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Preludio de la Cuaresma

La Razón
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Parece que ya llega... Bajo la sombra de la Giralda se presiente una Cuaresma distinta. El sol del invierno se asoma sobre las altas espadañas iluminando los primeros carteles de culto de las hermandades. Pasado mañana es, nuevamente, Miércoles de Ceniza, fecha clave en el almanaque hispalense. Una cita que sirve de preparación para la llegada de la Semana Santa. No tardará mucho en que brote el azahar, precedido del chisporroteo de la flor, entre el silencio de las plazas encaladas. De nuevo el cartel de «Capirotes» nos sorprende en el mismo lugar de siempre. Todo volverá a renacer con nuevas sensaciones. La cruz de guía de esta cuaresma está limpia y reluciente, lista en el altar de insignias, para recorrer cuarenta días que nos lleven a nuestra semana mayor. Tras ella, una procesión de actos se sucederá en este tiempo. Las «igualás», los ensayos de costaleros, traslados y «mudás» de paso. Los certámenes y conciertos de bandas de cornetas y tambores. Las funciones principales, triduos, quinarios y septenarios. Los besamanos y besapiés. Los carteles, las tertulias, los pregones. Las convivencias, las charlas, la cerveza tras sacar la papeleta de sitio en la hermandad. Esto ya está aquí. Todo está dispuesto nuevamente. Porque el Año de la Fe ha supuesto que entremos en nuestros templos y veamos algunos pasos montados y dispuestos. Se vaticina algo grande. Porque el sevillano sueña con que llegue este domingo para vivir el Vía Crucis, donde se encontrarán catorce de nuestras sagradas imágenes, que representarán las estaciones del Beato Juan Pablo II. Parece como si se adelantara la inminente venida de la Semana Santa. Sevilla ya está lista, puestos todos bajos las trabajaderas. Llega la hora. Y como Maese Burgos dixit: «Mira que voy a llamar con el bronce de las campanas de la Giralda»...