Teatro Español

El «mobbing» del Gobierno de Carmena al ex director del Teatro Español

Pérez de la Fuente recibió sendas misivas de dos directivos de Madrid Destino para que dejara de aparecer en las ruedas de prensa sobre su programación. Los responsables municipales le exigieron que no atendiera preguntas de la Prensa en su despedida. El director de escena denuncia un «trato indigno»

El «mobbing» del Gobierno de Carmena al ex director del Teatro Español
El «mobbing» del Gobierno de Carmena al ex director del Teatro Españollarazon

Pérez de la Fuente recibió sendas misivas de dos directivos de Madrid Destino para que dejara de aparecer en las ruedas de prensa sobre su programación

El 18 de enero de 2016 comenzaba lo que el propio Juan Carlos Pérez de Fuente ha definido como «un calvario» en el ejercicio de su función como director del Teatro Español, antes de su cese definitivo el pasado 10 de mayo. Apenas 15 meses después de tomar posesión del cargo, tras ganar el concurso público que el Ayuntamiento convocó a tal efecto, el director escénico era conminado aquel día por sus jefes, solamente de palabra y en el transcurso de una breve reunión, a que no asistiese en adelante a ninguna rueda de prensa de los espectáculos que él ya había programado. De la misma manera, Santiago Eraso, director de contenidos de Madrid Destino –la empresa pública de la que dependen los teatros municipales– le instaba a que dejase también de programar, alegando que no se pensaba contar con él en un futuro inmediato.

De este modo, Pérez de la Fuente permanecía ausente, para sorpresa de los periodistas convocados, en las siguientes presentaciones de los espectáculos del Español, que fueron Sócrates y Arte Nuevo. Y fue especialmente incompresible para muchos que no compareciese en la rueda de prensa de este segundo montaje, por tratarse de una producción del propio Teatro Español que pretendía rendir tributo a los autores Alfonso Sastre y Medardo Fraile. Tomando conciencia del papel tan difícil –«indignante» en palabras del propio director– que le estaban obligando a representar los dirigentes de Madrid Destino, el 24 de febrero Pérez de la Fuente intenta dar un golpe en la mesa y acude a la presentación de «Dios K».

Adujo para justificar su presencia en este acto que ese era su trabajo como director artístico de la institución y que iba a seguir desempeñándolo hasta que alguien no le dijese, por escrito, lo contrario. Y desde luego que se lo dijeron, casi inmediatamente; concretamente dos días después de la rueda de prensa recibía un correo electrónico de Eraso en el que, curiosamente, no se le cesaba, como cabía esperar una vez llegados a este punto, sino que se le recordaba, ahora por escrito, que las presentaciones a los medios se debían llevar a cabo exclusivamente «por el equipo artístico en cuestión» y que quedaba fuera de sus atribuciones la de «convocar y presentar a los directores de las obras y a las personas del equipo artístico».

A partir de ese momento, prácticamente enterrado en vida dentro del ataúd de su cargo, Pérez de la Fuente se abstiene de asistir a más ruedas de prensa hasta el 15 de abril, día que presenta «Numancia», montaje sobre el cual no cabría quitarle la palabra puesto que es el director artístico del mismo. A estas alturas, ya ha sido dada a conocer por los medios de comunicación la situación que está atravesando, entre otras cosas porque el propio Santiago Eraso se ha encargado de anunciar su destitución el 14 de marzo en una comisión de Cultura del Ayuntamiento.

Sin embargo, incomprensiblemente, un mes después el director aún no ha recibido ninguna comunicación al respecto; así que se ve obligado a comparecer ante los medios para hablar de Numancia eludiendo las preguntas de los periodistas relacionadas con ese desconcertante cese «fantasma» sobre el cual él nada puede decir porque nada sabe.

Ante tal cúmulo de incongruencias y desatinos en la relación de Madrid Destino con su empleado, con la histórica institución del Teatro Español como triste testigo y principal perjudicado, Pérez de la Fuente trata de dar otro nuevo golpe en la mesa y el 9 de mayo envía un correo electrónico a Ana Varela, consejera delegada de Madrid Destino, en el que se queja abiertamente del acoso laboral al que está siendo sometido, y del «trato indigno» que está recibiendo como profesional del teatro por parte de sus jefes políticos. Esta vez la respuesta llega con mayor celeridad y contundencia que la vez anterior: al día siguiente, Pérez de la Fuente es definitivamente cesado en el consejo de administración de la empresa municipal. Una vez más, él se entera por terceros: precisamente en un momento en que está atendiendo a LA RAZÓN para hablar de «Numancia» recibe una llamada de alguien que ya quiere darle «el pésame» por su destitución

Pero, cuando ya parecía que el culebrón llegaba a su fin, un nuevo dislate acontecía en los días previos a su salida: a una petición al Ayuntamiento de Madrid, por parte del director cesado, de dar una rueda de prensa de despedida, Jacobo Rivero, el jefe de comunicación de Madrid Destino, le respondía que sólo podría darla –y esto no deja de ser cuando menos curioso– si se anulaba la posibilidad de que los periodistas pudieran realizar una sola pregunta. Ante tal ofrecimiento, que en palabras de Pérez de la Fuente, como se desprende de su respuesta por correo electrónico, suponía «una renuncia a los principios de libertad de expresión que he defendido a lo largo de toda mi trayectoria profesional», el ex director del Teatro Español se veía obligado a marcharse de la institución con la dignidad intacta, pero por la puerta de atrás.