Cultura
“Doctor, recétame arte para el malestar de la vida”
La fundación Cultura en Vena expone en el Thyssen «Arte y Salud», visibilizando enfermedades mentales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó un departamento hace poco más de un año llamado Centro Colaborativo de Arte y Salud. Este espacio se encarga de comunicar a los gobiernos miembros de la Unión Europea que introduzcan prácticas artísticas en sus políticas sanitarias. Desde los inicios de la humanidad están comprobadas la efectividad e influencia que estas tienen en el bienestar mental, desde rituales ancestrales hasta actividades contemporáneas, obteniendo resultados sanadores. «Hay un contexto muy favorable, un marco institucional que indica que dichas prácticas son positivas», pronuncia Juan Alberto García de Cubas, presidente de la fundación Cultura en Vena, además de arquitecto, comisario y gestor cultural.
La misión de la fundación pasa por enriquecer la calidad de vida de las personas al llevar experiencias culturales a lugares donde usualmente no se encuentran. Principalmente están presentes en centros de atención médica y comunidades rurales en peligro de despoblación, a las cuales les brindan la oportunidad de disfrutar de manifestaciones artísticas como la pintura y la música en vivo, entre otras. De hecho, ya imparten su labor en hasta seis comunidades autónomas del país.
Y una de las tareas a las que prestan atención es esta que visitamos en el museo Thyssen: acciones sanitarias en espacios culturales. «Traemos la reflexión de lo importante que resulta conectar arte y salud». Este año se celebra la segunda edición y ha atendido a uno de los problemas más incisivos los últimos tiempos. Se trata de ocho obras muy conocidas dentro del imaginario colectivo elaboradas digitalmente por Jorge Salgado. «Los museos han sido históricamente lugares de legitimación de todo aquello que se cuelga, representaban los modelos de lo que había que ser y seguir. El hecho de poder exponer una obra que te habla de otra cosa y de otro sitio es algo muy relevante», expresa García de Cubas.
La exposición
El proyecto tuvo una jornada previa la semana pasada, donde expertos que han sufrido trastornos mentales compartieron información muy útil al respecto, y, por otro lado, una exposición que trata tres significativos problemas: conducta alimentaria, trastornos psicóticos y suicidio.
En primer lugar, Las Tres Gracias de Rubens. Aquí las mujeres están en el centro, visibilizan otros cuerpos, hablan y normalizan otras reflexiones que normalmente se esconden. «Queremos darle una lectura intencionada al traslado del espejo al círculo, es decir, pasar de la identidad de una paciente que sufre un trastorno alimenticio frente a un espejo que ejerce de árbitro y juez, a la red de apoyo y vínculos de mujeres que se abrazan y acompañan durante la enfermedad». Un equipo de psicólogos, psiquiatras y artistas han reunido los temas básicos que afectan notablemente a la población, como este caso, que repercute principalmente a jóvenes. En palabras de García de Cubas: «Nos consta cómo están las unidades de psiquiatría infantil, es un eje que hay que tratar. Las redes sociales proponen un imaginario tergiversado y con unos cánones con filtros absurdos que crean realidades paralelas», apela. También afirma que previamente siempre hablan con colectivos de pacientes que les transmiten sus sensaciones y opiniones ante las obras. «La experiencia del año pasado, cuando trabajaron la visibilidad del cáncer de mama, el 100% dijeron sí, gracias, esa soy yo y quiero que la gente sepa como soy. Solo por una visitante ya valió la pena, pues nos dijo que entraba a quirófano mucho más tranquila después de visitar nuestra exposición», cuenta el comisario. Y añade: «Nos gusta consensuarlo todo para que no haya ninguna arista, siempre nos han dado el adelante para no estigmatizar algo por lo que cualquiera puede pasar. De hecho, una de cada cuatro personas va a tener problemas de salud mental a lo largo de su vida, nadie está a salvo».
En segundo lugar, vemos «El Autorretrato gorra y dos cadenas», de Rembrandt, uno de los artistas más autorretratados en la historia de la pintura. Del artista incluso hay interpretaciones a posteriori de algunos expertos que hablan de patología de salud mental. «Cogimos una imagen icónica y conocida y la manipulamos para mostrar diferentes humores del alma humana. Distintos caracteres y capacidades de reacción ante estímulos», explica García de Cubas. De esta manera y de forma abierta, se observa una serie de seis caras, con ayuda del actor Damián Alcolea, quien padece un trastorno obsesivo compulsivo y posó para obtener diferentes gestos sobre el retrato original. En esta exhibición se ha tenido en cuenta el amplio abanico de enfermedades existentes con el fin de que todas ellas queden representadas. «Queríamos hablar de trastornos psicóticos en general, de forma abierta y empática, que abra múltiples discursos y versiones». Las diferentes caras presentes no solamente representan una patología en concreto, sino que nos puede representar a todos en nuestro día a día, cuando los problemas personales, sumados al estrés o a la falta de tiempo nos llevan a estados muy desfavorables. «Doctor, recéteme arte para el malestar de la vida», pronuncia el comisario, «pues vivimos en un mundo muy alejado de nuestra naturaleza ancestral y esencial».
Por último, nos encontramos con el gran tema terrible: el suicidio. La depresión grave e intento de suicido están, lamentablemente, a la orden del día. Frente al Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, de Domenico Ghirlandaio. Mediante una estética muy sutil, vemos a una mujer opulenta, bien vestida y peinada, pero cuya apariencia de felicidad engaña. El resultado recae en unas pastillas derramadas a su costado y, en sus manos, unas pinceles de pintura. «Hablamos de la renuncia a la sobredosis farmacológica y el camino de las artes como salvación. La cultura como sanación», explica el arquitecto. Unos niños de infantil se hallan sentados en círculo frente la exposición. Ese debe ser el principio.
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