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Historia

El Gasómetro que iluminó Madrid (y fue autosuficiente con su propia fábrica)

En 1876 este ingenio suministraba gas a 4.250 faroles, y en 1929 todavía 21.000 focos públicos dependían de esta fuente de energía, pese a la creciente presencia de la “moderna” luz eléctrica

El Gasómetro en una imagen antigua Ayuntamiento de Madrid

Con el trágala de Rusia a cuenta de los combustibles, con su gas que ya no llega a Europa y zambullidos ya en el otoño, hablar de esta fuente de calor y comodidad parece una entelequia. Ahora, pese a campañas pasadas en favor de las energías sostenibles muchos miran al gas con cierta añoranza. Ésta ahora denostada fuente de energía fue, no hace demasiado tiempo, lo más en cuanto a parámetros de modernidad. Aunque cabe puntualizar que nada tenía que ver, en sus inicios, ni con la calefacción ni con el agua caliente: en aquellos momentos lo que primaba -y no era poco-, era la iluminación de las calles y de las viviendas madrileñas.

Gasómetro de MadridAyuntamiento de Madrid

Todo ese largo caminar hacia la modernidad llegó después de dejar atrás los faroles instalados por... ¡cómo no Carlos III!, que funcionaban con velas de sebo. La Villa y Corte siguió mal iluminada hasta que en 1846 se introdujo el gas, con la creación de la Sociedad Madrileña para el alumbrado de Gas. Esta compañía fue el germen de Gas Madrid, nacida en 1917 y extinta en 1991. Se encontraba situada entre la Ronda de Toledo y el Paseo de las Acacias. Hoy día, testigo de aquella época, sólo sobrevive la chimenea de ladrillo, situada en el parque de la calle Gasómetro. La empresa Gas Natural, heredera de todo aquello, se creó tras una fusión de varias empresas.

Los primeros faroles de gas se instalaron, como decíamos, en 1847 y hasta los años cuarenta -algunos apuntan que incluso a los 50- del siglo XX no fueron sustituyéndose por el alumbrado eléctrico. Aquella fábrica de gas de Madrid (también denominada Gasómetro) fue una instalación industrial para la producción de gas para el alumbrado que existió en la capital de España, en el actual distrito de Arganzuela, entre mediados del siglo XIX y la década de los sesenta del XX.

La fábrica, conocida popularmente como el Gasómetro, ocupaba la manzana cercana a la Ronda de Toledo, y contaba con varios hornos, de los cuales aún se conserva una chimenea, almacenes para el carbón (materia prima para la fabricación del gas), varios depósitos de almacenaje del gas (gasómetros, de los que tomó su sobrenombre popular el complejo), fragua, así como las oficinas de la empresa e incluso viviendas para los empleados. El gas se obtenía de un compuesto de hulla y resina.

En 1848 el Ayuntamiento de Madrid cedió estos terrenos en las afueras de la Puerta de Toledo para la construcción de una fábrica de gas destinada al alumbrado, a la Sociedad Madrileña para el Alumbrado de Gas, creada el 20 de febrero de 1846. En aquella época, Madrid todavía estaba circundado por una cerca, y la Ronda de Toledo era precisamente el tramo de camino de ronda que rodeaba dicha cerca entre la puerta de Toledo y el portillo de Embajadores.

Los primeros en recibir el alumbrado por gas fueron los organismos oficiales, algunos palacios y lugares públicos como los teatros. Las primeras calles iluminadas fueron el paseo y la calle del Prado y la calle del Lobo. El aumento de la demanda de gas para el alumbrado, calefacción y algunas instalaciones industriales hizo que las instalaciones fuesen ampliándose.

En 1856 la Sociedad Madrileña para el Alumbrado de Gas se declaró en bancarrota y fue adquirida por la sociedad financiera Crédito Mobiliario Español. En 1865 la compañía pasó a llamarse Compañía Madrileña de Alumbrado y Calefacción por Gas. En 1876 la fábrica suministraba gas a 4.250 faroles y en 1929 todavía 21.000 focos públicos dependían de esta fuente de energía, pese a la creciente presencia de la luz eléctrica.

La escasez de carbón, consecuencia de la Primera Guerra Mundial, obligó al Ayuntamiento a hacerse cargo de la fábrica entre 1917 y 1921. Ese año se creó una nueva empresa, Gas Madrid, mayoritariamente en manos de capital español, en la que se integró la Madrileña, aportando sus fábricas. A partir de los años cuarenta del siglo XX se fue sustituyendo el alumbrado de gas por el eléctrico. La fábrica se trasladó a Manoteras en 1967, siendo derribada poco después la de la Ronda de Toledo. El solar ocupado por la fábrica, desde los años 2000 se encuentra urbanizado con viviendas, varias calles y un parque, que aún mantiene una de las chimeneas de la fábrica.

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