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Día Mundial

¿Quién es más vulnerable a la neumonía y qué consecuencias tiene?

Cualquier persona puede sufrir una neumonía, una infección de vías respiratorias bajas causada por virus, bacterias u hongos

Neumonía
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La neumonía es una de esas patologías de las que todos sabemos algo, pero que, sin embargo, se infravalora. Craso error, ya que provocó 2,5 millones de muertes en todo el mundo, incluidos 672.000 menores de cinco años, durante 2019. Y en España las estadísticas revelan que alrededor de 427 personas son hospitalizadas al día por este motivo –en base a las 155.996 hospitalizaciones registradas en 2019–.

Esta enfermedad responde a una infección de las vías respiratorias bajas que puede estar causada por bacterias como el neumococo, virus como el de la gripe, el SARS-CoV-2 o el rinovirus, así como por hongos. Estos microorganismos circulan durante todo el año, por lo que la neumonía puede darse en cualquier momento.

Y todos estamos expuestos a ella, aunque resultan más susceptibles los menores de cinco años, las personas mayores, así como los pacientes con enfermedades crónicas como patologías cardiacas, pulmonares, renales, hepáticas, diabetes, trasplantados e inmunodeficiencias», destaca Ángel Gil de Miguel, profesor de Medicina Preventiva de Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Una advertencia en la que insiste Federico Martinón, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago: «La neumonía es una de las causas más importantes de mortalidad infantil en el mundo y en España». Pero «nadie está libre de sufrir una neumonía», añaden ambos expertos, pues hay cuestiones de nuestro estilo de vida que juegan en contra, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la malnutrición o el consumo de algunos fármacos, por lo que tratar de prevenirla resulta clave.

¿Cómo se transmite?

Esta enfermedad se transmite de persona a persona mediante contacto directo con secreciones respiratorias como mocos y saliva. Sus síntomas resultan fáciles de distinguir de un catarro, «ya que no hay tantos estornudos ni mucosidad acuosa, sino que hay tos irritativa y con expectoración. Suele haber moco de aspecto verde, lo que nos indica que existe infección. Tambiénproduce dolor costal y muscular, así como cansancio y disnea porque no se produce adecuadamente el intercambio de gases en el pulmón. Por todo ello, con una radiografía es posible realizar un diagnóstico certero y rápido», detalla Gil de Miguel.

Contraer una neumonía no resulta una cuestión baladí, ya que aproximadamente el 41% de ellas puede requerir hospitalización, de ahí que detectarla a tiempo sea esencial. De hecho, las secuelas de esta infección pueden ser muy graves, pues incluso después de que los principales síntomas hayan desaparecido tras el tratamiento, es común sentirse cansado y no volver a la normalidad hasta pasados seis meses.

Y tampoco hay que olvidar las consecuencias a largo plazo, pues «las personas de más de 65 años tienen cuatro veces más riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular en los 30 días posteriores a haber sido hospitalizados por neumonía, riesgo que se mantiene, incluso, a largo plazo, pues puede dejar secuelas en el pulmón que impiden el correcto intercambio de gases. Esto es un problema, ya que una enfermedad aguda podría convertirse en una patología crónica, por lo que es imprescindible asegurarnos de que se cura bien», explica Gil de Miguel.

¿Quién puede contraerla?

Todos podemos padecer neumonía en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, son más susceptibles de contraer esta infección los menores de cinco años, personas mayores, así como las personas con enfermedades crónicas como patologías cardiacas, pulmonares, renales, hepáticas, diabetes e inmunodeficiencias y con estilos de vida no saludables. Y es que, hábitos como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la malnutrición y algunos fármacos también se asocian con un riesgo aumentado de padecerla.

Prevención

Con toda esta información sobre la mesa, resulta imprescindible intentar prevenir esta enfermedad. Para ello hay que estar atentos al estado de salud general, mantener un estilo de vida saludable y seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios. Estas son algunas medidas sencillas y al alcance de cualquiera que pueden ayudar a evitar el desarrollo de una neumonía. Y entre los hábitos saludables que pueden ponerse en práctica se encuentran seguir una alimentación saludable, hacer ejercicio regularmente, no fumar, evitar el consumo de alcohol, cuidar el bienestar emocional, evitar la exposición a ambientes con elevada contaminación y mantener una correcta higiene y lavado de manos. Más información en la web: www.pfizer.es/tu-salud/enfermedades-y-patologias/Infecciones-respiratorias-adulto.

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