Coronavirus
El último regalo de los sanitarios a los pacientes de Ifema
El hospital de campaña afronta con emoción su último día de actividad tras más de un mes frenético que se salda con más del 99 por ciento de infectados dados de alta
Lejos quedan ya los rumores que apuntaban a que la rápida expansión del coronavirus y la multitud de casos graves que podría dejar a su paso forzarían a las autoridades sanitarias a montar de urgencia un hospital de campaña en Ifema. Lejos queda ya el shock que provocó a todo el país las imágenes de la Feria de Madrid, esa que acoge grandes eventos empresariales y de ocio, convertida en una zona de guerra. Ifema se ha convertido en el emblema de la lucha contra la pandemia: el “hospital milagro”, como lo han calificado muchos, el centro surgido de la nada que han intentado copiar algunos de los países más castigados por el virus de Wuhan, entre ellos Estados Unidos. Ahora, sus últimos 22 pacientes apuran las últimas horas antes de que mañana cierre sus puertas.
Este último día ha estado marcado por la emoción. Sin duda, uno de los momentos más especiales llegó cuando los sanitarios se acercaron a los últimos pacientes ingresados para darles un pequeño obsequio que esconde muchos sentimientos. Se trata de mascarillas personalizadas y medallas de la Virgen de la Milagrosa.
El balance total invita a la esperanza. Según el parte diario que su director, Antonio Zapatero, se ha acostumbrado a colgar cada mañana en su cuenta personal de Twitter, del total de 3.774 pacientes ingresados desde su apertura el 22 de marzo, el 99,1 por ciento han sido ya dados de alta. “Mañana se cerrará Ifema, terminará un ejemplo del esfuerzo de muchas personas que han pretendido ayudar y demostrar que juntos ganaremos”, ha dicho Zapatero. La imagen con la que acompaña el texto no puede ser más ilustrativa: un grupo de sanitarios salta de júbilo en un pabellón en el que ya casi no quedan enfermos. Es una muestra del trabajo bien hecho.
La caída en la presión asistencial ha hecho que se precipiten los plazos y que los hospitales de la Comunidad de Madrid no se vean obligados a derivar pacientes a Ifema. De hecho, el último de ellos ingresó la semana pasada. Desde entonces, los casos más graves han sido trasladados poco a poco a las unidades de cuidados intensivos de los centros hospitalarios permanentes y los casos más leves han sido dados de alta de forma paulatina. Los sanitarios han visto estos días cómo poco a poco se iban vaciando las camas a pesar de que hace un par de semanas la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, marcaba en finales de mayo el día en el que el hospital de Ifema cerraría sus puertas.
Ella misma confirmó hace unos días que finalmente todos los monitores se apagarían el 1 de mayo, coincidiendo con el Día del Trabajador. Por eso, mañana las autoridades rendirán homenaje en la Feria de Madrid a todos los trabajadores que se han afanado día y noche durante este mes largo en mejorar la salud de los pacientes. Porque si algo han destacado los enfermos, los que han visto con sus propios ojos el funcionamiento del hospital, es que Ifema nace del esfuerzo colectivo.
Por fortuna, no ha sido necesario aprovechar todo el potencial previsto para Ifema: las autoridades llegaron a hablar que sus pabellones podrían albergar hasta 5.500 camas, una cifra que ni siquiera supera la suma de todos los infectados que han pasado por sus instalaciones desde finales de marzo. Madrid estaba preparada para un panorama aún más desalentador del que se ha encontrado. En total, son tres los pabellones que han hecho las veces de centro sanitario: el 5, el 7 y el 9. Este último es el único que hoy continúa en funcionamiento.
Ifema nació de la suma de las fuerzas de los profesionales sanitarios, de los efectivos del Ejército de Tierra, de la Unidad Militar de Emergencias y del personal de limpieza, por citar solo algunos de ellos. Ahora, sus luces se apagan y su historia continúa marcada por el dolor que se ha visto estos días reflejado en sus muros. Ayuso concretó que en sus sótanos permanecerá guardado parte del material en previsión de que se produzca una segunda ola de contagios y haya que poner de nuevo en marcha el hospital a contrarreloj. Pero, entre tanto, la Comunidad ya busca alternativas.
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