Vinos de barra
Un tinto en Jerez: para los buscadores de gemas raras en tierras andaluzas
16 meses de crianza entre la barrica francesa y la bota jerezana aportan tejido sin tapar la apuesta frutal. Verdadera experiencia de los sentidos, y con un relato
Sorpresas te da la vida como decía Pedro Navaja, y cuando uno tiene la bendita osadía de beber un vino tranquilo enclavado en un contexto tan característico y apalominado como es el territorio jerezano, está de enhorabuena. La viña de Robin es un ejemplar ideado gracias a tres variedades un tanto dispersas. La petit verdot, la syrah y la malbec se vendimian y encuban por separado para dejar que su rumorología vaya esperando el momento idóneo para su acoplamiento. Uno suele tener desconfianza hacia los procesos de ensamblaje, porque en el contenedor de las ilusiones a veces hay líneas sin resolver.
Las bonitas notas aromáticas son el fruto de las variedades que armónicamente se expresan. El vino ciertamente no tiene una gran boca, y un punto secante que puede desanimar a los no iniciados.
16 meses de crianza entre la barrica francesa y la bota jerezana aportan tejido sin tapar la apuesta frutal. Verdadera experiencia de los sentidos, y con un relato. En el mundo de la singularidad cultural y de la competencia enológica debe destacarse todo lo que encierre novedad y profunda creatividad. La de su creador Ignacio Soto, que con este 2018 presenta credenciales a vino distinto para los buscadores de gemas raras tu tierras andaluzas. A probar sin duda alguna.
Bodegas Compañía de vinos entre dos aguas. Nombre La viña de Robin 2018. Precio 18 euros.
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