Marihuana "light"
El cannabis que no coloca al que ya se han enganchado los políticos
Visitamos una de las tiendas más populares de Madrid por las que ya han pasado ex ministros y magistrados para comprar este producto de cáñamo cuyas ventas se prevé que aumenten un 400% en Europa en los próximos dos años y que moverán hasta los 1.500 millones de euros
Un joven treintañero entra en la tienda. Ojea las diferentes flores de cannabis que hay en los estantes. Abre las muestras y las huele. Pregunta al dependiente sobre las diferentes variedades y éste le explica las características de cada una. Él es médico y nos pide que, por prudencia, prefiere mantener el anonimato. Finalmente se lleva una bolsita de dos gramos del “Critical Mass CBD”. A los pocos minutos entra Paula, ella viene buscando un aceite para su perro que es epiléptico y que, tras adminístrale este producto, ha notado una gran mejoría. Ellos no son los únicos que se han sumado al “boom” del CBD, o también conocido como la marihuana que no coloca. Varios políticos, entre ellos un conocido ex vicepresidente del Gobierno y otrora ministro, es cliente habitual de este local. También hay magistrados del Supremo que, por la cercanía de este establecimiento con el Alto Tribunal, suelen hacer acopio de las diferentes variedades de este cannabis legal, cuyo consumo se ha disparado en España.
En este último año, las cifras que se mueven en este mercado son astronómicas. Quizá fue éste el motivo que llevó a Pía de Robertis a abrir una tienda con estos productos en pleno barrio de Justicia, en el centro de Madrid. Todavía hay quien relaciona el consumo de esta planta con los porros de marihuana. Sin embargo, la diferencia entre ambos productos es notoria y, por tanto, legal. Según explica Pia a modo de preámbulo, ellos trabajan con cáñamo, que es una cepa del cannabis que contiene niveles de THC (el componente psicotrópico de la “maría”) inferiores al 0,3%, mientras que la marihuana es otra cepa con dosis superiores y que provoca los efectos psicotrópicos que todos conocemos.
“En la planta del cannabis hay más de 400 moléculas, lo que hay que hacer es potenciar las buenas y reducir las malas. En España, desde hace aproximadamente dos años, está permitido comerciar con cannabis que presente niveles de THC inferiores al 0,2% y siempre que no sea para la ingesta. En cuanto al CBD, que es otro de los 113 cannabinoides que se encuentran en el cannabis, se puede utilizar en las cantidades que se desee, porque no coloca y no es adictivo, al tiempo que ofrece efectos muy positivos para la salud y que pueden ser sustitutivos de los fármacos. Tampoco tiene efectos secundarios como sí presentan los medicamentos”, afirma la propietaria. Sin embargo, resulta extraño que los que compran este cannabis “light” en busca de su poder de relajación o analgésico, no lo utilicen del modo al que todo el mundo está acostumbrado: “Yo les explico que tanto los aceites como las flores, por ley, no pueden ingerirse, pero luego en casa cada uno hará lo que estime oportuno. Muchos de nuestros compradores conocen el producto por haberlo consumido en otros países donde sí se permite ingerir o fumar, así que saben de qué estamos hablando”, matiza Pia.
Ella abrió su tienda en diciembre, en plena pandemia y con la crisis de Filomena que tuvo paralizada la capital durante días. Sin embargo, nada ha supuesto un impedimento para el triunfo de su negocio: “Opté por esta franquicia italiana, CBWEED, porque tenía una gama de productos de cannabis impresionante, más de 160, y porque la calidad de los cultivos es de las mejores. Montar la tienda me costó unos 15.000 euros, más un pedido inicial de 5.000, a lo que hay que sumar el alquiler del local. Desde el primer mes tuvimos beneficios y hemos superado con creces todas las previsiones del business plan. Tenemos una facturación de unos 400 euros diarios”, reconoce. De hecho, la firma planea tener en España más de 30 puntos de venta en tres años.
La matriz de este negocio está en Italia y nació hace cuatro años. Michelangelo, que es el responsable de marketing, confiesa que, con la primera tienda que montaron como iniciativa de unos amigos en la ciudad de Forli, recuperaron todo lo invertido en las dos primeras horas tras la apertura: “Ya tenemos franquicias en Portugal, República Checa, Estonia, Letonia, Polonia y seguimos sumando. Las plantaciones las tenemos en la Emilia Romaña, donde producimos 1,5 toneladas de cannabis al año”.
Cultivos en la “España vaciada”
En España, aunque sigue siendo un tema con ciertos tabúes, existen más de 20.000 hectáreas para su cultivo y Sanidad ha concedido permisos a cinco compañías. “Las superlicencias están en manos de industrias farmacéuticas que cultivan con bajos niveles de THC y altas dosis de CBD. Luego hay sublicencias de cáñamo de particulares. Existe un fuerte lobby por parte de las farmacéuticas para que las licencias no aumenten porque si la ciudadanía supiera que este producto natural puede ser utilizado como sustitutivo de muchos medicamentos, tendría un efecto negativo para sus negocios”. Según Pia, el CBD tiene beneficios “antinflamatorios, ansiolíticos, antidepresivos, neuroprotectores, analgésicos, así como muy positivo para enfermedades de convulsiones, artrosis, fibromialgia y para dolores crónicos. Es un sustitutivo natural de los opiáceos”.
Ante las dudas que genera este producto, y para evitar situaciones incómodas, antes de abrir la tienda, Pia fue a hacer una visita a la comisaría de Policía que tiene cerca: “Quería que supieran que es legal y que estuvieran informados. La mayoría conocían el producto. De hecho, en algunas comisarías tengo constancia de que tienen nuestros folletos”, matiza. “¿Si te pillan en la calle consumiendo este tipo de cannabis te pueden multar”, preguntan. “Como digo, en España no está permitida la ingesta, aunque luego en casa cada uno lo utilice como quiera. Si te ponen una multa podrías pedir que analizaran el producto para que comprobaran que no tiene THC, que es la sustancia que no está permitida”.
Entre su clientela hay personas desde los 20 años hasta los 80 “y la mayoría con alto poder adquisitivo. No es un producto barato, hay aceites de hasta 165 euros. El otro día entró una mujer mayor que me pidió algo para tratar su irritabilidad, ‘‘para no matar a alguien’', me decía en broma. Ya de paso, se llevó algo para su marido, que ha sido consumidor de THC toda su vida, y ella quiere que lo cambie por CBD para que no destroce su cerebro. Te encuentras con situaciones muy curiosas”; dice la propietaria. Roberto, el dependiente, lo confirma: “Hay mucho joven que entre pidiendo marihuana, le tengo que explicar que ahí no se vende eso”. Paula Ozores es otra de las clientas que desde que abrió la tienda se ha convertido en habitual. “Comencé utilizando el aceite para mi perro, que sufre convulsiones, pero más tarde lo probé yo también, porque tengo dos hernias discales y, la verdad, ahora he podido volver a caminar. Es alucinante”.
Este cannabis tiene 500 millones de consumidores potenciales en Europa según varios estudios “y las ventas están previstas que aumenten un 400% en los próximos dos años”, añade Pia, que tiene todos los datos en la cabeza: en 2024, según las proyecciones, moverá 20.000 millones de dólares a nivel mundial. Tanto es así, que los canadienses, pioneros en la materia han elegido España como uno de sus lugares preferidos para instalar sus plantas de cultivo: “Están comprando pueblos enteros de la España vaciada para llenarlos de cannabis”, añade la propietaria de este lucrativo negocio. De hecho, ella ya está pensando en la apertura de su segunda tienda, que abrirá en el lujoso barrio de Salamanca.
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