Tribunal Constitucional

Un plan B para la investidura

El PSC y Catalunya Sí que es Pot hurgan en las desaveniencias entre Junts pel Sí y la CUP para proponer un acuerdo alternativo a los soberanistas. Su oferta busca, sobre todas las cosas, demostrar a Mas que Cataluña no está en un callejón sin salida

El diputado de Catalunya Si que es Pot Joan Coscubiela
El diputado de Catalunya Si que es Pot Joan Coscubielalarazon

El PSC y Catalunya Sí que es Pot hurgan en las desaveniencias entre Junts pel Sí y la CUP para proponer un acuerdo alternativo a los soberanistas. Su oferta busca, sobre todas las cosas, demostrar a Mas que Cataluña no está en un callejón sin salida

El desgobierno y la inseguridad que está generando la huida hacia adelante de Artur Mas ha recibido una oferta para tratar de reconducir la situación. Hace dos días el líder del PSC, Miquel Iceta, ofreció a Mas –a Convergencia– investirle si daba un paso atrás y dejaba de lado su camino hacia la independencia. La preocupación que está creando la demora en la formación del gobierno, la fuerza política con la que está negociando –la C UP– y la resolución rupturista que se aprobó el 9 de noviembre han situado a Catalunya en una delicada situación. La semana pasada la agencia de calificación Fitch rebajó la nota de la deuda catalana de BBB- a BB, es decir, bono basura, que suele desincentivar las inversiones. Ayer el servicio de estudios de BBVA, «BBVA Research», advirtió en un estudio que Cataluña sería la comunidad autónoma que menos crezca el próximo año. El territorio crecerá un 2,4 por ciento en 2016, solo superando a Asturias, que avanzará un 2,1 por ciento.

La propuesta se alineaba con el sector convergente que diverge sobre la independencia y ve un riesgo llegar a un acuerdo y aceptar las medidas antagónicas de la CUP, entre los que se encuentran integrantes del núcleo duro de CDC como Andreu Mas-Colell o Felip Puig. Iceta propuso formar un gobierno «catalanista y de progreso». «Una alternativa para evitar el ridículo de mendigar apoyos a la CUP», ofreció Iceta.

De esta manera, los socialistas tienden la mano a los convergentes para desencallar la situación de incertidumbre actual. Las dos condiciones que propuso Iceta fueron revocar la resolución de inicio del proceso independentista y enterrar definitivamente el proceso soberanista. Los socialistas abogan por un programa de reformas enfocadas a priorizar el empleo, la defensa del Estado del bienestar y la lucha contra la corrupción. El precedente de pactos de investidura entre las dos fuerzas se remonta a 2010, cuando el PSC votó a favor de convertir a Mas en presidente de la Generalitat, que había conseguido 62 escaños, y permitió a CIU recuperar el gobierno tras dos legislaturas regentado por el PSC.

Tras las elecciones del 27 de septiembre, la coalición Junts pel sí consiguió 62 escaños, de los cuales 30 corresponden a CDC, 21 a ERC y 11 a independendientes. El PSC obtuvo 16 escaños, por lo que no sería suficiente para alcanzar los 68 apoyos necesarios y tendrían que recurrir a una coalición mucho más amplia. Si se desintegrara Junts pel sí, Ciudadanos se mantendría como segunda fuerza más votada con 25 diputados, el PP igualaría al número de diputados independientes, con 11, y la CUP quedaría con 10.

Ayer, Catalunya sí que es pot también movió ficha y lanzó un guiño a Junts pel Sí. El portavoz parlamentario de la fuerza de izquierdas que aúna a ICV y Podemos, Joan Coscubiela, aseguró que estudiaría la posibilidad de «no poner palos a las ruedas» si Junts pel Sí pusiera sobre la mesa una propuesta de candidato a la presidencia que no sea Artur Mas o de CDC. Coscubiela se mostró «radicalmente en contra» de la propuesta que hizo Iceta, y aseguró que votarán «en contra de cualquier propuesta que quiera hacer a Mas presidente, aunque la presente Iceta».

Con este mensaje, aprovecha el resquicio que ha abierto el bloqueo en las negociaciones por la investidura. La parada en el proceso, reconocida por el propio cabeza de lista de CDC a las elecciones del Congreso del 20 de diciembre, Francesc Homs, se ubica en el «quién» –el presidente del próximo gobierno de la Generalitat–. La oferta que realiza CatalunyaSí que es Pot se convierte en una utopía por la semejanza con lo que ha venido ofreciendo la CUP.

Los anticapitalistas rechazan la investidura de Mas, pero comparten el objetivo secesionista inmediato del mandato. Sin embargo, Catalunya Sí que es Pot siempre se ha posicionado como una fuerza no independentista ni tampoco constitucionalista, aunque sí defendería iniciar un proceso constituyente que desemboque en la celebración de un referéndum pactado con el Estado. La vía que escogería la fuerza que incluye a ICV y Podemos para acordar una consulta vinculante sería la de reforma la ley orgánica de referéndums después de las elecciones generales del 20 de diciembre. Esta opción la fiaría a una hipotética amplía victoria de Pablo Iglesias, un escenario improbable según las encuestas.

Cecot urge formar govern

El presidente de la patronal Cecot, Antoni Abad, urgió ayer en una reunión con la presidenta del Parlament y número 2 de Junts pel sí, Carme Forcadell, a la formación de un nuevo gobierno «cuanto antes y deje de estar en la provisionalidad para encarar los retos actuales de Catalunya y seguir progresando». Abad aseguró que conviene un gobierno para la gestión del día a día «entendida como competitividad por un lado y como cohesión social». Lamentó la «falta de soluciones» y reiteró que no se puede seguir como hasta ahora. También indicó que el 98% de la base asociada a la patronal tiene la convicción de que no se puede seguir así.