Gastronomía

Finca Bandida, un tributo al arroz clásico y al atrevido

Mañana será la segunda edición de «Clandestinos y Bandidos»

Ramón Guillén. Finca Bandida.
Ramón Guillén. Finca Bandida. Cedida

Con el Mediterráneo como protagonista, la carta anuncia cada uno de los tesoros del mar, unos arroces de diez, unas maravillosas frituras, pescados y carnes a la brasa además de unos entrantes para abrir boca, como el aguacate al horno de leña con gambas. A Finca Bandida vamos a comernos el Mediterráneo en Madrid, pero lejos del bullicio del centro. Les cuento. Es el primer espacio, inaugurado el pasado 26 de septiembre, por el Grupo Cala Bandida, propietario de Cala Bandida, local del mismo nombre, situado en el mismo puerto de Jávea, y La Bandideta, en la preciosísima Cala de la Granadella. En Alicante, en la playa de la Almadraba, se encuentra Villa Bandida: «Hemos hecho una apuesta muy potente por posicionarnos en la capital, de ahí que lo hayamos hecho con la familia Ovejero», nos cuenta Lucas Gisbert, uno de los fundadores del citado grupo.

Tanto es así, que Finca Bandida ocupa 1.400 metros cuadrados de la Finca Grand Café y cuenta con una terraza tan agradable e inmensa, que apetece quedarse a cualquier hora del día: «Teníamos que traeros el Mediterráneo. Por eso, no nos veíamos en el centro de Madrid y, cuando nos enseñaron el proyecto de la finca, nos encantó. Ahora empieza nuestra temporada fuerte y estamos muy ilusionados con el proyecto», continúa. Nuestra conversación se centra en la segunda edición de «Clandestinos y Bandidos», que tiene lugar mañana. Antes de desvelarnos el nombre del cocinero invitado, nos recuerda que se trata de una cita en la que el arroz es el absoluto protagonista, de ahí que participe Edu Torres, de Molino Roca. Son dos chefs quienes elaboran su receta. Y, si en enero David González, de Epoq (Biarritz), y Borja Susilla, al frente de Tula y asesor gastronómico del grupo, ejercieron de «bandidos», mientras que Luis Valls, de El Poblet, fue el «clandestino», mañana los comensales probarán el arroz de Ramón Guillén, chef privado y cofundador de Gastronomía Gamberra: «Creímos que debíamos hacer algo para dar notoriedad al arroz, según la tradición valenciana y alicantina, que nosotros podemos aportar unida a la vanguardia de Borja», añade. Porque, para ser creativo ante un arroz es importante «quitarse las barreras mentales y saber que en ellos es posible arriesgar. En nuestra propuesta, uno de los que más gustan es el de pato, boletus y foie. Nos apasiona hacer los tradicionales y también los “Bandidos”, que son más atrevidos». Entre ellos, menciona un mar y montaña con carabineros y pollo, que entusiasma tanto como el de carabinero, codorniz y acelgas, que preparó Borja en la pasada edición. Tomen nota, porque mañana degustaremos el de rape, alcachofas y perrechicos y el de Ramón, con carabineros y alcachofas: «Durante el evento, el cliente participa muchísimo, porque pueden interactuar con los cocineros y preguntar lo que deseen de cada preparación», asegura al tiempo que anuncia que no podemos dejar de probar el aguacate al horno de leña ni la ensaladilla de mejillones.

Los arroces son la estrella, sí, así que en cualquier otra visita pruebe el de atún con gambas rebozadas y huevo frito e, incluso, el de bogavante con patatas y huevo frito, otra de las estrellas, que es posible degustar a cualquier hora del día, ya que la cocina permanece abierta desde el momento del desayuno hasta las doce de la noche. Siempre encontrará once vinos por copas y cerca de 80 referencias, que descansan en la bodega. Y, si la sobremesa se alarga en la terraza, opte por el tinto de verano Frozen, bebida hecha en sorbete a partir de una receta propia. Para acompañarlo en cualquier aperitivo, suyas deben de ser una de bravas, otra de buñuelos de carne mechada y la ensaladilla de mejillones con espuma de mejillones, naranja y aceitunas. De visita obligada.