Valencia

Una Ofrenda para hacer historia

La lluvia hizo aparición a última hora de la tarde, pero no frena una tradición que quiere ser Patrimonio de la Humanidad

Las falleras que desfilaron a primera hora de la tarde pudieron hacerlo sin la lluvia, aunque todas entregaron su ramo a la Mare de Déu
Las falleras que desfilaron a primera hora de la tarde pudieron hacerlo sin la lluvia, aunque todas entregaron su ramo a la Mare de Déularazon

El cansancio, el frío y la lluvia que, por alguna misteriosa razón siempre llega cuando menos se la espera, no desanimaron a los 100.000 falleros que participaron en la Ofrenda de flores con emoción y devoción.

Solo quien ha entregado alguna vez su ramo a la Geperudeta sabe que por ese instante vale la pena esperar otro año más. El cansancio, el frío y la lluvia que, por alguna misteriosa razón siempre llega cuando menos se la espera, no desanimaron a los 100.000 falleros que participaron en la Ofrenda de flores con emoción y devoción.

El recogimiento de las calles que rodean la plaza de la Virgen y por las que hacen su entrada las comisiones- se les asigna en función del sector al que pertenezcan- constituyen un oasis en medio de una ciudad sitiada por los puestos de buñuelos, los monumentos falleros, las carpas, los mercadillos medievales y los artistas callejeros.

En el día más importante para todo fallero, para todo valenciano que ame la fiesta, había un deseo común, que la Unesco declare las Fallas bien inmaterial de la humanidad.

Con cada ramo, con cada canastilla que se ofreció a la Mare de Déu se expresaba la eterna devoción de los valencianos a su Patrona, pero también se transmitía la reivindicación de que esta tradición obtenga un reconocimiento internacional.

Las flores de los falleros quedarán como prueba para convencer al mundo entero de que las Fallas deben ser patrimonio de la Humanidad. El aroma y el color de los claveles sobrevivirá a las cenizas, que desaparecerán casi en el mismo instante en el que deje de oírse el constante estallido de los petardos.

Casi 400 comisiones contribuyeron ayer a confeccionar el manto de la Virgen, cuyo diseño se empezaba a intuir ayer a última hora de la tarde. 60.000 ramos conformarán un manto que hará alusión al patrono de la Comunitat Valenciana, Sant Vicent Ferrer. Como se hacía hasta hace no muchos años se guardó el secreto del diseño.

La Ofrenda de 2016 recupera esta tradición y podría decirse que introduce una pequeña novedad, sus vestidores, que se han convertido en los diseñadores del manto, y han decidido prescindir del color rosa.

Por lo que respecta a la música, fieles a la tradición, la mayor parte de las bandas no arriesgaron demasiado. «El fallero» y «Valencia» fue la banda sonora más interpretada para el momento de la entrada.

Al cierre de esta edición, se esperaba la entrada de la fallera mayor de Valencia, Alicia Moreno. Si se mantiene la tónica del primer día de ofrenda, hará su entrada con poco retraso.

La fallera mayor infantil, Sofía Soler, cerró el desfile del jueves antes de las doce de la noche. Una hora más que apropiada, teniendo en cuenta que ha habido años en los que los retrasos acumulados y la mala organización han provocado que las falleras mayores hicieran entrada pasadas la una de la madrugada, prácticamente sin público y con la Nit del Foc en marcha.

Por este motivo, la Junta Central Fallera lleva años poniendo el acento en la necesidad de que las comisiones sean puntuales a la cita e incluso se impuso un sistema de sanciones castigando a las fallas incumplidoras con malos horarios para la próxima Ofrenda.

La de anoche volvió a ser, con permiso de la noche de San Juan, la más corta del año. La Nit del Foc estaba programada para comenzar a la 1.30 de la madrugada. Si la lluvia lo permitía, estaba previsto que la pirotecnia Europlá ofreciera media hora de fuegos artificiales para llenar de magia el cielo del «cap i casal». Con este espectáculo comenzó para muchos la noche, las verbenas y el ambiente fallero.

La «despertà» pillará hoy a muchos tomando un chocolate con buñuelos. Unos habrán madrugado y otros no habrán todavía no se habrán acostado. Todavía les queda un día entero para recorrer fallas, para ver a las falleras desfilar en los pasacalles, para escuchar las melodías de las cientos de bandas de música que recorren la ciudad y para asistir a la última mascletá.

Solo la hora de la siesta dará unas horas de tregua porque hay que coger fuerzas para afrontar la última tarde de Fallas y para aguantar hasta la «Cremà» porque este año, el día 20 sí es para descansar.