Edificio Telefónica
La “catedral” de la Gran Vía: el primer rascacielos de Europa
En 1930 en el edificio trabajaban unas 1.800 personas, y entre ellas 150 mujeres como operadoras, toda una declaración de intenciones en favor de la incorporación de la mujer al trabajo
Una historia de récord. El primero, el más alto y para muchos, el más imponente de todos los edificios que conforman, y adornan, la Gran Vía. El edificio Telefónica se construyó entre 1926 y 1930 y por entonces fue el primer rascacielos de España. Todo un alarde de poder tecnológico y voluntad de progreso en un país agrario que buscaba, ansiaba, el desarrollo técnico. Algo que la guerra truncó la guerra.
Durante un tiempo fue también el edificio más alto de Europa. Con sus 90 metros de altura, su diseño se inspiró en los rascacielos estadounidenses. Desde aquí se realizó la primera llamada transoceánica de nuestro país. Alfonso XIII conversó durante unos minutos con el presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge, que se encontraba en Washington.
Esta nueva construcción fue diseñado en su época como: “un edificio que halagase al posible comprador de acciones”, como sede de oficinas y ubicación de la central automática de telefonía con capacidad inicial para 40.000 líneas de abonados. En 1930 albergaba unos 1.800 empleados, entre los que destacaban las operadoras telefónicas, que cubrían en turnos de hasta 150 señoritas en los momentos de mayor tráfico, . guardias y la totalidad de los servicios de conexión telefónica. En esta época, en que la incorporación de la mujer al mundo del trabajo era escasa, contribuyeron a dar una imagen de modernidad a la propia Compañía e incluso al paisaje urbano de la Gran Vía y de todo Madrid.
Por otro lado, la razón de su altura estaba “justificada” por dos razones. El edificio debía ser especialmente amplio para albergar tanto los equipos industriales de la red de telecomunicaciones, como las oficinas, y los vestíbulos de cara al público con el objeto de mostrar la riqueza de la empresa propietaria y ofrecer un atractivo a los futuros inversores. Esa razón industrial fue clave a la hora de obtener el permiso del Ayuntamiento para ser edificado en una avenida en la que la altura máxima de treinta y cinco metros se encontraba muy por debajo de los ochenta requeridos.
Respecto a la forma que debía tener el proyecto... Ignacio de Cárdenas, el joven arquitecto que había contratado la compañía para el Departamento de Edificación, fue enviado a Nueva York donde trabajó con Louis S. Weeks, empresa para la que había trabajado en varias ciudades. Weeks, por indicación de la multinacional ITT, propuso para el edificio de la Gran Vía un estilo clásico español. Quería que se aplicara un estilo historicista, que se emulara la Casa de las Conchas de Salamanca. Cárdenas, que se autodefinía como cubista, rechazó esa propuesta y Weeks se retiró del proyecto.
El gusto por ese “estilo español”, todo hay que decirlo, estaba muy extendido en la arquitectura norteamericana, de Costa a Costa. Desde lujosos hoteles a imponentes edificios de oficinas. Como en Chicago la Torre Wrigley, diseñada por la firma arquitectónica de Graham, Anderson, Probst & White con la forma de la Giralda de Sevilla combinada con elementos renacentistas. De ahí viene la entrada neobarroca que adorna la puerta principal del edificio de Telefónica en la Gran Vía. Todo al gusto de la época. De alguna manera, esos primeros rascacielos tenían un cierto espíritu como de catedrales de la modernidad. Así las veían los ciudadanos. Quizá como hace siglos otros contemplaban a las grandes catedrales medievales.
Vértigo en la Gran Vía
Todos tienen en la memoria la instantánea Almuerzo en lo alto de un rascacielos. Una famosa fotografía en blanco y negro tomada durante la construcción del edificio RCA en el Rockefeller Center de Nueva York, en 1932. Once trabajadores de la construcción almorzando, sentados en una viga con los pies colgando a unos 260 metros de altura. Abajo, las calles de Nueva York. Los trabajadores no tienen ningún sistema de seguridad ni arnés.
Sin embargo, merece la pena recuperar una fotografía similar más cercana en el espacio pero más alejada en el tiempo. La instantánea de Madrid corresponde a las obras del Edificio Telefónica y fue sacada en el año 1928 mientras que la fotografía del rascacielos americano corresponde a una fecha un poco posterior, a 1932. En eso, también, Madrid fue primero.
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