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El profesor Román Gubern pone al día su clásico estudio «Historia del cine» con un repaso al estado del séptimo arte contemporáneo

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En 1969 veía la luz un libro condenado a convertirse en casi un mito. Se titulaba «Historia del cine» y lo firmaba quien hoy es una de las principales autoridades en el estudio del séptimo arte, Román Gubern. Con el paso de los años, el ensayo ha logrado ser una herramienta indispensable tanto para estudiosos como para los aficionados al invento de los franceses hermanos Lumière. Anagrama ha recuperado ahora este clásico dentro de su nueva colección Compendium con una puesta al día del texto a manos de Gubern.

«Fue un libro que me encargó la editorial Danae, un sello en el que también se publicaban historias del arte o de la medicina. Había estado viviendo en París y había podido ver mucho cine en la Cinémathèque Française, así que acepté la propuesta de escribir esa historia que saldría publicada en dos volúmenes muy ilustrados, además de aparecer pronto traducido en Italia», recuerda Román Gubern en declaraciones a este diario. El veterano profesor habla en un despacho poblado de libros, buena parte de las fuentes bibliográficas que emplea en sus investigaciones cinéfilas.

El autor cree que esta nueva edición es, tal y como titula en el capítulo final, una «última sesión» porque «no creo que un único autor vuelva a escribir un libro así. La próxima historia estará contada por un equipo de especialistas, algo que veo perfectamente lógico. Por eso creo que este trabajo es un último testimonio arqueológico de hacer historia del cine».

Muchas cosas han cambiado desde la primera edición de 1969, especialmente la manera de acercarse al hecho cinematográfico. «Ahora el consumo se hace de una manera privada. Las salas de cine están desapareciendo, incluso con capitales de provincia, como Cuenca, en las que no se pueden ver películas en la gran pantalla», explica Gubern. En este sentido, la piratería ha jugado un desgraciado papel porque «ha sido una gran sangría. Cuando hablamos a los jóvenes de las grandes salas de mármol no lo entienden porque muchos ven “2001: una odisea del espacio” o “Gladiator” en la pantalla de su teléfono móvil. No entienden lo que había de ritual en ir al cine. Ernesto Giménez Caballero comparaba estas salas con las grandes catedralaes con la única diferencia que en las primeras no había incienso. Pero el cine es una matriz fundacional con muchas ramas». Entre estas ramas se encuentran productos como los videoclips para divulgar la música actual o los videojuegos con capacidad para convertirse posteriormente en una película, como sucedió con la saga «Tomb Raider» protagonizada por la arqueóloga Lara Croft convertida en personaje de carne y hueso de la mano y la piel de Angelina Jolie. Todo ello es consecuencia de vivir, como dice el autor de «Historia del cine», en «un ecosistema audiovisual interactivo».

Cuando se le pregunta a Gubern qué le interesa del cine actual cita a Haneke, Lynch y algunas películas de Von Trier, aunque añade que «al lado de ellos hay mucha chatarra y publicidad. El cine actual está tocado por el sensacionalismo, con casos como el de Miley Cyrus que de ser Hannah Montana, un personaje de Disney, ha pasado a tocar el porno. En Hollywood hay mucho “business”».

De Erice a «La isla mínima»

¿Y el cine español? «Me sigue gustando mucho Víctor Erice, aunque ahora esté mudo. También me agradó el último trabajo de Jaime Rosales. Otro “outsider” que me atrae es José Luis Guerín y no puedo olvidar a Isaki Lacuesta que fue alumno mío. Hay películas muy interesantes en el cine español, como “La isla mínima”, pero también hay otras muy malas o con un modelo estético que no me gusta, pero tienen derecho a existir».

Siempre quedan los clásicos para disfrutarlos, aunque «cuando pasaba a Murnau en mis clases la mitad de los alumnos bostezaba. Yo lo intento, pero lamento que este placer, el mismo que puedes tener a autores antiguos como Píndaro u Homero, no lo tenga la generación de los videoclips». El profesor reconoce que «siempre habrá raros, como el señor Gubern, que todavía se interesan por Murnau o Erich von Stroheim. En un homenaje, donde me pidieron que escogiera alguna película, no dudé en pedir que se proyectara “La reina Kelly” de von Stroheim. Lo que es importante es que la película tenga calidad, no que sea en color o en blanco y negro o que se proyecte con o sin relieve».

¿A dónde va el cine? Gubern cree que nos encontramos hoy ante un arte que se ha convertido en «hiperdemocrático. La cultura digital permite hacerlo todo. Todo el mundo puede crear imágenes gracias a su teléfono, aunque es un árbol del bien y del mal porque también se pueden grabar palizas y violaciones que después aparecen en internet».

Los cineastas de hoy en día pueden contar con todo tipo de recursos para narrar una historia, como matiza el responsable de «Historia del cine». Para Román Gubern, «tenemos una paleta de pintor tan amplia que podemos recorrer a todo tipo de técnicas, incluso a las más antiguas hasta el punto que hoy nos parecen nuevas». Como ejemplo cita «The Artist», la cinta de Michel Hazanavicius que logró triunfar en los Oscars y obtener un muy importante éxito en taquilla.

Es una última sesión en papel, pero que invita al público, al nuevo y al de siempre, a seguir disfrutando del hecho cinematográfico.