Economía

Claroscuros de las cuentas valencianas

El conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, durante una entrevista concedida a La Razón
El conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, durante una entrevista concedida a La Razónlarazon

El vaso puede verse siempre medio lleno o medio vacío. Con la economía de la Comunitat Valenciana sucede lo mismo en estos momentos. Mientras los más optimistas insisten en que existen datos que invitan a creer que la salida del túnel es inminente, no faltan también los que insisten en que la situación de la deuda y del déficit público es insostenible. Ambos bandos tienen parte de razón.

Algunos sectores de la economía de la región presentan a día de hoy datos, si no extraordinarios, mucho mejores que el año pasado por estas mismas fechas. Es el caso del turismo, uno de los verdaderos motores de la economía valenciana.

La región ha vivido su mejor verano con un aumento de los visitantes extranjeros y nacionales del 11,8 por ciento, y lidera el aumento del gasto turístico de todas las Autonomías. Este buen funcionamiento se ha traducido en un incremento del empleo turístico del 2,4 por ciento, un aumento del que pocos sectores pueden presumir.

En el comercio no ha sido tan elevado, pero también empiezan a observarse señales de recuperación. La creación de empleo durante el pasado mes de octubre subió un 0,7 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior y las ventas aumentaron un 0,9 por ciento, continuando con la tendencia al alza de los meses anteriores. El comportamiento de este sector es especialmente importante porque refleja la demanda interna, es decir, la cantidad de flujo de dinero real que proviene de la Comunitat.

Por último, dentro de la industria, el sector del automóvil supone en la actualidad un verdadero soplo de aire fresco para la Comunitat. Solo en los dos últimos meses este sector ha creado 3.200 puestos de trabajo, 1.800 de ellos en Ford, la multinacional que sustenta este sector en la región. Desde que el año pasado la empresa anunciara el traslado de la producción de varios modelos a la planta de Almussafes, esta industria ha recibido una enorme inversión procedente sobre todo de las empresas de componentes, que se preparan para equiparar su producción a la del gigante de la automoción. Durante el año que viene está previsto que desde la planta de Almussafes se exporten 100.000 ejemplares a EE.UU.

Estas serían las luces de la economía valenciana, lo que hace que muchos expertos vaticinen que el fin de la crisis se acerca y que a finales del año que viene o principios de 2015 la Comunitat estará creando empleo neto.

Pero hay otra parte de la historia menos alentadora, mucho más preocupante. Se trata de la situación de las cuentas públicas, las que no dependen de las empresas, sino de la Administración. A pesar del gran esfuerzo que está realizando la Generalitat durante los últimos años para recortar costes, realizar ajustes y llegar a los límites exigidos, el débito no para de crecer, siendo este año ya de casi 30.000 millones de euros.

Lo peor de esa deuda es la cantidad de gastos en intereses que genera, unos desembolsos que debe afrontar una economía que se encuentra aún muy débil.

En cuanto al déficit, en este momento el acumulado es de 1,025 por ciento, y la cifra al cierre del año debe ser del 1,6 por ciento. En los tres meses que quedan hasta finalizar 2013 solo pueden gastar 600 millones de euros, si no, el Ministerio de Hacienda ya ha anunciado que les obligará a tomar nuevas medidas de ajuste.

La deuda con los proveedores también pesa. Este año la Generalitat ha recibido más de 3.000 millones de euros procedentes del plan de pago a proveedores del Estado para poder hacer frente a sus débitos. Además, está recibiendo financiación a bajo coste a través del Fondo de Liquidez Autonómica. El año que viene tendrá que defenderse sin ayudas.