presentados parecían contestados con el mismo razonamiento de Marston.

Al ver que tenía una jovencita que parecía pensar exactamente igual que él, se la llevó a Nueva York y le ofreció trabajar con él en «Wonder Woman». La única condición fue que no podía usar su nombre ni firmar los cómics. Ella no lo dudó ni un instante y en 1944, dos años después del nacimiento del personaje, se hacía con las riendas de sus historias. «No había encontrado a nadie que pudiera incorporar sus inquietudes culturales y educativas a sus historias. Para Marston, Wonder Woman encarnaba toda una nueva serie de valores para la mujer moderna e insistía en que se reflejaran en sus historias», comenta Hummel, que vive hoy retirada en un pequeño pueblo en Florida.

Marston lo dejó bien claro, «Wonder Woman es una especie de propaganda psicológica para el nuevo tipo de mujer, que estoy convencido que ha de dominar el mundo». Hummel le posibilitó esta intención, a la vez que suavizaba el contenido gráfico y sexual de las primeras historias, que cada vez costaba más pasar por la censura. «Cuando miras los primeros números, te sorprende la visión del feminismo que debía tener Marston, con una sobredosis de bondage, sadomasoquismo, sexualidad extrema y violencia. Parece increíble que pudiese hablar directamente a la mujer de aquel entonces, pero lo hizo», remarca la guionista Dann Thomas, que en los años 80 y 90 se hizo cargo de la serie.

El «boom» de la mujer maravilla no hacía más que crecer con el tándem formado por Marston y Hummel, que se compenetraban a la perfección. «Discutíamos todas las historias juntos, pero luego escribía los guiones yo sola y se los entregaba a Harry G. Peter. Era muy divertido porque nuestra imaginación no tenía límites. Después era yo quien aprobaba el resultado final», recuerda Hummel, que podía pasarse 16 horas al día imaginando sin descanso las nuevas historias del personaje.

Pero los buenos tiempos se truncaron demasiado pronto. En 1947 a Marston le diagnosticaron Polio, una enfermedad relacionada con la infancia y que genera parálisis, pero que a él le tocó de lleno a los 55 años. Marston siempre había sido un hombre alto y fuerte, de carima energético, y el «shock» de verse tirado en una cama lo trastornó. Primero se negó a aceptarlo y empezó a hacer rehabilitación para no perder el hábito de caminar, pero cuando parecía que iba a salirse con la suya, le detectaron un cáncer en la piel. Moriría nueve meses después. «Después de que irrumpiera su enfermedad, Marston no volvió nunca a Nueva York, así que era yo quien me desplazaba a su casa a discutir las historias», recuerda Hummel, para que el trabajo se volvió doble.

Al morir el doctor, Hummel se apartó de los cómics. En esa época se había casado, haciendo suya una niña de cuatro años de una relación anterior de su marido, así que prefirió quedarse en casa a cuidar de la pequeña a pensar en wonder woman. Durante esos años tuvo sus propios hijos y abandonó cualquier otra ambición hasta que cuando los pequeños se hicieron mayores, HUmmel empezó a trabajr en una empresa de agentes de bolsa. No parece algo que el feminismo moderno aplaudiría, pero ella no se arrepiente. «Creo que Marston se sentiría orgulloso de mí porque, mientras trabajaba como secretaria estudiaba para sacarme el título de broker a distancia, y que eso me posibilitó ejercer y así poder pagar después la educación universitaria de mis tres hijos», recuerda Hummel.

Una nueva pareja

Tras la muerte de Marston, sus dos amores, Olive Byrne y Elizabeth Holloway, continuaron viviendo juntas como pareja, incluso Holloway bautizó a su última hija con su marido Olive. La relación de Hummel con las dos fue muy intensa y puede decirse que la influencia de las tres para conseguir la inmortalidad de Wonder Woman es más que evidente. Como recuerda Hummel, fue Holloway quien estaba interesada en la mitología griega y quien instó a su marido a que hablase de las amazonas y de convertir al personaje en la hija de Afrodita, la diosa del amor.

Quien quiera saber más sobre la historia de este ilustre triángulo amoroso el año pasado se presentó la película «Professor Marston and the Wonder Woman», biopic a la sombra del estruendoso éxito que supuso la vuelta a la gran pantalla del personaje, en este caso con Gal Gadot como protagonista. «Me parece increíble que tras el éxito de la película, los grandes editores todavía no apuesten como deberían por las creadoras femeninas. Sólo el 13 por ciento de los cómics tienen autoría femenina, cuando el público femenino en todo lo relacionado con cómics ya supone el 49 por ciento», señala Shea Fontana, que el año pasado se encargó del personaje. La polémica ocurrió cuando DC decidió apartarla del personaje y poner en su lugar a James Robinson, guionista acusado poco antes de transhomófobo por su aportación al cómic «Airboy».

La última que pondrá sus garras al universo de «Wonder Woman» es la genial Kelly Sue DeConnick, que además de dar nueva vida a Carol Danvers, Capitán Marvel, empezará para el sello Black Label de DC una serie de tres novelas gráficas en torno al origen de las amazonas y sus auténticos poderes. «¡Las amazonas por fin serán liberadas!», comenta Dann Thomas, que hasta hace poco se creía que había sido la primera guionista de la serie. Increíble.