Llucia Ramis: «Me resulta más fácil comprender a la generación de mis padres»

La escritora y periodista gana el Premi Llibres Anagrama de Novel·la con una introspectiva y reveladora reflexión sobre los últimos años de una sociedad española a punto de la quiebra moral por la crisis.

A los dieciseis años, Llucia Ramis solía sentarse a los pies de su madre a mirar la televisión. Una noche, mientras esperaban a ir a cenar, la noticia que abría el telediario dejó a la familia en absoluto silencio. Un socio de su abuelo, el padre de su madre, acababa de suicidarse después de matar a su mujer e hijo de 16 años. Su madre gritó a su marido para que escuchase y cogió acto seguido el teléfono para llamar a su padre para estar segura de que lo estaba viendo. Ramis permanecía perpleja ante aquella grotesca escena. Pocas semanas antes, le habían presentado a aquel hombre, incluso éste había bromeado de que ella y su hijo harían buena pareja.

El suicidio venía derivado del primer gran caso de corrupción, a principios de los años 90, y aquella noche fue la última vez que Ramis vio a su familia hablar del asunto. El silencio se hizo dueño de la casa, nadie podía tocar el tema, como si fuese una ley no escrita, y de aquel fantasma en el armario, presente y ausente al mismo tiempo, nace «Les possessions», último Premi Llibres Anagrama de Novel·la y que ahora recupera Libros del Asteroide en castellano. «Siempre supe que quería escribir esta historia, pero no sabía cómo afrontarlo, hasta que el mismo tiempo ha ido cubriendo los huecos que me faltaban», afirma Ramis.

El libro funciona como un paralelo de tres historias que van a deribar al mismo lugar, ese 2007 pre-irrupción de una crisis que acabaría por detener el tiempo y borrar cualquier vieja ilusión de progreso. De esta forma, retrata a la perfección la diferencia de tres generaciones, la suya, las que hoy bordean los 40, la de sus padres progres, y la de sus abuelos. «Entiendo a mis padres, que nos prometieron que si estudiábamos tendríamos una vida mejor que la suya y ahora sienten que nos mintieron y se sienten fracasados. Entiendo a la de mis abuelos, que vivieron la guerra y la miseria y que hacían cualquier cosa por sobrevivir. Pero me resulta inquietante no entender qué demonios nos pasa a los de nuestra generación», exclama.

El año que detuvo al mundo

La narradora, una joven periodista que se ve obligada a volver a Mallorca después de que le hayan advertido del extraño comportamiento de su padre jubilado, nos introduce en primera persona a un mundo que se desmorona sin que nadie parezca querer hacer nada para evitarlo, como si fuese inevitable. «Soy pesimista, pero estoy deseosa de no tener razón, de que venga alguien, me contradiga, y me confirme que vienen tiempos mejores», asegura la escritora.

De nuevo, Ramis nos traslada al año 2007, como en sus tres anteriores novelas, cerrando una especie de tetralogía sobre el momento en que se definió para siempre el presente. Ahora ya prepara nuevos proyectos, como una radiografía de cómo ha cambiado Barcelona desde que ella llegó hace 20 años