Barcelona

Trias cumple dos años al servicio de la Generalitat

La Razón
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BARCELONA-Tras sendas derrotas electorales, Xavier Trias llegó a la alcaldía de Barcelona hace dos años con prácticamente edad de jubilarse. El viento soplaba de cara, Artur Mas ya ocupaba la Generalitat, y los socialistas consolidaban su decadencia. Llegado el ecuador de la legislatura, el mandato ofrece más sombras que luces. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Trias se ha activado y ha sacado a relucir su perfil más socialdemócrata. No en vano, el alcalde tiene intención de presentarse a la reelección.

El cambio de actitud de Trias, despierta algunas dudas. El alcalde heredó una Barcelona con las cuentas públicas razonablemente saneadas, sobre todo para los tiempos que corren. Sabedor de las necesidades de tesorería de la Generalitat, el Ayuntamiento ha demostrado cierta laxitud a la hora de reclamar las deudas contraídas por el Govern. Oficialmente, se trata de 235 millones de euros. No obstante, la oposición duplica la cifra. No es de extrañar, pues, que de este asunto hayan hecho su caballo de batalla. Y ahí es donde la socialdemocracia de Trias hace aguas.

El alcalde busca dejar un legado. Algo para ser recordado pese a que el dinero no da para organizar unos Juegos Olímpicos o un Forum de las Culturas como hicieran sus antecesores. Así que optó por incrementar el parque de vivienda social. Mil pisos nuevos en los próximos dos años.

A vueltas con la deuda

La idea, a priori, goza de una tremenda popularidad y el coste, unos cien millones, no parece un obstáculo para una ciudad que cuenta con un presupuesto de más de 2.300 millones. No obstante, el alcalde ha preferido financiar su ambicioso plan de vivienda con la privatización parcial de B:SM. La oposición no ha tardado en criticar una venta, al fin y al cabo de patrimonio para financiar una operación que podría financiarse a cargo de los presupuestos. O quizá con el dinero que adeuda la Generalitat.

A corto plazo, el alcalde también se ha marcado otros objetivos urbanísticos como la cacareada reforma de las Glòries. Una reforma que, sin embargo, tuvo que desbloquear el PP a riesgo de eternizarse nuevamente. De momento, se demolerá el tambor viario, el resto, ya se verá.Y es que los barrios son los grandes olvidados de un alcalde que hasta ahora se ha dedicado a gestionar la ciudad y la herencia recibida como un funcionario más.

Tras más de treinta años deseándoselas para alcanzar la alcaldía de Barcelona, sorprende la falta de proyectos propios. Trias ha mostrado más interés en la reforma del paseo de Gràcia o en las subvenciones a la Fórmula 1 que en los propios barceloneses. Valga como ejemplo el incendio que tiene montado en Nou Barris por la falta de políticas públicas. Ante el incremento de las protestas en los plenos municipales por parte de los vecinos, el alcalde optó por restringir la asistencia de público e incluso inaugurar los cacheos en la entrada.

De hecho, una de las grandes inauguraciones de la legislatura, el nuevo mercado de los Encants, tuvo que ser suspendida por la lluvia a falta de unas pocas semanas.

A lo largo de su carrera política, Xavier Trias se ha esforzado en cultivar una imagen moderada en el seno de CiU. No ha dudado incluso en definirse precisamente como próximo a la socialdemocracia. No obstante, tampoco ha sido ajeno a la deriva independentista y no ha dudado en envolverse con la senyera. Se posicionó a favor de la independencia de Cataluña y se sumó a la campaña de creación de «estructuras de Estado». Además de pedir que Barcelona recaude y gestione una parte del IVA que genera el turismo de la ciudad, quiere la sede del Banco de España para montar la Agencia Tributaria de Cataluña.

Faltan dos años para las próximas elecciones municipales y las encuestas dibujan una pírrica victoria de Trias con un pleno mucho más fragmentado y mucho más difícil de administrar. Con una diferencia respecto al Parlament, ERC no levanta cabeza. ¿De quién se valdrá para gobernar?